Este Día del Niño representa un respiro para los más pequeños de la casa en medio de la pandemia.
El chinearlos y hacer que disfruten un día que está dedicado a ellos puede hacerlos recargar las baterías en la difícil situación que enfrenta el mundo.
Eso lo tiene muy claro la maestra de preescolar Elluany Villalobos, quien este domingo fue a visitar a casi todos sus estudiantes para llevarles un cariñito.
“Tengo 27 años de ser educadora y este año ha sido particularmente duro por el alejamiento que he tenido con los chicos. No es lo mismo verlos por la pantalla de una computadora que en persona. Quise ir a verlos pero, claro, con todos los cuidados del mundo. Primero les pedí autorización a los papás y ellos me enviaron un consentimiento firmado; usé mascarilla y los niños también y tanto ellos como yo usamos ponchos para poder darnos un abrazo.
“A cada uno le entregué una caja con confites, un quequito, una paleta y un globito. Fue increíble ver cómo se alegraban al verme. Los únicos que no pude visitar fueron unos que se fueron a vivir lejos del centro de Alajuela y a dos porque las mamás no me firmaron el consentimiento”, contó.
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La maestra trabaja en la escuela Maurilio Soto Alfaro, en Montecillos de Alajuela, y dice que extraña mucho el contacto con los pequeños.
“Me hace falta darles los buenos días, escucharlos reír, las travesuras y que me cuenten sus cosas. Ellos me tienen confianza y muchas veces uno se daba cuenta de ciertas situaciones porque me lo decían, entonces trataba de ayudar. Ahora no sé si están bien, si están pasando por algo difícil por que el verlos un rato en una videollamada no es lo mismo, eso me preocupa mucho”.
Fiesta en burbujas
Las familias de un condominio en Purral de Goicoechea también celebraron el Día del Niño por adelantado.
Allí se organizaron para hacer una fiesta, pero cada burbuja festejaba desde su patio.
El domingo anterior el lugar se llenó de música y adornos y cada familia sacó una mesa para compartir con los pequeños.
Johana Calvo fue una de las participantes y dice que sus hijas, María Celeste y Sofía, disfrutaron un montón.
“Cada familia puso algo para la bolsita de confites: snaks, caramelos, gomitas, entre otras cosas. Otros pusieron helados y los papás y mamás nos encargamos de comprarles una sorpresita a nuestros hijos. Los regalitos los escondimos en el condominio y por horarios cada burbuja salía a buscarlos.
“Una mamá se vistió de dinosaurio, otra de porrista y otra de sirena y se pusieron cubrebocas para ir a repartir las bolsitas a cada casa. Los chicos también se vistieron con trajes de fantasía para hacer que el día fuera más colorido”, narró Johana.
La mamá dijo que el estar en medio de una difícil situación mundial no significa que se deba pasar por alto un día tan importante para los pequeñines.
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Celebración vital
María Ester Flores, psicóloga experta en temas de familia, explica que para los chiquitos es vital festejar su día porque ellos lo tienen muy presente.
“Los niños son muy detallistas en cuanto a los rituales. Ellos esperan con mucha ilusión la Navidad, el día de su cumpleaños y también el Día del Niño. Este año en un escenario como el de la pandemia es más necesario salir de la rutina y festejar el día de los pequeños.
“Se puede hacer desde la casa, sin que la familia se exponga a contagios. Los papás pueden preparar la comida que más les gusta a los niños, hacen un quequito, comprarle una sorpresa. No tiene que ser algo extraordinario, solo algo que demuestre que pensaron en ellos, eso los hará sentir queridos y especiales.
“También es importante usar la creatividad, por un rato se puede hacer cambio de roles y que los niños sean los que den órdenes a los papás, es un juego que cambia la rutina y hará que los chiquitos disfruten. Es importante que ellos se sientan especiales, a gusto en sus hogares y que vean que son amados por sus papás. Eso les da confianza y los hace ser mejores hijos”, aseguró la especialista.