EscucharEste martes 30 de diciembre, a las nueve de la mañana pasaditas, la doctora María Luisa Ávila se sumó a la selecta lista de personas vacunadas contra el covid-19 que hay en el país.
Ella, como funcionaria de salud de la primera línea de atención, forma parte del primer grupo de candidatos a ser protegidos contra el virus para poder atender a la población que se enferme.
Por eso conversamos con esta defensora de las vacunas --de todo tipo-- sobre su experiencia con la última que recibió.
-¿Cómo le fue?, ¿tenía susto de aplicársela?
-Siempre he sido un poco pendeja para las punzadas, pero me tocó una enfermera con muy buena mano. En otras ocasiones que me han vacunado por ejemplo contra influenza, tosferina o neumococo, no he hecho reacción.
-¿Qué sabe de la vacuna que le aplicaron de Pfizer/BioNTech?
-Usualmente con esta vacuna que estamos utilizando los estudios de investigación mencionan que probablemente durante la segunda dosis podría haber un poco más de dolor en el sitio de la inyección, enrojecimiento, un poco de cansancio de dos o tres días, pero las reacciones inmediatas, no he oído a nadie en el hospital con alguno y yo tampoco.
-¿Cuándo le toca la segunda dosis?
-Dentro de 21 días. Ya tengo mi cita apuntada para volverme a vacunar el 19 de enero. No podemos faltar, en caso de que estuviera de vacaciones, tengo que venir igual y no es recomendable si uno se vacunó, estar fuera del país porque sí es muy estricto que tiene que ser en ese plazo de aplicada la primera dosis que se debe poner la segunda.
Por eso se está vacunando en días que luego no caiga sábado o domingo que altere la planificación.
-Si se resfría para esa segunda fecha, ¿hay inconveniente en ponerse la segunda dosis?
-Si no hiciera fiebre de 38,5 o 39 grados, no habría contraindicación, o a menos que tenga una enfermedad grave.
-¿Ya puede bajar la guardia y dejar de lado las medidas sanitarias que nos piden las autoridades?
-No, todo lo contrario. Una semana después de la primera dosis se supone que los anticuerpos que uno va desarrollando empiezan a ser notorios en el organismo y después de la segunda dosis, es otra semana, si calculamos, para que tenga anticuerpos protectores, debe pasar un mes.
Eso significa que pese a estar vacunada tengo que seguir con las recomendaciones y esperarme a que una importante cantidad de la población también lo esté para originar el efecto rebaño.
Además, trabajo en un hospital y estoy expuesta a otros virus, entonces el lavado de manos es imprescindible y el uso de la mascarilla porque no sé cómo mi organismo va a levantar los anticuerpos neutralizantes, puede que sea perezoso y no lo haga, entonces siempre hay que cuidarse.
-¿Por qué es importante que los funcionarios de salud se vacunen?
-Es un asunto de responsabilidad. Si no me vacuno simplemente firmo y paso a la lista de no vacunados, la institución no va a tomar represalias contra mí, pero ¿qué pasa si empiezo a atender recién nacidos o niños con cáncer y por no haberme vacunado soy la que lo contagio y él se enferma y muere?, ¿cuál es mi responsabilidad? Los familiares, ¿cómo se sentirían de saber que quien lo contagió fue la doctora?
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-¿Qué les dice a los que aún tienen dudas de vacunarse?
-Lo primero es que hay que tener una actitud responsable ante las enfermedades. Muchas veces la gente cree que la información científica y de valor se obtiene a través de páginas que no son las correctas. A veces se cree que las cosas naturales les pueden servir, qué bueno que prefieran las frutas y las legumbres, pero también necesitan antibióticos si se enferman y vacunas para prevenir la enfermedad.
Es contradictorio porque hay una parte que está muriendo porque no tiene vacuna y otros que se mueren porque aunque tengan, no se la quieren poner. El ser humano no valora lo que tiene, hasta que lo pierde. La gente tiene que darse cuenta que somos un país afortunado al tener la vacuna tan rápido.
-¿Hasta cuándo debemos seguirnos cuidándonos?
-Creo que todo el 2021, ya con menos medidas restrictivas, pero siempre con las mismas precauciones y sobre todo considerar a las personas que tienen un riesgo mayor, como los adultos mayores con presión alta, diabetes y obesidad van a tener que cuidarse más que si tienen treinta años y no padecen de nada. Eso no le da vía libre a los jóvenes.
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