Como si se tratara de un ascenso hasta la cumbre del cerro Chirripó, así podemos definir el camino de vida del fisioterapeuta Armando Ortiz, quien poquito a poco fue escalando hasta llegar a lo que, no duda en afirmar, es el trabajo de sus sueños.
Tras terminar el cole dejó Guápiles, su tierra natal, para irse a San José a estudiar. Luego, en tiempos de pandemia, cuando no le salía trabajo y necesitaba seguir llevando comidita a su familia, le puso bonito como repartidor de comida exprés, pero él nunca detuvo su marcha y al poco tiempo llegó a su cumbre: ser el fisioterapeuta “oficial” del punto más alto de Costa Rica.
Pero, ¿por qué decimos eso de él? Pues porque trabaja en las puras faldas de la famosa montaña, ya que tiene su consultorio en el hotel Urán, que está a unos 100 metros de empezar el sendero que lleva a la cima.
Allí aplica vendajes preventivos, descargas musculares y aconseja a los caminantes para que su experiencia sea la mejor. Yo pasé por su atención y doy fe de que los vendajes ayudan montones a las rodillas al subir y bajar, y la descarga lo deja a uno como nuevo.
“Yo siempre he dicho que los planes de Dios son perfectos y el Chirripó en definitiva me escogió. La vida lo va preparando a uno porque antes de trabajar acá, el Chirripó existía para mí nada más en los libros de Estudios Sociales. Cuando vino el tema de la pandemia, la fisioterapia dejó de ser prioridad para muchas personas, entonces me puse a hacer Uber Eats. Un día me llamaron para venir a trabajar a Pérez Zeledón como fisioterapeuta y obviamente tomé la opción. Llegué a la casa y le dije a mi esposa: ‘Nos vamos para Pérez”, comentó Ortiz, quien está casado con Viviana Chaverri y son los papás de Liam y Camila, de 5 y 2 años. Él les agradece a los tres pues, sin su apoyo, jamás estaría donde está.
Aunque en ese momento no lo veía, el sendero que lo conducía a su trabajo soñado estaba muy bien marcado, no había forma de que se perdiera. Prueba de eso es que en su nueva aventura en el sur del país, tuvo un paciente que fue cocinero en base Crestones, quien le contaba todas las situaciones que viven los caminantes con problemas musculares, de articulaciones y más. Ahí se le prendió el bombillo.
“Me dijo que empezar en base Crestones era difícil, pero me presentó con la familia Romero, dueños del hotel Urán, con quienes estoy muy agradecido. Don Rohel (dueño del lugar) tenía el espacio para desarrollar una idea así (de fisioterapia), pero tal vez no sabía cómo desarrollarla, yo sí sabía cómo, pero no tenía el espacio”, recordó.
La cosa cuadró desde el inicio y empezó yendo solo los fines de semana, con un par de biombos y unas camillas, pero hoy tiene un consultorio con todo lo necesario para mejorar la experiencia de los caminantes. En solo cuatro años pasó de ser repartidor a tener el trabajo de sus sueños.
“Cuando veo a esos muchachos (los repartidores de comida) llevando agua y frío, lo que me hacen es recordarme lo agradecido que debo estar y valorar el esfuerzo que hacen. Sí me ha tocado esforzarme, entrarle con los tacos de frente al mundo del senderismo, que por años resolvía problemas con vendajes improvisados, pastillas o ungüentos”, mencionó.
Como parte de meterse en ese mundo, en el 2021 subió por primera vez a la cima del Chirripó y reconoce que le fue bien mal porque como primerizo falló en muchas cosas, pero eso le dio mucho aprendizaje y hoy ya suma cinco cumbres, lo que le permite darle una mejor atención a sus clientes.
Armando reconoce que, además de sus conocimientos de fisioterapeuta y lo que ha podido aprender de montaña, aprovecha la visita de tantos guías y senderistas expertos para sacarles información que pueda luego compartir, desde cosas tan básicas como usar los bastones, o el cómo se deben dar los pasos.
Aprovechamos para preguntarles los errores más comunes, para que la gente agarre bolados y nos detalló cuatro:
“La falta de descanso, vienen en un puro correr corre y con ansiedad, pero si no hay descanso, el cuerpo no se repara y ya ahí va en negativo. Luego está la hidratación, es muy importante la hidratación los días previos. También el tema de la alimentación, muchos comen muchos carbohidratos, pero descuidan la fibra, entonces van estreñidos para arriba y cuando llegan a base Crestones no tienen hambre, porque están taqueados. Por último está el tema de la preparación física, no es suficiente solo con caminar montaña o solo con ir al gimnasio, es una combinación de ambas cosas”, explicó.
Dice que ha vivido situaciones rudas, como una muchacha que cuando le faltaban cuatro kilómetros para terminar el descenso no pudo más, entonces un guía lo llamó y tuvo que subir en carrera para ayudarles a completar el recorrido con ayuda de una camilla.
También el caso de un muchacho que se dobló el tobillo y casi que se lo quebró por ir viendo el celular. Dice que la mayoría de casos graves es porque no se prepararon bien o no tuvieron una buena logística.
Finalmente aconsejó que suban con personas que tengan experiencia y que se informen bien para que la experiencia sea buena, ya que dice que muchas de las personas que la pasan feo es por un mal asesoramiento.
Antes de terminar, nos dijo que sus sueños no terminan, su meta es ofrecer sus servicios en base Crestones, estamos seguros que pronto le haremos un reportaje de eso.
Para dudas y para sacar citas lo puede contactar al 6432-5220 o seguirlo en Instagram y TikTok como chilltherapycr, además de contenido útil, comparte videos bastante vacilones.