“Estuve a segundos de dejar tirado el examen de admisión de la UCR (Universidad de Costa Rica), me dio un ataque de pánico. Me preparé superbién, pero los nervios me estaban ganando, nada me salía y quería llorar, estaba desesperada.
“Entonces pedí permiso para ir al baño, tomé agua y me puse cara a cara con Dios, comencé a orar, le pedí de todo corazón que me ayudara, que me quitara los nervios. Le dije que lo necesitaba sentado conmigo y poco a poco comencé a sentir paz, a sentirme mejor. Volví a mi examen, me quedaban 40 minutos, lo agarré desde el inicio, comencé de cero”.
Esa es solo la primera parte de la historia del examen de admisión que hizo la sancarleña Fabiola Rojas Herrera, quien estudia en el Colegio Agropecuario de San Carlos, el cual es católico y, de hecho, el presidente de la junta directiva es el obispo de Ciudad Quesada, monseñor José Manuel Garita.
La segunda parte es que la muchacha estaba convencida de que no le había ido bien. Sí logró resolver toda la prueba, pero como lo hizo en 40 minutos, no tuvo tiempo de revisar las respuestas que iba marcando, por eso se convenció de que la puerta de la UCR se le había cerrado.
Fabi, como le dicen de cariño, sacó un técnico en Turismo Ecológico en el cole.
La tercera parte de esta historia llegó el pasado 11 de enero, cuando la UCR anunció los mejores promedios de su examen de admisión y la muchacha apareció como el cuarto mejor del país, con una nota de 787,92.
Esta gran noticia encontró a la estudiante sancarleña en Inglaterra, encerrada entre cuatro paredes porque salió positiva por covid-19. Pero ni el virus le quitó la alegría por este triunfo académico, sobre todo cuando recordó el ataque de pánico que vivió.
“Después de que me fui al baño, me bajé la mascarilla, tomé agua y le pedía Dios, puedo garantizarle que sentí el examen fácil, pero es que me preparé muy bien. Creo que los nervios me atacaron por la presión que sentía, sabía que debía sacarme una muy buena nota si quería entrar a la carrera que me gusta.
“Dios me ayudó, me dio tranquilidad y sentí su guía en cada respuesta. Claro, como humana al final creía que me había ido mal, pero ser el cuarto promedio del país del examen de admisión de la UCR me demuestra que sí, que Dios no me abandonó. Si hubiese sido por mí, los nervios me habrían vencido, todo lo hizo él”, asegura la estudiante.
Hablamos por WhatsApp con Fabi, quien todavía se encuentra en Carnforth, un pueblo de la ciudad inglesa de Lancashire, en un intercambio cultural con la organización Porta Antorchas. De hecho, ella es la única latina entre unos 100 estudiantes de todo el mundo. Está afinando su inglés.
“Debido al covid-19 he tenido dolor de cabeza, tos, irritación de ojos y me he sentido mal, con dolor de cuerpo, pero nada más, ha sido como un resfrío y es porque por dicha yo me vine de Costa Rica con las dos dosis de la vacuna que me pusieron en el Ebáis de Ciudad Quesada”, contó.
Ahora la sancarleña debe decidir si estudia Medicina en la UCR, porque le gustaría ser geriatra o neurocirujana, o bien Ingeniería mecatrónica en el Tecnológico de Costa Rica (TEC). Todavía tiene tiempo, asegura.