Comerse las uñas es un hábito bastante común entre los pequeños y podría ser más peligroso de lo que cree.
Muchos niños empiezan desde edades tempranas a morderse las uñas, sin saber que eso les puede causar daños en la salud.
La doctora Melissa Rojas, especialista en salud dental en niños, dice que el hábito de morderse las uñas se conoce como onicofagia, y fue clara en que no solo es malo desde una perspectiva estética, sino también por sus impactos negativos en la salud dental.
Se ha estudiado que el acto de morderse las uñas puede tener consecuencias desde fracturas dentales hasta infecciones que afectan la salud en general. También puede favorecer la acumulación de placa, propiciando gingivitis por placa bacteriana y caries a largo plazo.
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También puede contribuir al desarrollo de maloclusiones, que es la mala alineación de los dientes y la mandíbula. Al ser un movimiento repetitivo puede desarrollarse un problema que requiere tratamiento en ortodoncia a futuro.
“Las uñas son un espacio de acumulación para bacterias y gérmenes. Cuando los niños se muerden las uñas, estos gérmenes son ingeridos y se acumulan en los dientes y la boca. Esta acumulación puede dar lugar a infecciones orales dolorosas, como la gingivitis y la caries dental, la amigdalitis o infecciones gastrointestinales, afectando no solo la salud bucal, sino también el aliento”, explica la Dra. Rojas.
¿Cómo tratarlo?
Comprender las causas que causan el mal hábito es fundamental para tratarlo, puede estar relacionado con el estrés, la ansiedad o simplemente ser un comportamiento aprendido.
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Tener una conversación abierta y comprensiva con el niño es fundamental. Averiguar cómo se siente y qué desencadena el hábito puede ayudar a abordar el problema desde su raíz, brindando apoyo emocional, o bien, ofrecer alternativas saludables para liberar la tensión, como juguetes para masticar o pelotas antiestrés, puede redirigir el impulso de morderse las uñas hacia opciones menos perjudiciales.
El abordaje profesional puede contribuir de manera positiva al abandono del hábito y el enganche a estrategias para el tratamiento del mismo. Se pueden utilizar refuerzos positivos para incentivar al niño.