Pablo Quirós es un joven de 21 años, quien desde hace un mes se despierta con una nueva motivación, pues está trabajando en el lugar de sus sueños.
Este muchacho fue diagnosticado a los 4 años con el Trastorno de Espectro Autista (TEA) y gracias a su familia y a sus profesores de colegio logró conseguir un espacio en un restaurante de comida rápida para hacer su práctica.
Pablo es vecino de La Tigra de San Carlos y es estudiante del colegio de Florencia. Está en duodécimo año y en este momento trabaja en McDonald’s, el lugar al que quiso llegar desde que era un niño.
En la Semana Nacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad no quisimos dejar pasar la oportunidad de conversar con Pablo, un joven que, debido a su condición, ha sido víctima de bullying y esto ha provocado que por momentos no quiera estudiar, pero su mamá, Gabriela Guerrero, nunca bajó los brazos y ha ayudado a su muchacho a salir adelante.
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“Me encanta la comida de McDonald’s, voy a comer ahí desde que tengo 4 años y cuando estaba en la escuela le decía a mi mamá que quería trabajar en ese restaurante.
“Recuerdo que me traían las colecciones de la Cajita Feliz y como en ese entonces no había restaurante en San Carlos, mi mamá me llevaba al que está en Alajuela”, contó a La Teja.
Esto dicen en el restaurante sobre Pablo: “En McDonald’s nos sentimos sumamente orgullosos de Pablo y su desempeño en la empresa, por eso seguimos comprometidos con la generación de oportunidades laborales para todas las personas, alineados en nuestro pilar de Igualdad e Inclusión”.
— Wendy Madriz, supervisora de comunicaciones de Arcos Dorados Costa Rica.
Realizado
La profesora guía de Pablo, Jéssica, junto a otra de sus docentes, doña Norma, fueron quienes se pusieron las pilas para que entrara a trabajar allí. Desde el primer día de la práctica ya tenía su uniforme y no se cambiaba por nadie.
“Este es un requisito para mi graduación, tengo que sumar un poco más de 300 horas. Trabajo de lunes a sábado y mis papás me ayudan para que llegue a tiempo, porque el restaurante queda a unos 50 minutos de mi casa”, afirmó.
Todos los días, Quirós se encarga de alistar los refrescos, recibir a los clientes y limpiar las bandejas en las que se sirve la comida.
“La práctica la termino a finales de mes. Hay que correr demasiado, pero me siento contento, mis compañeros me tratan bien, son muy tolerantes, me comprenden, me explican todo lo que necesito saber.
“Mi jefe se llama Jonathan y siempre está pendiente de mí, me pregunta cómo me siento y me encanta atender a la gente”, destacó.
A Pablo le encantaría seguir trabajando en McDonald’s una vez que finalice su práctica. Pero una vez que termine el cole desea hacer una pausa para luego entrar a la U y estudiar inglés.
Este muchacho juega y es un fiebre futbolero, es aficionado al Herediano y le encanta pasar tiempo con animales. Además, disfruta ver películas y conocer sobre actores de doblaje.
La cocina es una de sus pasiones, ama cocinar, pero le da pánico el aceite de los sartenes y por eso en su casa le ayudan para que pueda preparar diferentes platillos, sin exponerse a que le caiga aceite en sus brazos.
Un orgullo
Doña Gabriela Guerrero, la mamá de Pablo, comentó las luchas que ha emprendido con su hijo desde que fue diagnosticado con TEA.
“Soy profesora de preescolar y yo veía que le costaba adaptarse, en las fiestas no jugaba con nadie e inclusive llegué a pensar que era sordo.
“Hace muchos años era más difícil ayudar a una persona con TEA porque no se hablaba mucho del tema, ahora es más fácil y yo estudié otras cosas para ayudarlo, comprenderlo y fuimos estimulando el lenguaje hasta que logró desarrollar el habla y nos apoyamos con psicólogos, psiquiatras y muchas personas”, aseguró.
Doña Gabriela añadió que su hijo es muy distraído y hay que verlo a los ojos para darle la instrucción, hay que explicarle muy bien para que logre entender, pero una vez que él capta la idea, todo lo hace a la perfección.
Como toda mamá enamorada, está orgullosa de lo que ha logrado su hijo y en esta semana quiso enviar un mensaje en pro de la inclusión.
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“Nuestras familias no son eternas y queremos que nuestros hijos sean productivos en todos los aspectos de la vida, ellos tienen sueños. Acá en San Carlos hemos notado que se le da oportunidad a la gente con discapacidad fisica, pero no a la gente que tiene discapacidad cognitiva.
“Verlo a él en el restaurante para mí es un gran orgullo, es mi deber hacer todo lo que pueda para que sea feliz, decirle que no hay límites, hacer que se la crea, porque tiene planes y sueños”, manifestó.