El 2020 y Daniel Salas estarán vinculados para siempre en la historia de Costa Rica, será imposible en unos años hablar del covid- 19 y la pandemia sin mencionar o recordar al ministro de Salud.
El primer caso covid del país se dio a conocer el 6 de marzo pasado, sin embargo, desde inicios de este fatídico año, el doctor Salas y su equipo ya analizaban cómo enfrentar la llegada del virus al país.
Desde entonces y hasta el día de hoy, Salas es quien ha liderado la lucha contra el coronavirus en Costa Rica y en este momento, además de seguir trabajando en la lucha por contener los contagios, tramita la llegada de las primeras vacunas contra el mortal virus.
Por eso, y en ausencia del Festival de la Luz, actividad que se llevaría a cabo el sábado 19 de diciembre, el equipo editorial de La Teja escogió a Daniel Salas como el mariscal 2020.
El ministro conversó con La Teja y contó cuáles han sido los principales retos de atender este virus, así como las enseñanzas de lidiar con la pandemia. Además, agradeció el reconocimiento.
Un año de retos
-Don Daniel, ¿cómo valora el 2020?
Sin duda alguna ha sido de lo más complejo desde el punto de vista sanitario. Entender los determinantes económicos, sociales, las repercusiones en la pobreza, la violencia que se puede dar más allá de la enfermedad.
Hemos priorizado tratando de que el impacto de las muertes directas sea el menos posible, la complejidad multidimensional nunca antes vista, la integración país. Creo que en el 2020 el reto más grande ha significado, sin lugar a dudas, la articulación de la solidaridad, comprendernos como país.
-¿Cuáles han sido los principales retos en la lucha contra el covid-19?
Uno ha sido lidiar con algo de lo que no teníamos claridad y aún siguen habiendo interrogantes, la manera en que se transmite, siempre ha sido un virus respiratorio, pero, por ejemplo, había temas como la transmisión por aerosoles, la incubación, las comunidades, hemos ido descubriendo que es un asunto difícil de lidiar, pero poco a poco se han ido aclarando muchas de ellas.
También ver que el tiempo apremiaba y el riesgo de mortalidad incrementaba, que había que hacer una articulación rápida entre los diferentes sectores, era un reto enorme, pero al final sí hubo ganas de colaborar de los diferentes sectores.
Se ha hecho un buen trabajo con lo que el país puede dar, pensar en 21 camas (de cuidados intensivos) en marzo a 350 en este momento es algo que se pensaría que era ilógico, ha sido una maratónica increíble, en la que Costa Rica ha demostrado que pueden hacer muchas cosas.
-¿Cree que Costa Rica ya pasó lo peor o aún falta?
Cuando muchas personas se hayan vacunado se alcanzará la inmunidad colectiva y cuando las defensas estén presentes en la mayoría de la población, se romperán las cadenas de transmisión.
En este momento no tenemos la vacuna y no se han hecho los estudios para ver cómo funcionarían los anticuerpos con la exposición al virus y que nos permita retomar la vida como tiene que ser. Si en este momento nos relajamos es claro de que habrá una segunda ola tan fuerte que los servicios de salud colapsarán.
En este momento hay 1.895 fallecidos (al viernes anterior) y esa cifra se podría triplicar si hay un fallo en el comportamiento. Este es un momento crítico porque tenemos los pagos de aguinaldos, los regalos, la fiesta, vacaciones y si eso se suma a comportamiento inadecuado, claro que tendremos aceleración de la pandemia.
-¿La pandemia ha durado más de lo esperado?
Creo que estamos llegando a punto donde la vacunación empieza a ser un punto que permite el cambio, si pudiéramos hacer una vacunación masiva para alcanzar la inmunidad colectiva, sería un factor que en pocos meses podría marcar la diferencia.
Esperemos que haya una buena respuesta de la población para empezar a proteger a la gente, porque el hecho de que llegue la vacuna no quiere decir que no haya que aplicar las medidas sanitarias.
Habrá que seguir usando la mascarilla, el distanciamiento, aplicar la regla de oro de no ir a lugares si está enfermo, la desinfección de objetos, la virtualidad.
Aislamiento, muerte...
-¿Cómo lidiar contra una enfermedad que le quitó a su papá?
Mi papá, Eduardo Salas, se estaba cuidando muchísimo, al igual que mi mamá, Marta Peraza. Recuerdo cuando al inicio de la pandemia les dije que esto sería difícil y que teníamos que ser estrictos. Él llegó al hospital porque le dio un infarto, pero estando en el hospital se infectó y eso terminó facilitando que partiera de este mundo.
Como ministro, como persona que ha dado la cara, no deja de ser doloroso, creo que es el momento de más debilidad emocional en medio de esta pandemia. Todo esto es reciente, mi papá falleció el 16 de setiembre y esto también me ha ayudado a ser empático, porque también estuve aislado por tener contacto con él.
-¿Alguna vez pensó en tirar la toalla?
Es parte de la constancia, de la resistencia. Sería muy mal ejemplo de mi parte decir “ya dejo tirado todo”, hay que darle un mensaje a la población, de que sea constante, disciplinada, hay cansancio, ojalá esto pasara mañana, soy humano también y lo importante es entender eso.
Tenemos que estarnos animando entre todos, sería contraproducente que claudicara, daría un mensaje contrario a lo que estamos diciendo sobre la resistencia y hay que empujar para salvar vidas.
-¿Cómo maneja el estrés?
Tengo a mi familia. Mi esposa, mi hija, mis papás y hermanos, mi relación con Dios. Además, tengo un equipo de trabajo que ha sido importantísimo, que ha estado comprometido con la salud pública.
Se hizo chat con compañeros de medicina y es parte de la dinámica de apoyo. Mi esposa y mi hija han sido claves para dar esa milla extra de no desmayar.
-¿Cree que la gente le perdió el respeto al virus?
Creo que hay una fatiga mental y el deseo de retomar la vida como era antes, pero el hecho de usar la mascarilla no es suficiente, da la sensación de seguridad, pero si no se mantiene la distancia, se rompen burbujas eso aumentará las infecciones.
Si la gente piensa que el anuncio de la vacuna es suficiente y hace reuniones en espacios cerrados, no mantienen la distancia, no aplican el lavado de manos, caerán en una trampa mortal. Nosotros nos fatigamos, pero el virus no.
La gente no dimensiona que después de estar en una unidad de cuidados intensivos hay una recuperación. Hay rehabilitación a nivel cerebral después de conectarse a un respirador. En el país viven cinco millones de personas y tal vez muchos no han vivido el sufrimiento cercano, pero no es fácil lidiar con la enfermedad.
-¿Cuál es la principal lección que le ha dejado el manejo de la pandemia?
Uno tiene que estar preparado mentalmente para asumir retos fuertes. Cuando se acepta un reto puedo planificar y atender situaciones emergentes.
El respeto al hecho de que vivimos en sociedad y que nos obligaron a interrumpir la forma en la que la sociedad funciona. El ponerse en los zapatos de los que están sufriendo, sentir empatía, entender aún más el dolor ajeno.
También el tener que ser claros para explicarle a la población las cosas de la forma más sencilla posible. En momentos de desastre mental el ser transparente, decir las cosas como son es muy necesario y también aprendí sobre la capacidad del trabajo en equipo, lo que se puede lograr.
Una luz
-La vacuna llega a dar esperanza. ¿Hay noticias nuevas al respecto?
El acuerdo contempla una cobertura de un millón y medio de personas. El suministro se haría progresivamente en el 2021, iniciando en el primer trimestre de ese año.
-¿Quiénes serían los primeros beneficiados?
Probablemente se inicie antes de lo esperado, pero eso dependerá de los productores de la vacuna. Es una noticia positiva para el mundo, los países se están preparando, nosotros ya estamos trabajando el tema de la refrigeración, de cómo mantener las cadenas de frío, en las capacitaciones.
Estamos trabajando con la Caja en la definición de grupos y debemos pensar en disminuir la mortalidad, el contagio en adultos mayores, personas con factores de riesgo, al personal de salud, personas que por sus condiciones podrían contagiar.
-¿Qué es lo primero que hará cuando pase la pandemia?
Una de las primeras cosas que haré es darle un beso a mi mamá, darle un buen abrazo. Seguro sacaré vacaciones con mi esposa y mi hija, quiero descansar bastantes días, salir del estrés, ir a la playa.
Un regalito
-¿Le da nostalgia el hecho de cerrar así el año?
Uno entiende que la capacidad de supervivencia de los seres vivos tiene que ver con la forma de adaptarse. Esto es algo transitorio, llegó el covid para mantenernos en los niveles de reclusión que hemos tenido en estos meses.
En este momento ocupamos adaptarnos al momento, para tener navidades en los años siguientes.
-¿Cómo piensa disfrutar esta Navidad?
Tal vez visite a mi mamá, pero de entrada por salida. Siempre estoy pendiente de ella, pero la visito poco y cuando lo he hecho voy con la mascarilla. No es momento para hacer reuniones con toda la familia, eso conlleva un riesgo de aumentar el contagio.
Pese a eso, no se interrumpen los regalos, el ambiente navideño, la decoración, la música, eso lo mantenemos presente y ahí no debe interponerse la pandemia.
Esta es una Navidad única, estamos viviendo esta crisis mundial y si hacemos un esfuerzo adicional podemos salvar vidas. No podemos pensar que somos personajes de video juegos, donde tenemos muchas vidas, hay que darle valor al aprecio que sentimos por los seres queridos.
-¿Ya le hizo carta al Niño?
Mi deseo especial es que acabe la pandemia, contar con que mi familia esté bien.
A nivel material me di un gusto y me compré un parlante, lo estoy disfrutando escuchando mi música favorita: instrumental, jazz, música electrónica.
-¿Alguna vez asistió al Festival de la Luz?
Fui unas tres veces con mi hija, que está pequeña. Siempre está esa ilusión, sobre todo por los niños, tengo que reconocer que es una actividad que rompe con la monotonía de lo demás, es alegre.
Agradecido
¿Qué opina del reconocimiento que le hacen periodistas y la sociedad civil en cuanto a su labor?
Agradezco los gestos de reconocimiento. Esto no es algo que busco, porque cuando asumí el rol de ministro lo hice porque quiero provocar cambios positivos en la sociedad, que hayan mejoras en ciertos procesos, cosas que puedo aportar.
Lo principal ha sido trabajar para salvar vidas, no busco mi reconocimiento, valoro los gestos de cariño, de apoyo, uno ha entrado en una relación estrecha con la población. Amo mi país y por eso quiero seguir trabajando por él, no para buscar que la gente me reconozca; sin embargo, agradezco nuevamente las muestras de apoyo.