En enero pasado Maria Kusk, su esposo Mathias y sus hijos Arthur, Frodo y Johan hicieron maletas y dejaron su tierra natal, Dinamarca, para buscar una nueva vida en Costa Rica.
Maria es abogada y su esposo biólogo y ambos llegaron acá gracias a la Visa de Nómadas Digitales.
Esta familia visitó Tiquicia por primera vez en el 2021 y quedaron flechados por las bellezas naturales. Recorrieron varias partes del país y pudieron vivir diferentes experiencias, con distintos climas, naturaleza y estilo de vida y eso los hizo cambiar de aires.
En la actualidad, esta familia vive en la zona del Pacífico. Por un tiempo vivieron cerca de la playa y recientemente se fueron a la montaña. A través de su cuenta de Instagram esta orgullosa mamá cuenta detalles de su vida en este pedacito de tierra.
“Me siento en un cambio personal muy grande, que hubiera deseado experimentar antes”, afirmó.
- ¿Por qué decidieron mudarse a Costa Rica?
Necesitábamos un cambio grande. Solíamos tener un trabajo de tiempo completo, tres hijos, una casa grande y una vida ocupada. Queríamos trabajar menos, pero en Dinamarca los trabajos de medio tiempo no existen en nuestra línea de trabajo.
Sentíamos que estábamos dejando de lado la niñez de nuestros hijos y que estábamos encerrados en una jaula donde era imposible cambiar algo. Siempre tenía el pulso alto. Mi mente y cuerpo estaban menos balanceados y más estresados. Y extrañaba a mis hijos todo el día.
Queríamos una vida más tranquila cerca de la naturaleza y en Costa Rica todo es más calmado.
- ¿Qué es lo que más disfruta de Costa Rica?
La gente, es gente amable y que está orgullosa de su país. Además, tienen prioridades cuando se trata de cosas importantes en la vida. Nos hicieron sentir bienvenidos.
“Me siento en un cambio personal muy grande, que hubiera deseado experimentar antes”.
— Maria Kusk, danesa en Costa Rica.
La naturaleza. No sé si ustedes como costarricenses se dan cuenta de lo que tienen, porque están acostumbrados, pero ustedes viven en el país más hermoso del mundo. Personalmente he viajado mucho, pero nada se compara a Costa Rica.
- ¿Sus hijos disfrutan vivir acá?
Ellos aman vivir aquí. Muchas cosas son diferentes ahora. Pueden salir a tomar el sol siempre, pueden nadar y surfear, y estar en la naturaleza todo el tiempo. Pueden sentir también que sus padres están más tranquilos. Ha hecho un gran cambio en ellos.
No fue perfecto para ellos al inicio. El primer mes era el mes de “fase de luna de miel”, donde nuestra vida se empezó a sentir como vacaciones eternas o extendidas y estábamos sobre emocionados de todo lo que había aquí.
- ¿Qué ha sido lo más difícil a la hora de adaptarse a la cultura tica?
Cuando mis hijos empezaron la escuela, porque no hablamos español ni inglés. Tenemos nuestro propio lenguaje en Dinamarca. Empezaron a extrañar su antigua escuela por un tiempo.
Estamos aprendiendo a aceptar la cultura y ser más pacientes. Siempre recordamos que las reglas acá están hechas para los costarricenses, no para los extranjeros, entonces, si queremos vivir y ser felices aquí, debemos adaptarnos a su cultura.
Por ejemplo, donde vivíamos no hay “hora tica”. La gente en Dinamarca se molesta si alguien llega 10 minutos tarde. No podemos ser así en Costa Rica, porque nos estaríamos enojando la mayoría del tiempo.
- ¿Qué cambiaría de nuestro país?
No cambiaría nada, ustedes hacen lo suyo. Tal vez una cosa, sí, estamos tratando de aprender a hablar español y ustedes los costarricenses hablan demasiado rápido. Mi cerebro no es tan rápido, es difícil, debemos tener paciencia.
Creo que las direcciones son locas, honestamente no entiendo cómo la gente del correo encuentra nuestra casa. Postee algo en Instagram y los ticos empezaron a enviarme direcciones, eso me dio mucha risa, es único.
- Además de la naturaleza, ¿qué otras cosas aman de Costa Rica?
Amamos la comida costarricense. Comemos gallo pinto con salsa Lizano, casi que a diario. Mi plato favorito son los plátanos maduros. Cuando llegué a mi casa en Dinamarca después de mi primer viaje a Costa Rica extrañé mucho los plátanos maduros, porque en Europa no hay de ellos.
A veces siento que debí haber nacido en un país más exótico, amo el banano, el coco, la piña y el mango. No tenemos nada de eso en Dinamarca.