Doña Rosa Amalia Villarreal, vecina de Oriente de Santa Bárbara de Santa Cruz, llegó a sus 105 años de edad el pasado 30 de agosto y lo celebró en grande este domingo.
Su familia le organizó un pachangón con quequito y hasta marimba, la que doña Rosa ni lerda ni perezosa se tiró a pista a tocar, para demostrar que lo que bien se aprende, nunca se olvida.
Doña Rosa es otro caso de la longevidad que tienen los vecinos de Nicoya y Santa Cruz en Guanacaste y que le han valido al país ser incluido en las seis Zonas Azules del planeta.
Sus nueve hijos, 36 nietos, 54 bisnietos y 30 tataranietos le cantaron el cumpleaños feliz y le desearon que siga cumpliendo muchos años más a su lado, pues se encuentra lúcida y con una salud envidiable, como "chiquilla" de 30.
Doña Amalia recordó sus años mozos cuando tocaba la marimba, arte que le enseñaron sus hermanos en aquellos tiempos. Fue marimbera en los salones de baile donde amanecía tocando.
"Siempre he tenido una buena alimentación, antes lo que comíamos lo sembrábamos con nuestras propias manos. Me acuesto temprano y siempre me levanto a las 3 de la mañana, eso me ha ayudado a gozar de buena salud", explicó la centenaria mujer.
La cumpleañera está pura tejas y a sus 105 años, escucha superbién y lee sin usar anteojos, además de que tiene un ánimo envidiable.
Doña Rosa enviudó estando sus hijos muy pequeños, por lo que tuvo que trabajar en el campo sembrado maíz y haciendo tortillas, tamales, rosquillas, atol de maíz pujagua y perrereques y hasta comales en arcilla para llevar el sustento a su hogar.