“Jamás imaginé que sería payaso. La primera vez que me vestí no fue para alegrar a nadie sino para poderme meter en el redondel de toros de Zapote porque le dedicaron un toro a los payasos del país y un grupo de amigos que sí eran payasos me animó y me vistieron.
“Todo comenzó por una corrida de toros allá por el 2015 y a partir de ahí comencé a vestirme de payaso. Me gustó demasiado y poco a poco, de la mano de Dios, entendí que tenía que ser un payaso servidor de Dios y en eso tengo ya 8 años”.
Así resume don Roy Sánchez Barrantes sus inicios como payasito, un criminólogo de profesión, que trabaja en la morgue judicial y tiene 47 años.
De lunes a viernes vive y trabaja entre muertos y los fines de semana se pone su traje y se va a alegrar a los niños como Chisvalín (una chisvala es una lagartija).
El nombre nació porque cuando era veinteañero en San Luis de Santo Domingo, en Heredia, a él y su barrilla de amigos les decían los Chisvala (o sea, los lagartijas) y cuando tuvo que ponerse el nombre oficial de su payaso buscó algo bien diferente.
De Chisvalín hablamos porque este domingo 17 de diciembre se va a vivir en el estadio Nacional, a partir de las 9 de la mañana, la edición 23 de la Fiesta Nacional de Navidad, “Jesús, a tus niños los cuida tu iglesia”, organizada por la Asociación Obras del Espíritu Santo, y él estará de principio a fin alegrando a los niños que se hagan presente al evento. Se esperan 35 mil pequeñitos de varias provincias del país.
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Antes del 2015 ya don Roy se había fogueado como un personaje que alegra a los niños, porque por varios años se vistió de la mascota de peluche “Rock”, el perro labrador del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
No lo hacía nada mal, tanto así que en el 2017 ganó el primer premio a la categoría de peluche y también ganó una mención honorífica por ser la mascota más traviesa, en el concurso de mascotas organizado por el Museo de los Niños.
“Desde antes de que naciera Chisvalín, yo era servidor en la Iglesia católica, en el movimiento Hombres en Victoria, que a su vez pertenece a la gran familia de Matrimonios en Victoria. Poco a poco mi pasión como payaso se fue mezclando con mi servicio a Dios y así entendí que Chisvalín debía ser un payaso que alegrara a los niños de la mano de Dios.
“Empecé a ir a convivencias y actividades de la Iglesia católica con niños y así fui afinándome en hacer alegrar a los pequeñitos con Dios como herramienta. Por ser un payaso evangelizador un día de tantos me topé con el padre Sergio (Valverde, de Obras del Espíritu Santo).
“El padre vio lo que hacía y le dije que podía servirle en lo que ocupara y desde hace unos 8 años colaboro con Obras del Espíritu Santo”, recuerda Chisvalín o, mejor dicho, don Roy, quien es Chisvalín, o los dos, porque son el mismo ¿Sí se entiende verdad?
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Comenzó a ayudar en la fiesta navideña que el sacerdote le hace a los habitantes de calle de San José y otras zonas del país y Chisvalín alegraba a los niños de familias sin hogar o de extrema necesidad.
Jesús y terapia
“Mi personaje tiene un humor con Jesucristo de la mano. Mi línea es de evangelización y de animación, de compartir con los niños de fabricarles sonrisas. Sacarlos mentalmente, aunque sea un ratico, de las dificultades que viven día a día.
“Me toca pasar todo un día de trabajo entre muertos porque trabajo en la morgue judicial y después de salir ponerme el traje de payaso para, según yo, ir a alegrar a los niños, pero en realidad ellos son los que me alegran a mí, son los que me llenan el alma porque no se puede explicar con palabras lo que se siente cuando un niño te abraza.
“Cada vez que un niño me abraza realmente yo siento a Jesús en mi vida”, explican los dos y los dos con el corazón arrugadito de felicidad al recordar esos abrazos de los chiquiticos.
Don Roy reconoce que su payaso le da tremendas alegrías y que eso lo valora demasiado porque al trabajar en la morgue judicial y vivir el país tiempos muy violentos, en los cuales incluso cerraremos el 2023 con más de 900 homicidios, su trabajo es mucho y tiene que ver cosas muy fuertes, impactantes.
“Siempre la gente tiene la misma canción: ‘¿A usted le pagan por lo que hace?’. Siempre respondo que no porque es lo único que puedo explicar, ya que decirle a la gente, al contrario, que yo soy el que debería pagar de tantas alegrías que los niños me dan, pues como que no van a entender. Esto no es por plata es por los niños sus sonrisas y que sean felices un buen rato. Cada risa de un niño es mi salario”, aclara con demasiada felicidad Chisvalín.
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Si usted tiene algún ministerio y ocupa al payasito, puede contactarlo por Facebook en el perfil “Chisvalín Ministerio de Evangelización”.