Los gringos van a disfrutar este lunes un eclipse total de Sol y en Costa Rica también seremos testigos de ese fenómeno, aunque nos llegará la colita y solo veremos cuando la Luna tape parcialmente al astro rey.
Esa maravilla en el cielo les recordará a muchos la experiencia vivida en Tiquicia el jueves 11 de julio de 1991, a las 2 p. m., cuando un eclipse total solar convirtió el día en noche por más de cinco minutos en todo el territorio nacional.
Tal vez los que en ese entonces tenían menos de cinco años de edad no lo recuerdan, pero los más grandecitos podrán sentir cierta nostalgia de haber sido testigos de esa maravilla de la naturaleza.
Los ticos que presenciaron ese evento hace ya 26 años fueron más afortunados que los que verán el eclipse de este lunes en Gringolancia, ya que en Norte América la luna tapará por completo al sol por un periodo de dos minutos, mientras que el de hace 26 años en Costa Rica duró cerca de cinco minutos.
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Fue tal la curiosidad y expectativa que había sobre el eclipse, que el presidente de aquel entonces, Rafael Ángel Calderón Fournier, dio asueto para que los empleados públicos pudieran tirarse el show. Muchas empresas privadas también les dieron chance a sus trabajadores.
La suerte acompañó a los ticos, ya que las condiciones del tiempo de ese día permitieron ver el evento en la mayor parte del país. En San José se ponía medio nublado de vez en cuando, pero a la hora de la verdad el sol y la luna se mostraron en su tan esperado encuentro.
Según publicaciones del periódico La Nación, durante el tiempo que ocurrió el eclipse no solo se puso oscuro como como la noche, sino que se sintió frío.
Lo curioso es que el mismo día del eclipse ocurrió un temblor de 3,2 grados, el cual se sintió en gran parte del Valle Central y en el Pacífico.
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Y es que la oscuridad fue tan prolongada que varios animalitos se fueron pollos con la pantalla que le hizo la luna al sol, o por lo menos así lo dio a entender José David Guevara en una nota para La Nación, cuando contó que las vacas se agruparon como para dormir y las gallinas se treparon a los palos, como si ya fueran las 7 de la noche.
Las luces de los postes del alumbrado público también encendieron motores antes de tiempo, por culpa de la finta que les hizo la luna al pasar frente al sol.
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