La semana que acaba de finalizar fue un completo tormento para doña Lorena Morales, por culpa de las presas. Para recorrer 28 kilómetros, Morales tardó tres horas en la ida y la misma cantidad de tiempo de regreso a su casa.
Esta señora, que vive en la segunda parada de La Carpio, confesó que desde el martes anterior batalló contra el caos vial que se apoderó de La Uruca y por eso duró ese montón de tiempo en llegar a su trabajo, en Alajuela. Tardó lo mismo para regresar a su casa.
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Doña Lorena es una de las tantísimas personas que la ha visto ruda camino a sus trabajos o centros de estudios, a causa del cierre del paso en el sector del Bajo Los Ledezma.
Morales es cocinera y comienza su jornada a las 7 a. m. Para ella, lo que pasa actualmente en carretera es fatal y le ha perjudicado montones.
“Todos los días debo tomar dos buses para ir a mi trabajo. Por lo general, salgo de mi casa a las 5:30 de la mañana, pero estos días he tenido que hacerlo a las 4 a. m. porque de lo contrario, no lo logro.
“Y pese al esfuerzo que hago, hubo algunos días en los que llegué tarde, porque las presas son de nunca acabar”, comentó.
Lorena añadió que en la tarde se repite la odisea, cuando sale de su trabajo a las 4 p. m. Antes de presenciar este caos vial, tardaba 40 minutos en salir de Alajuela hacia el centro de Chepe, pero ahora dura casi dos horas. Y ni qué decir del regreso a su casa.
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“Antes duraba unos 20 minutos, pero ha habido días en la semana en los que tardo hasta 1 hora y 20 minutos. En mi casa me espera mi mamá y mi hijo y cuando logro llegar, a eso de las 7:30 p. m. tengo que ponerme a limpiar, lavar, hacer todas las tareas de la casa.
“Espero que la próxima semana sea mejor, gracias a Dios no trabajo sábado ni domingo y ojalá baje la cantidad de carros, esta semana perdí demasiado tiempo. Espero que el Gobierno se ponga las pilas con este tema”, comentó.
Un suplicio
Situación similar vivió Virgilio Escoto, también vecino de La Carpio.
Este señor trabaja en construcción y durante esta semana estuvo trabajando en San Antonio de Escazú. Con su rostro cansado, entre la fatiga por la larga faena y las presas contó que esta semana tuvo que adelantar la hora de salida de la casa, para llegar a tiempo a su trabajo.
“Comienzo a trabajar a las siete de la mañana y ahora estoy llegando después de las siete de la noche a la casa. El servicio de buses de La Carpio es muy eficiente, pero en estos días hemos visto que los buses tardan más en llegar.
28 kilómetros recorre doña Lorena para ir a su trabajo.
“Ahora tengo que salir de la casa a las 5 a. m. y en los primeros días le avisaba a mi jefe por aquello de que llegara tarde. Tengo compañeros que han llegado tarde, porque al igual que yo, están tomando los buses más temprano y todo se acumula, el bus que antes iba medio vacío ahora va lleno”, expresó.
Virgilio sí destacó que este viernes observó menos carros que a diferencia de otros días de la semana y cree que la presa fue menos.
El trencito
Para hacer de tripas chorizo y ganar más tiempo, Xavier Velásquez, tomó dos trenes para llegar a tiempo a su destino.
Velásquez vive en Cartago y el viernes tenía que ir a Heredia y usó el tren por primera vez para llegar a tiempo a un compromiso que tenía.
“Cuando voy a Heredia lo hago en bus, pero como sé que hay tanta presa decidí tomar el tren. A pesar de que vivo en Cartago, nunca lo había usado y allá también hay trabajos en las carreteras y por eso, me infomé para tomar el tren y no atrasarme y la verdad me gustó, el tren duró una hora y si me hubiera venido en bus fijo tardaba más”, afirmó.