Visitamos el bar Tenampa en San Isidro de Heredia y nos encontramos al típico tapis de pueblo, aquel que se toma sus traguitos siempre en el mismo lugar y que se caracteriza por ser buen conversador, alegre y bonachón.
El conversó con nosotros con la condición de no revelar su identidad, ya que tiene trabajo, novia y familia, por lo que prefiere que no se enteren para no tener broncas.
Él nos confesó que con tres birritas se tira a pista a bailar con cualquier tipo de ritmo, que le gusta tirarse las mejengas de Champions League en la cantina, así como los del torneo nacional para que no piense que discrimina.
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“A mí me da el borrachito alegre. No sé bailar, pero me da por hacerlo y vacilar, pero en plan tranquilo porque no me gusta hacer el ridículo, ni tampoco ver que lo hagan. Para bailar soy como los Picapiedra porque todo lo bailo igual”, dijo.
Dice que acostumbra tomar unas cuantas birritas con whisky y que no le molesta tomar solo. Además dice que le ha dicho una que otra tontera a alguna muchacha cuando está pasado de tragos, pero que nunca le ha echado el cuento a ninguna.
“Es cierto que es más fácil echar el cuento cuando uno anda con tragos porque el guaro va al sistema nervioso y entonces uno se envalentona. No le echo el cuento a nadie porque tengo novia”, expresó.
“Me acuerdo una vez en Guápiles tomamos un montón. Éramos varios y resulta que tomamos tanto que amanecimos en un camión que no era el de nosotros. En la cabina caben dos, pero estábamos seis, uno durmiendo con las patas arriba, bueno, no sé cómo hicimos para meternos ahí. Como a los 50 metros estaba el tráiler de nosotros”, dijo.
Lo que detesta este simpático borracho es que se arme una pelea, al punto que ha tenido que dejar a compas botados porque se meten a buscar pleito y eso no va con él.
“Imagínese ponerse de matón con maes que uno se tope al otro día, y ojalá de goma. Tengo amigos fanáticos que se enojan y pelean, por algún resultado, pero yo jalo porque no me voy a comer una bronca que no es mía”, dijo.
Añadió que le parece una bonita idea que exista el Día del Borracho, pero comprende que a algunas personas no les gusta.
“Se lo pueden tomar muy a pecho y hay que respetar. No todos tienen que estar de acuerdo”, dijo, mientras alzó la birra y brindó por el domingo y por todos los tapis.