Esta es una historia de amor. También es una historia de absoluta y pura solidaridad. Dos amigas sintieron al mismo tiempo en sus corazones que ya no podían seguir sin hacer nada para ayudar en la guerra contra el cáncer de mama.
Es por eso que desde el 2019 ambas se “enlistaron” en el ejército tico de mujeres y hombres que pelean la guerra contra uno de los cánceres más mortales del país. Alzaron la mano y pidieron dos campos para ir al campo de batalla, uno para Itzel Segura Segura, la odontóloga y otro para Kimberly Chacón Rodríguez, la instructora física (trabaja en un gimnasio).
Ya con el uniforme de guerreras puesto se preguntaron, “¿y cómo ayudamos?”. Fue así como comprendieron que el don que tienen para las manualidades era una de las mejores “armas de guerra” con la que podían luchar y así nació “Pulseras con propósito”.
“Ninguna de las dos ha sufrido, pero tenemos familiares que han sobrellevado una enfermedad crónica que, si bien no es cáncer, nos hizo entender que alrededor de una enfermedad fuerte se necesitan muchas otras cosas más que el tratamiento específico de la curación.
“Comprendimos que una persona con una enfermedad crónica, además de la normal afectación de su salud, sufre afectación sicológica, económica, social, en fin, son muchas las necesidades. En muchos casos se ocupan terapias específicas, comprar otros medicamentos, ajustar para alimentación del hogar”, explica Itzel.
Vestidas de guerreras y con la armas listas, lo que seguía era ver en cuál trinchera entrar para comenzar a formar parte de la batalla y fue ahí cuando, con ayuda de las familias, comenzaron a comprar el material necesario para hacer pulseras que sirvieran para venderse y así ayudar a una o varias personas en su dura lucha contra el cáncer de mama.
En el 2019 llegaron las primeras personas para el primer caso. El asunto funciona así de simple: Itzel y Kimberly, apoyados por familiares, amigos y quien guste, compran todos los materiales y hacen las pulseras, la persona escogida se encarga de venderlas entre sus familiares y amigos y hasta usted también puede comprar, y el dinero recaudado es para esa luchadora con cáncer escogida.
El pasado 16 de octubre les presentamos el caso de doña Xinia Rojas Chavarría, vecina de Alajuelita, con 56 años de edad y quien está peleando la guerra contra el cáncer de mama.
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A ella la contactamos porque como ya pasó por 16 sesiones de quimioterapia intravenosa, 33 sesiones de radioterapia y para este mes de octubre del 2023 sigue con un tratamiento de quimioterapia oral, queríamos recibir consejos de doña Xinia sobre cómo sobrellevar las quimioterapias.
En menos de año y medio toda la vida de doña Xinia cambió casi que de la noche a la mañana y para siempre: su vida profesional, personal, familiar. Toda. Este cambio es culpa de un cáncer de mama en grado tres.
De la noche a la mañana pasó de trabajar a estar incapacitada y todos sabemos cómo golpea la incapacidad al salario. Peor, a doña Xinia, en medio tratamiento, la despidieron del trabajo porque la empresa cerró. Fue ella quien nos habló de la gran salvada que le están pegando con “Pulseras con propósito”.
“Robando” tiempo al tiempo
Ni Itzel ni Kimberly se dedican a las manualidades. Ya les dijimos que una es odontóloga y la otra instructora física. Es por eso que hacer las pulseras es algo que tienen que coordinar muy bien porque trabajan como usted y como yo, todo el día.
“Le vamos robando tiempo al tiempo. Después de trabajar llegamos a las casas y nos ponemos a hacer pulseras en medio de todas las otras responsabilidades de la vida. No lo vemos como un sacrificio, es un lindo esfuerzo para aportar un granito de arena contra el cáncer de mama.
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“Consideramos que el hecho de que una persona tenga una pulsera le recuerda lo importante que es ayudar. La pulsera debe tener un precio accesible para que la mayor cantidad de personas ayude y así a quien se elige al año (para octubre) realmente reciba una buena ayuda económica”, asegura Itzel.
Siempre se ponen metas, por ejemplo, para este 2023, en el caso de doña Xinia, hicieron 300 pulseras que se venden a 3.500 colones cada una. Si usted quiere colaborar puede comunicarse a través del WhatsApp 7292-6906 o en las redes sociales “Pulseras con Propósito” en Facebook o Instagram para ver la disponibilidad y el catálogo.
Ni la odontóloga ni la instructora física se gana un cinco con las pulseras, todo lo donan: materiales, tiempo, mano de obra. Casi una hora duran haciendo cada pulsera, también depende del diseño y estilo. Es que ahora están haciendo más juveniles y también más modelos para hombres.
“Cada pulsera es hecha con demasiado amor. Cuando comprendimos que era el momento de actuar, de no quedarse viendo, sino que urgía ayudar, nos llenamos de amor. Alegra mucho el corazón saber que con las pulseras se ayuda un poquitico a la lucha diaria que una persona tiene contra el cáncer. No vamos a parar, desde ya estamos pensando en 2024″, aseguro la odontóloga.