Hola, soy Cuca. Si ustedes me hubiesen conocido cuando nací, era una belleza. Nací en cuna de oro, en un lugar donde me tenían bien cuidadita, alimentadita y con mis vacunas al día. Realmente era la gatita más linda del mundo, una bebita hermosísima.
Fui tan linda que no pasó mucho tiempo para que una familia me adoptara. Se enamoraron de mí por ser tan pequeñita, cariñosita y juguetona, me dijeron que era justo lo que andaban buscando para su hija de 7 años.
Pasé dos años maravillosos con Isabella. Esa niña me amó y me cuidó. Éramos inseparables. Ella jugaba con sus muñecas y ahí estaba yo. Cuando Isabella comía, ahí estaba yo, cuando dormía, también. Pasaba bien peinadita, olía sabroso y hasta ropita me tenían.
De vez en cuando salía a la calle y volvía siempre adonde Isabella sin problema alguno… hasta que todo cambió. Un día que volví de la calle los papás de Isabella me levantaron y muy enojados dijeron que yo estaba embarazada, que así no me querían en la casa.
A la calle
Me echaron en una caja y me tiraron a la calle justo 24 horas antes de tener mis gatitos. Después me enteré que esa familia me adoptó no como un gato, sino como un juguete para la hija y cuando me embaracé ya dejé de ser ese lindo juguete y me botaron haciéndome sentir que yo fui la culpable por embarazarme.
Se acabaron la comida, las vacunas, los chineos y el olor bonito. Con mis gatitos ya nacidos, la calle se volvió algo muy duro. Soy una gatita de la Gran Área Metropolitana y no tengo dónde vivir con mis gatitos, dormimos donde nos caiga la noche.
Comencé a comer comida de cualquier basurero para poder sobrevivir, lo que me provocó dolores fortísimos de panza. Yo sé que los gatos no podemos comer cualquier cochinada, pero con hambre eso no se piensa. Me llené de parásitos, me puse flaca, se me cayó el pelo. Me veía muy mal.
Tengo que confesarles que perdí a mis tres hijos: uno se lo llevó el agua de un caño y se ahogó, otro se subió a un techo, se quedó pegado en un bajante y ahí murió. En fin, de mis tres hijos no me quedó ni uno, para peores, por correr por un pedacito de pollo no me fijé al cruzar la calle y un carro me atropeló, quedé renca y perdí un ojo.
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Ya no puedo más. No voy a luchar más. Los gatos, todos, somos muy vanidosos, no puedo verme así tan mal. Es hora de descansar.
Día Mundial del Gato
La historia de Cuca, aunque es mera ficción para hacer conciencia, sí está basada en las historias de cientos de gatos callejeros que nos contó doña Julia Rojas, quien es de la organización sin fines de lucro Catrix, la cual se encarga de recoger gatitos de la calle y de defender los derechos de los tatos.
Hablamos con doña Julia porque este 8 de agosto se celebra el Día Mundial del Gato, uno de los tres días que hay al año para los misingos.
Se decidió este día porque estamos en la época de mayor fertilidad de los gatos del hemisferio norte de la Tierra, justo en el que está Costa Rica. Los otros días son el 20 de febrero y el 29 de octubre.
Problema nacional
Cuca, antes de fallecer, nos contó que en la calle pudo conocer gatos callejeros de otras partes del país y con uno de los compartió fue con Toño, un peludito de Puntarenas que se vino para San José a ver si de milagro la vida le sonreía. También conversamos con él y nos contó su ruda historia.
“En Puntarenas la pasé fatal. Lo peor de ser un gato callejero en Puntarenas es la falta de agua, no tanto de comida, sino de agua. Por más que uno busca, nadie le da agua, incluso la gente cree como gran gracia que dándonos comida seca ya tenemos para seguir vivos.
“Como pasamos días sin tomar agua se nos dañan los riñones. Lo que sigue es un fallo renal fuerte, después no podemos comer nada, comenzamos a vomitar y nos morimos. No quería morir, por eso me vine para San José, pero, qué va, aquí está igual o peor”, contó Toño.
Doña Julia nos confirma que en las 7 provincias hay problemas de gatos callejeros. Es difícil saber cuántos, porque el gato se esconde, es diferente al perro, pero sí son cientos en todo el país.
Si usted realmente quiere celebrar como se debe a los gatos en su día, puede colaborarle con cualquier monto económico a la gente de Catrix, al SINPE móvil 8992-6914.
Mitos y verdades
La veterinaria, María Alejandra Gómez Murillo, de la clínica veterinaria Albavets, en Santa Ana, ya nos había explicado que no es cierto que los gatos nunca se enferman, lo que pasa es que son muy buenos escondiendo sus enfermedades, por eso es bueno llevarlos constantemente al veterinario.
A los gatos adultos, de 7 años en adelante, comienza a gustarles estar más en un solo lugar, eso no significa que estén deprimidos. No hay dos gatos iguales, incluso entre hermanos se comportan diferente, por eso hay que respetar cada forma de ser.
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No es cierto que los gatos se pierdan mucho, lo que pasa es que no se puede comparar con un perro. Son muy diferentes. El gato se va y siempre vuelve sobre todo cuando se siente muy cómodo en la casa.
No les gustan los escándalos ni los cambios bruscos. Si en una familia deciden de la noche a la mañana llevar un perro, eso puede provocar que el gato se vaya para siempre o por mucho tiempo.