La diputada Andrea Álvarez Marín ha sido muy criticada porque algunas personas le quitan mérito a su capacidad y le dicen que ella está en una curul porque sus papás, el exdiputado Antonio Álvarez Desanti y la consultora internacional Nuria Marín Raventós, le abrieron el camino.
Además, le reclaman que unos edificios de su familia son alquilados al Gobierno para instituciones públicas. Ella se confesó con La Teja y nos habló de esos temas, pero también de otros aspectos de su vida que muchos desconocen, como por ejemplo, lo duró que fue superar su divorcio.
Andrea tiene 37 años y dice que la política ha estado presente en su vida desde que era muy niña, incluso pasaba las tardes en la antigua Asamblea Legislativa, en el despacho de su papá.
Nos contó un hecho que recuerda con nostalgia y significa mucho y es que con apenas nueve años un día entró al Plenario Legislativo y desde la curul de su papá dio un discurso político. Ahora Andrea tiene su propia curul donde da discursos de verdad.
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La legisladora es historiadora y salubrista pública y siempre se ha interesado mucho por el tema de la prevención del suicidio, precisamente ese tema fue el que la impulsó a luchar por una curul.
“Decidí que quería ser diputada porque sentía que no estaba impactando directamente a las personas que estaban en riesgo de morir por suicidio. A veces yo iba a dar charlas en ciertos lugares sobre temas de historia o de salud que incluían el suicidio, pero estos cuatro años tengo los focos puestos por ser diputada, siento que es una gran oportunidad de visibilizar temas que no han sido para mí lo suficientemente discutidos”, expresó.
Andrea dice que a ella siempre le ha gustado tratar temas polémicos, por eso ha hecho fotos sobre sexo, derechos de las persona no binarias, entre otros.
Gran momento
Álvarez asegura que uno de los mejores momentos que ha vivido como diputada fue cuando se aprobó una Ley de Salud Mental que ella defendió desde su llegada al Congreso.
“El día que se aprobó la Ley de Salud Mental, que también tiene que ver con prevención de suicidio, me puse a llorar en la curul y todavía me quiebro porque pienso en cuánta gente ha sufrido en silencio, cuántas familias han perdido a alguien por suicidio”, expresó.
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Andrea dice que recibe constantes ataques de troles y personas que la critican por hacer oposición al Gobierno, algunas de esas afirmaciones le afectan, otras simplemente las ignora.
“No me molesta cuando me dicen que llegué aquí por mis papás, siento un gran orgullo por mi familia. Lo que he hecho es como meterme en un túnel para enfocarme en mis temas y no dedicarme a responder a esas críticas”.
“Las críticas sobre los edificios que mi familia alquila al Gobierno sí me duelen porque son de la la época de mi bisabuelo que se vino de España, él llegó a segundo grado de escolaridad y con mucho esfuerzo construyó estos edificios y pues logró llegar a hacerse un nombre del cual me siento muy orgullosa.
“Antonio (Álvarez) no tuvo nada que ver con eso, solo porque después la tercera generación, que ya es mi mamá, se casa con él, se vuelve un tema controversial”, aseguró.
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Mejor amigos que esposos
Andrea se casó en el 2017 con su mejor amigo de toda la vida, José Fabio Ureña, pero el 31 de enero de este año se divorciaron.
La legisladora dice que tuvieron un matrimonio feliz, pero un día se dieron cuenta de que les iba mejor siendo amigos que esposos, así que decidieron terminar el matrimonio.
“No imaginé que sería tan largo el proceso de recuperarme del divorcio, recibí una gran lección de humildad porque no es un proceso lineal, sino que a veces va uno de peor a mejor o al revés”, confesó.
La diputada dice que pese a su divorcio sueña con volver a tener una relación bonita y uno de sus mayores sueños es ser mamá.
Álvarez dice que una vez que termine su periodo como diputada quiere seguir en el mundo de la política colaborando en mejorar el país en temas cruciales como el de la igualdad entre hombres y mujeres.
“Hemos avanzado muchísimo en ese tema, pero todavía hay desafíos en cuanto al ejercicio del poder siendo mujeres, por ejemplo, Jason Valverde, que es mi compañero de fracción, es cinco años más joven que yo y a él le dicen en todo momento ‘señor diputado’, ‘don Jason’ no diputado, a mí, en cambio, me han dicho desde ‘niñita’, ‘mi amor’, ‘mi reina’, ‘chiquita’, ‘Andreita’, osea, a veces también me dicen doña Andrea, pero, aunque parece algo tonto, no lo es porque eso demuestra que a él le dan su lugar como diputado y a mí no”, argumentó Andrea.