Don Prudencio Leitón, un viejito de 75 años y que vive en extrema pobreza, nunca más en su vida tendrá que preocuparse por si tendrá o no un techito digno para vivir el resto de sus días.
Él es uno de los 28 adultos mayores de Garabito, de Puntarenas, que vivirán dignamente en un hermoso condominio gracias a un novedoso proyecto de la Asociación Josefina Ugalde Céspedes, en Quebrada Ganado, de Garabito.
La iniciativa se llama Viviendas comunitarias para personas adultas mayores y consiste en darle un techo digno a viejitos en condición de pobreza extrema, que sean independientes.
Aunque las casitas se terminaron de construir el 30 de abril de este año, los abuelitos nada más están esperando que terminen de amueblarlas para mudarse.
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“Yo voy al centro diurno de la asociación hace un montón de años y estoy agradecido con esta oportunidad. Estuve operado desde noviembre y ellos me ayudaron con el diario por cuatro meses mientras me recuperaba. Soy pensionado”, contó don Prudencio.
El abuelito, que trabajó durante años en proyectos de construcción, está muy ilusionado con la posibilidad de compartir en un ambiente tan lindo con otras personas como él, con las que pueda estrechar nuevas amistades.
Otro de los “condóminos” es don Ramón Romero Peña, de 76 años, quien asiste al centro diurno desde hace 14 años.
Él, mientras está lista su casita, está viviendo en un cuartito en una propiedad que cuida y a la que le da mantenimiento.
“Son una belleza de casas, voy a vivir como la gente y yo me sé hacer todo solo, cocino, lavo, limpio”, asegura don Ramón.
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Novedoso
Flor Ugalde, presidenta de la Asociación Josefina Ugalde, nos contó cómo fue que nació un proyecto tan hermoso como este.
“Cuando nosotros comenzamos a ver que los adultos mayores vivían en unas cajitas de lata, empezamos a idear cómo hacíamos para ayudarlos. Lo que se pretende es que ellos vivan en comunidad y que tengan un hogar digno”, explicó Ugalde.
La diferencia de este nuevo concepto es que las casas pertenecen a la municipalidad o una asociación de bienestar social y estos les dan un derecho de uso al adulto mayor hasta su muerte.
Se hace así porque antes se les donaba la casa a los abuelitos, pero era muy común que algún otro familiar más joven se fuera a vivir con ellos y al tiempo lo terminaban madando a un cuarto agregado y ellos se adueñaban de la casa.
La ventaja del nuevo modelo es que ahora, cuando se desocupa una casa, se le brinda el beneficio a otro adulto mayor que lo necesite.
La idea nació hace 15 años, pero hasta ahora fue posible ponerla en práctica.
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“Esta es la modalidad que vamos a necesitar en el futuro, en diferentes partes del país y distintas clases sociales, porque en este momento las personas tienen uno o dos hijos o del todo no tienen, ¿qué va a pasar con nosotros?
“No nos van a poder atender, vamos a tener que hacerlo entre nosotros mismos, esa comunidad que existe hace que si yo el lunes amaneci media enferma, mi vecina del condominio viene y me ayuda con la comida, otro viene y me acompaña un ratito. Vamos a tener que tener esa solidaridad, porque no habrá tantos voluntarios como ahora”, agregó Ugalde.
A los beneficiados, además de la casita, también les brindan una serie de servicios adicionales porque, en el caso de ellos, el centro diurno le da comidita, terapia física, sicología, odontología y nutrición, o sea, no es que los dejan solitos.
“Si por ejemplo, el adulto mayor tiene un problema de cadera y no puede limpiar la casa, le mandamos una persona una o dos veces por semana para que le limpie. O si tiene problemas de visión que no le permitan cocinarse solo, le damos la comida”, agregó doña Flor.
Adaptadas
Cada una de las casas están en todas para que los viejitos se desenvuelvan sin contratiempos, adaptadas con rampas, los baños cumplen con la ley 7.600 con soporte para agararse. Hay un botón de alarma dentro de la casa para llamar en caso de emergencia, hay cámaras en las áreas comunes y teléfono con conexión con el centro diurno.
Si la persona vivía sola o con un amigo y quiere seguir viviendo con él, así se pasa; si es un matrimonio donde ambos son adultos mayores, también pueden recibir la casita.
La asociación brinda servicio de centro diurno, red de cuido y ahora las casitas.
“Este espacio permite que los adultos mayores cuenten con la oportunidad de un hogar digno, donde se les respetará su independencia, la intimidad, la toma de decisiones personales, sus costumbres y gustos”, explicó doña Flor.
En el desarrollo del proyecto participaron la Municipalidad de Garabito, la Junta de Protección Social, el INDER, así como la AJUCE, además recibieron apoyos de CONAPAM, Casa Presidencial, el ICE, ASADA, el Ministerio de Cultura y otros.