Una imagen dice más que mil palabras, y esa imagen nos la dejó este lunes Dennise Jiménez Rodríguez, directora del Liceo de Cañas, Guanacaste, quien llegó con las pilas puestas a que las lecciones reiniciaran.
Al encontrarse el portón cerrado con candado, como parte de las injustificadas protestas de los estudiantes, lo agarró a martillazos e ingresó al centro educativo.
Erick Ovares, director del Liceo de Santa Bárbara de Heredia, también siguió los pasos de Jiménez.
De esa forma ambos educadores mandaron una clara señal a los estudiantes, y que corran las ausencias. Los dirigentes estudiantiles la semana pasada fueron recibidos por la nueva ministra de Educación, Giselle Cruz. Al día siguiente los jóvenes, carboneados por sindicalistas, dijeron que se mantendrían con el cierre de colegios.
Insisten en oponerse a la eduación dual, que en resumen son las prácticas mejoradas que históricamente se han hecho en los colegios técnicos; tampoco apoyan las pruebas FARO, que surgieron en lugar de las de Bachillerato, exámenes cuestionados también por los mismos estudiantes durante años.
Además se oponen al proyecto de ley que se discute en la Asamblea Legislativa sobre las huelgas, las que serían prohibidas en servicios esenciales. Y ese es el objetivo de los sindicatos.
El gobierno ya cedió con la cabeza del anterior ministro Edgar Mora, ha abierto vías de diálogo con los diferentes sectores y no hay manera. Creo que ya es suficiente, la tolerancia de los ticos tiene su límite, como ayer también lo demostró el indignado chofer de un camión que eliminó barricadas y se abrió camino.