Costa Rica es un país en el que siempre ha habido espacio para gente de todo el mundo. Aquí conviven infinidad de nacionalidades y culturas desde tiempos muy remotos y todas han enriquecido la identidad del costarricense.
Algunos de esos aportes pueden ser muy sutiles y los incorporamos a nuestra rutina diaria casi sin darnos cuenta. Eso ocurre con el lenguaje y también con la música, los bailes, la vestimenta y las comidas.
En el marco de este 12 de octubre, Día de las Culturas, quisimos compartir con ustedes algo de lo mucho que la cultura del Oriente Medio nos ha dado.
Lo hacemos aprovechando el proyecto de la Fundación Royalty, cuya directora general es Sibia Harrison y que organiza certámenes de belleza que ven más allá del aspecto de las mujeres. Ellos hicieron una sesión fotográfica con un gran mensaje incluido.
Juan Diego Quesada, coordinador del Programa de Lingüística Centroamericana de la Universidad Nacional (UNA), nos ayudó a conocer cómo se ha enriquecido nuestra lengua -- el español-- por la presencia islámica en España durante 800 años de dominación. El 95% de las palabras árabes que pasaron al español surgieron en esos años.
Esos términos, por supuesto, llegaron hasta nosotros con mucha fuerza a partir de 1502, cuando Cristóbal Colón llegó en su cuarte viaje a las costas de nuestro Caribe.
“La regla infalible es que casi todas las palabras que empiezan con ‘al’, son árabes, esa secuencia corresponde al artículo definido del árabe ال، compuesto de las letras alif y lam”, explicó Quesada.
Usamos muchos de esos términos a diario sin saber que provienen de tierras muy lejanas.
Ojo: almacén, algarabía, almohada, alcohol, alfombra y alhaja, son algunas. A estas se suman ojalá y los “calcos”, que son traducciones literales y entre las que resaltan las expresiones gracias a Dios, si Dios quiere, que Dios lo permita, que Dios lo perdone, entre otras.
También podemos citar la palabra “amén”, que es de origen semita (o sea, que pertenece a alguno de los pueblos árabes, hebreos y otros).
Hay términos que usamos mucho menos, como machalá. Lo curioso con este, que proviene del árabe “ma sha’Allah”, es que le damos el significado inverso al original, que es “lo que Dios quiso” o “así lo quiso Dios”.
Para nosotros es “Dios no lo permita” y hasta tocamos madera para reforzar la idea.
También tenemos nombres y apellidos hispanizados como Alí, Leyla (noche), Rashid, Omar, Gabriel, Yamil y Samia, entre otros y en la lista de los apellidos están Nassar, Beirute, Salom y Azofeifa.
Jorge Barrientos Valverde, profesor asociado de Historia Contemporánea de la UCR, también nos brindó su ayuda y agregó otros términos como alfajor, almería, alcántara, zancadilla, acequia, azul, azulejo, alcahueta y alcalde que le compartió su colega y especialista en el tema Roberto Marín Guzmán.
Arte en la sangre
La danza del vientre es uno de los bailes más conocidos por los ticos que tienen su origen en la comunidad árabe; pero Barrientos nos aclara que el baile es un aporte de la región del Norte de África y que variantes de acuerdo al país y a la tradición.
En el Oriente Medio predominan los grupos étnicos árabes y la religión musulmana, pero también existen otros muy diversos.
“En el ámbito religioso hay aportes importantes, en Costa Rica hay presencia de musulmanes, existe una mezquita en Guadalupe y sus seguidores siguen las prácticas cotidianas del Islam ya sea suniita o chiíta”, agregó el profesor de la UCR.
Nos contó que, a nivel general, la presencia árabe y musulmana han enriquecido el arte, la literatura (sobre todo la poesía), la arquitectura y hasta la ropa que usamos.
Nuestra población mestiza tiene una gran presencia de sangre árabe y características de esa población. Los ocho siglos que estuvieron los árabes en lo que es hoy España dejaron una huella profunda que los colonizadores trajeron hasta nosotros.
Además de las especias que ligamos a su comida (como el curry), debemos hablar de los cítricos (naranja y limón) y un producto estrella para millones en todo el mundo como el café, introducido por los árabes en la península ibérica.
Y debemos agradecerles porque hicieron lo mismo con la aceituna, el aceite, el arroz y el azúcar.
Belleza con mensaje
La directora del área social de Royalty Ana Patricia González participó en la sesión fotográfica y nos explicó que la drección del proyecto estuvo a cargo del fotógrafo y mister social Aaron Conde, en conjunto con su representada, la Academia de Danza Arabesque y el restaurante libanés Lubnah, que facilitó el lugar para las fotos.
Este proyecto artístico-cultural es el segundo trabajo que hacen las organizaciones y quisieron enmarcarlo en el concepto positivo que tiene el 12 de octubre, el encuentro de culturas.
Como docente que también es, Ana Patricia nos cuenta que su interés siempre ha sido aportar al arte y a la cultura del país desde distintos campos y por ello se apuntó a la idea de Conde.
Lo hizo a través de la academia Arabesque, las reinas de belleza Alinsi Aguirre Rodriguez, Gabriela Cano Quesada, Yorleny Jiménez Espinoza, Ana Patricia Gonzàlez y la invitada Ariana Castillo González.
Por parte de la academia participaron Sofía Morán Porras, Heyssel Arroyo Sandí y Alexandra Vargas Sánchez con la colaboración de Nisshi Design.
“La idea es inclulcarles además a las reinas ser embajadoras culturales y prepararlas integralmente para una mejor representación de nuestro país, al punto que me dijeron que se sintieron como en el extranjero”, dijo González.
Conde contó que la idea la venía desarrollando desde hacía bastante tiempo, cuando inició la investigación de la cultura para poder plasmarla en las fotos.
“Según mi investigación el baile del vientre proviene del Antiguo Egipto, pasó luego por los países árabes”, agregó el fotógrafo.
Luego de este lanzamiento exclusivo a través de La Teja, compartirán las imágenes en redes sociales y buscan un espacio donde realizar una exposición.
Kerlyn Araya es la directora de la Academia Arabesque y nos explicó que tiene alumnas desde los 12 y hasta los 62 años.
“Todas la disfrutan muchísimo y les ha ayudado en autoestima y conexión con su femeneidad”, explicó.
Una curiosidad del baile del vientre es que no puede faltar en las bodas de la cultura árabe, aunque por el machismo que predomina en esos países, las familias no comparten mucho que sus hijas sean bailarinas de este arte.