Paola Vega Rodríguez es una de las nuevas diputadas del Partido Acción Ciudadana, que desde el 1 de mayo empezó a bretear en la Asamblea Legislativa.
Eso sí, todos los días se sienta en la curul junto a su madre, doña Giselle Vega, al menos en espíritu.
La joven legisladora, de 31 años, tiene tatuado en su antebrazo izquierdo un diseño que ella misma le dio al tatuador, para que lo plasmara en su piel y así honrar la memoria de su madre, la mujer que la sacó adelante sola y le permitió ser quien es hoy.
Conversamos con la diputada, vecina de San Pedro de Montes de Oca, quien nos amplió más detalles sobre el significado del tatuaje.
"Yo siempre he sido amante de los tatuajes, cada vez que algo importante marca mi vida me hago uno, tengo cuatro en total. Este me lo hice recién fallecida mi madre, hace ya tres años que ella partió", recordó.
El tatuaje está compuesto de tres partes, el símbolo de la maternidad Celta, es una madre con su hija en brazos. La segunda parte es la flor siempre viva, que en cualquier época siempre está florida, pese al clima, y por último el árbol de la vida, una mezcla que ella diseñó en la mente.
Según la mitología Celta, el árbol de la vida representa un elemento sagrado de la naturaleza que ofrece protección, buena suerte y sabiduría. También representa la unión entre el cielo y la Tierra, entre los vivos y los muertos
"Lo que quiere decir es que mi mamá es eterna y aunque no esté en lo terrenal, va a estar siempre conmigo", agregó Vega.
Muy unidas
Ambas eran muy unidas, Paola es hija única y su madre la tuvo estando soltera.
"Siempre éramos ella y yo, murió muy joven, a los 50 años. Y era muy joven, por lo que además de una madre era una amiga y murió de un infarto fulminante", explicó la josefina.
Este fue el tercer tatuaje de los cuatro que lleva en su piel. Como es de imaginarse, lo consideró algo muy duro.
Gracias a la terapia y al apoyo de algunos amigos hizo un esfuerzo para honrar a su madre como se debe, que es el paso cuando se hace sin dolor.
"Decidí hacerlo cuando estaba en una etapa tranquila, ya la podía recordar con gratitud y con calma en el corazón, entre unos seis o nueve meses después de su partida", comentó la militante del PAC.
Paola recuerda a doña Giselle como una madre muy liberal que pese a que la criaba con disciplina, la acompañaba en sus locuras.
"Siempre le gustaron mis tatuajes y siempre averiguaba qué significaban. Siempre me acompañó, de hecho, desde como los 15 años fue conmigo a ponerme un piercing en la lengua. Era mi amiga, además de mi madre", agregó.
Se hizo otro tatuaje cuando cumplió sus 30 años, que es un caracol con sombras, cuyo significado es muy importante para ella, porque este animal siempre va a paso lento pero seguro y que tiene la capacidad de autoregenerarse mediante su baba. Cuando siente condiciones adversas se mete en su concha y toma un rato de tranquilidad para luego volver. Es una figura que le muestra resiliencia (capacidad de superar situaciones traumáticas) como mujer y como persona.
Otro de los tatuajes tienen que ver con los libros que le gustan, uno basado en el mito de Sísifo. La interpretación que le da la diputada es que el ser humano siempre va trabajando hacia algún objetivo. En la mitología griega, Sísifo fue condenado por los dioses a perder la vista y empujar perpetuamente un peñasco gigante montaña arriba, que siempre cae rodando hasta el valle.
El primer tatuaje fue en alusión al respeto por la naturaleza de los mayas que se lo hizo a los 15 años.
Su madre era psicóloga y fue la que le enseñó a tener mucha sensibilidad con las demás personas.
Paola escribió un emotivo mensaje en Facebook recordando a su madre el pasado 15 de mayo, Día Internacional de la Familia, en el que se lee que irónicamente ese día su progenitora, que era su familia entera, cumple tres años de muerta.
Es es mensaje que Vega compartió en las redes sociales: "Pienso que es razón de más para reflexionar sobre el significado de la familia. Desde que nací, aprendí que familia se le llamaba a ese espacio donde había amor. Tuve la dicha de ser criada por una mujer empoderada, sensible y excepcional.
"Mi madre, Giselle Vega, me crió haciendo las veces de padre y madre, enseñándome desde las cosas más básicas, como el sentido de justicia, hasta las cosas más complejas como una lectura de Simone de Beauvoir para saberme mujer con todos mis derechos.
"Mamá y yo fuimos una familia hermosa. Lo somos aún, nuestro amor sobrevive. Hoy la recuerdo con nostalgia y tristeza pero también con orgullo. Me enseñó desde niña a no parar hasta conseguir un país más justo, solidario e inclusivo. Hoy la intento honrar cada día tratando de ser un poco parecida a esa gran mujer que fue".