Cuando la pandemia estaba a punto de sorprender al mundo, muchas empresas pensaban en el teletrabajo pero como una posibilidad remota y ya sabemos lo que pasó.
Hoy, con Costa Rica a punto de cumplir 20 meses de pandemia, muchas empresas continúan en esa modalidad y otras poco a poco han ido retomando la “normalidad”, pero muchos de los trabajadores no están muy contentos de volver a la oficina.
Sandra Blanco quedó enamorada del teletrabajo. Ella es una educadora de preescolar quien retomó la dualidad (entre presencial y virtual) hasta julio pasado por un problema de infraestructura en la institución.
“Yo trabajo cuatro días presenciales y uno virtual. Dentro de las cosas buenas de estar en casa es que se puede compartir con la familia, no tener que gastar en gasolina, no se debe invertir tiempo en desplazarse hasta el centro de trabajo y no se debe madrugar tanto”, explicó.
Ese tiempo que se ahorraba (ahora solo es uno), en su caso, le rendía para poder hacer el oficio de la casa temprano.
“Cuando estoy en teletrabajo puedo alistar la comida y almorzar todos los días con mi hija, compartir con ella, creo que ese tiempo en familia fue lo más enriquecedor, además de que no tenía que estar buscando a alguien que me la cuidara”, explicó la breteadora.
Incluso, podía salir a caminar en la mañana, antes de alistarse y sentarse a trabajar frente a la computadora de la casa.
LEA MÁS: Ansiedad y soledad han afectado a empleados en el teletrabajo
Interacción social
Sin embargo, como punto en contra de trabajar en el hogar, reconoce que la falta de interacción social con los compañeros de trabajo y otras personas sí afecta mucho.
“Mi trabajo es muy humanitario y es difícil crear un vínculo con un niño por medio de una pantalla, por lo que a mí sí me hacía falta la parte presencial. Me encanta la interacción con los niños para incluso ver de cerca su nivel de aprendizaje”, dijo Blanco.
Pero volviendo a los “en contra” de regresar al trabajo presencial, Sandra también admite que cuesta por las madrugadas que debe pegarse cuando va a la oficina, ya que entra a las siete de la mañana y tarda como 40 minutos desplazándose hacia el kínder.
Otro temor que la aqueja es el covid-19, algo que le ha generado mucha ansiedad, pese a que tanto su hija como ella lo tuvieron el año anterior.
“Mi hija estuvo muy enferma (aparte del covid) por otra causa el año anterior y casi muere, por lo que quedé como con el trauma de la muerte y me afecta la idea de lo que pasaría si me enfermo (otra vez) y llevo el virus a mi casa y la contagio, o a mis papás de los que estoy pendiente muy de cerca. Eso me genera ansiedad”, explicó Blanco.
Empresas se adaptan
Alexánder Aguilar, director de la empresa Humano Inteligencia Empresarial, nos comentó que hay compañías e instituciones que están analizando regresar paulatinamente, precisamente porque saben que las personas van a estar resistentes a volver de un solo golpe cinco días a la semana.
Además, muchas se dieron cuenta de que su funcionamiento sufrió muchos cambios beneficiosos desde el punto de vista económico, porque ya no deben invertir tanto, por ejemplo, en la compra de insumos de limpieza, el café y el azúcar para darles a sus empleados al mes, papel higiénico, así como los servicios básicos.
“Hay muchas empresas que están analizando no volver a las oficinas el 100% del tiempo, hacerlo dos o tres días a la semana, dependiendo de los puestos de trabajo”, comentó basado en conversaciones que ha sostenido con otros profesionales en Recursos Humanos.
Un sentimiento entendible
Pero, ¿por qué se está dando este choque en algunos breteadores que los hace infelices el tener que volver a la oficina?
“Cuando nos encerraron en nuestras casas para teletrabajar, el cerebro se sintió a gusto, en una zona de confort y se acostumbró a todas las acciones que fue adquiriendo en el tiempo. Ver que invertía menos horas en transporte, se sentía cómodo con la ropa con la que estaba en la casa... Las empresas saben que devolver a su gente de un solo a trabajar a la oficina no va a ser favorable”, explicó Aguilar.
Igualmente, se dieron cuenta que sus empleados fueron muy rentables, eficientes y productivos desde sus casas, por lo que no tiene sentido devolverlos a como estaban antes de la pandemia.
“Las personas están ahorrando en ropa, zapatos, tiempo, calidad de vida”, recordó Alexander.
Alivio para algunos
En cuanto a lo positivo de dejar atrás el trabajo en casa, Aguilar cree que volver paulatinamente puede ser como un alivio para muchas personas que quieren volver a hacer su vida normal.
“Tenemos un cerebro social y necesita relacionarse, ver otras personas, conversar con personas distintas a su familia en el almuerzo. Necesita tomarse su café en otro ambiente”, comentó.