Andrea Barcenas Arauz no conoce el “no se puede”. Desde pequeña ha demostrado que, con esfuerzo y apoyo, todo es posible.
A sus 28 años, esta vecina de La Uruca no solo es una mujer trabajadora, sino un ejemplo de constancia y amor por la vida.
Desde muy niña, Andrea mostró una pasión enorme por aprender. Su madre, Elena Arauz Salgado, recuerda que su hija quería leer y escribir antes de que alguien siquiera se lo enseñara.
Sin embargo, en Nicaragua, de donde son originarias, la sacaron de una escuela porque “interrumpía a los demás niños”. Ese rechazo fue el impulso para que su familia buscara mejores oportunidades en Costa Rica.
LEA MÁS: Ayude a las personas con síndrome de Down comprando medias diferentes que nos hacen iguales
Aquí, la historia fue distinta. En la escuela de Las Brisas, en La Uruca, encontró el apoyo de la profesora Michell Segura, quien con paciencia y cariño la ayudó a crecer.
Más tarde, en el CTP de Ulloa, en Heredia, una profesora llamada Mercedes le enseñó habilidades para la vida en la materia de Educación para el Hogar.
Andrea no solo se graduó de bachillerato, sino que obtuvo una especialidad en cocina, demostrando que no hay límites cuando se quiere salir adelante.
Su esfuerzo dio frutos cuando hizo su práctica profesional en la panadería Musmanni y, más adelante, la Fundación “Yo puedo, ¿y vos?” la ayudó a conseguir trabajo en la Fábrica Nacional de Chocolate, donde lleva ya casi dos años.
“Me encanta mi trabajo, me encanta ir a trabajar. Me levanto desde las 4 de la mañana para alistarme porque entro a las 6. Salgo de la casa a las 5 con una sonrisa, porque amo lo que hago”, cuenta con entusiasmo Andrea.
Su labor consiste en empacar chocolates y productos, igual que cualquier otro trabajador de la fábrica.
“No hay ninguna diferencia, soy bien trabajadora”, dice con orgullo.
LEA MÁS: Regresa la campaña “Las llevo diferentes porque somos iguales” y usted puede ayudar
Su madre asegura que las personas con síndrome de Down pueden hacer lo que se propongan, siempre y cuando alguien les abra la puerta.
“Son personas responsables, amorosas y dedicadas. Nunca dicen que no, pero necesitan que alguien les dé la oportunidad para demostrar lo valiosos que son”.
Andrea no solo destaca en el trabajo, sino también en su vida personal. Maneja redes sociales, usa SINPE Móvil y saca dinero de su tarjeta con total independencia.
Además, el año pasado participó en un proyecto de diseño de medias de la campaña “Las usamos diferente porque somos iguales” que busca recaudar fondos para las personas con síndrome de Down.
En el diseño de las medias mostró su amor por el chocolate y la lectura, dos de sus grandes pasiones.
Su amor por los libros la ha llevado a leer en misa y a tener los textos de las lecturas diarias.
“Me encanta rezar el rosario, la música y hacer amigos. Al principio soy tímida, pero cuando agarro confianza, hablo un montón”, cuenta entre risas.
Su gusto musical es tan amplio que va desde bachata y boleros hasta música plancha.
Este 21 de marzo, Día Mundial del Síndrome de Down, Andrea celebrará con su familia, usando medias de colores diferentes como símbolo de inclusión.
“Es mi día, tengo que ir a comer algo rico con mi familia. Me encanta que me lo celebren y sentirme amada”.
Andrea es la prueba de que el amor, la constancia y la oportunidad pueden hacer la diferencia. Su historia es dulce, como el chocolate que empaca con orgullo, y fuerte, como su determinación de demostrarle al mundo que ella puede con todo.
LEA MÁS: Él es Mario, el joven pulseador con síndrome de Down que con su negocio, chinea a nuestros perritos
Usted puede ayudar
Andrea es parte de los 19 niños y jóvenes con síndrome de Down que, con amor y creatividad, hicieron los originales diseños de las medias de la campaña “Las llevamos diferentes porque somos iguales”, colección 2025.
Esta campaña es motivada por la Fundación Yo puedo, ¿y vos?, tiene el apoyo de Walmart y Red Point, nos invita a todos los costarricenses a llevar las medias con diseños diferentes entre sí, como un símbolo para manifestar las diferencias y que representa, al mismo tiempo, la igualdad de derechos y oportunidades para la población con síndrome de Down.
Estas medias diferentes de la campaña se pueden encontrar en 5 tamaños diferentes para que toda la familia sea parte de esta iniciativa, y tienen un valor de ¢2.400 el par.
Un porcentaje de las ganancias obtenidas por la venta de los calcetines fabricados y distribuidos por Red Point, se destina a apoyar los programas de integración educativa, laboral y social de las personas con síndrome de Down y otras condiciones de discapacidad, que desarrolla la fundación. La meta para este año es vender 60.000 pares de medias.
Se pueden comprar en 14 supermercados Walmart, 12 Masxmenos y 15 Maxi Palí del país. No deje de colaborar.