“Señales en el cielo, desgracias en la tierra”. Esta afirmación es herencia de nuestros abuelos.
Y ahora se nos dice que, este miércoles primero de febrero, ese viajero espacial llamado “cometa verde”, que aparece por estos lados cada 50 mil años, estará más visible para los ticos.
El astro, con nombre muy ecológico por el torno verdoso de su enorme cola, podría asustar a los muy creyenceros. Y, sobre esto, lo que se me ocurre decir es que nada que ver, más bien los invito a que no nos perdamos este espectacular regalo del universo.
Este obsequio espacial podrá observarse con la ayuda de binoculares y a simple vista en lugares oscuros, con el cielo despejado, donde podamos escapar de la contaminación lumínica (montón de luces por todo lado).
Y volviendo a las desgracias en la tierra, estas ocurren independientemente de las señales en el cielo.¿O acaso hemos necesitado de lunas rojas, cometas, eclipses, tormentas solares, para que aparezcan las lluvias de troles en las redes sociales atacando, pagados y hasta de gratis, a todo el que opine diferente? ¿Acaso hemos necesitado de eventos espaciales para haber perdido la tolerancia y el respeto a las opiniones ajenas?
Las desgracias están aquí en la tierra, sin ninguna relación con lo que ocurra fuera de nuestra atmósfera, por las malas decisiones que hemos tomado ya sea en forma individual o como sociedad.
Hoy como pueblo vivimos desgraciados momentos porque los líderes políticos de todos los partidos nos llevaron a tomar las peores decisiones al ponernos a escoger entre pésimas opciones durante décadas.
Al volver la vista hacia arriba, lo único que podemos hacer es suplicar al Creador para que algún día nos vuelva a iluminar como un pueblo orgulloso de su democracia, de su tolerancia, y que las podamos defender como Dios manda.