Las campañas políticas calientan en los candidatos las ganas de darse baños de pueblo.
Por eso los vemos alzando chiquitos acabados de levantarse, apercollándose a viejitas, besando manos como si fueran galanazos, cachete con cachete bailando en los pasillos de los mercados, encaramados en el bus por primera vez en su vida. Esa parte del guion la conocemos porque se da cada cuatro años.
Pero la campaña que viene, que se cerrará con las elecciones de febrero del 2022, tendrá otras reglas, quizás para alegría de los propios candidatos, que no se verán en la obligación de aparentar ser muy piso’e tierra y podrán culpar al coronavirus si rechazan comerse un gallito en una casa sencillo.
La pandemia, que ojalá siga perdiendo fuerza, no permitiría aún que los políticos se metan en tumultos fingiendo sencillez bajo ropa de marca.
Irene Jara, consultora en imagen pública y experta en temas de protocolo, nos pone en la realidad: en tiempos de covid-19 todo cambia... hasta la forma de llevar una campaña electoral.
Explica que quienes estén interesados en gobernar deberán ser muy creativos y agarrarse de las redes sociales, que serán un buen medio para llevar su mensaje a los electores sin molotes ni besuqueadera.
“Los candidatos deberán apostar a la honestidad real, al liderazgo y a la valentía. Una persona que quiera asumir la presidencia en estos tiempo debe ser muy valiente. Hablo de una honestidad real porque ahora no hay nada oculto, las redes sociales y los medios de comunicación se encargan de sacar todo a la luz”, detalla.
Dice la experta que los aspirantes deben mostrar su lado más responsable y cuidadoso de la salud propia y de la ajena.
“Deberán andar siempre su cubrebocas bien puesto, lavarse las manos con frecuencia y mantener el distanciamiento social, todo eso forma parte de su imagen. Ya no solo deberán cuidar los colores de la ropa que usen y que no anden un pantalón arrugado”, explica Jara.
Por nada del mundo deberán olvidar su botella de alcohol en gel, esa que --según las malas lenguas-- han andado siempre para echarse en las manos luego de mucho saludo.
Mucho brete
La experta nos dice que la imagen de un candidato presidencial debe empezar a construirse al menos cuatro años antes de la campaña política. Hay que tantear el terreno, medir cómo lo ven los electores, cuidar su reputación y trabajar sus redes sociales, entre muchos otros detalles.
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Para todo eso le hace falta un buen equipo, que en esta nueva realidad se encontrará con el desafío de la pandemia.
“Esta vez los candidatos no podrán ir a visitar el mercado Central, no sería bien visto que causen una aglomeración. No podrán escuchar las peticiones del pueblo a viva voz mientras se comen un gallito, ahí es donde entran la creatividad, el uso que deben hacer de las encuestas y otras herramientas para descifrar cómo ganar votos”.
El politólogo Sergio Araya piensa que con la baja en los contagios de covid-19 en el país y el cambio en las medidas sanitarias, los candidatos sí podrán reunirse con la gente, eso sí, respetando las medidas sanitarias.
Él ve posible que en unos meses el panorama haya mejorado y eso les eche una manita a los políticos.
“Si ya volvieron los estudiantes a las aulas, ya se reúne la gente en las iglesias y hay más apertura del comercio, no veo por qué no puedan los políticos hacer reuniones paga escuchar las necesidades del pueblo. Eso sí, respetando los aforos, usando mascarilla y cumpliendo las demás medidas sanitarias”, opina Araya
Muy mal visto
Araya piensa que si aparece un candidato tratando de pasarse de listo (que nunca falta) y quiere brincarse los protocolos, es muy probable que la gente se lo eche en cara.
“No creo que la gente esté dispuesta a tolerar que un político se le acerque a una viejita o a un chiquito para abrazarlos. Si alguno insiste en eso, la misma gente lo va a rechazar, podrían solo alejarse de él o hasta reclamarle su falta”, dice.
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Araya piensa que esta vez los votantes serán mucho más desconfiados que en años anteriores y que eso se debe a la crisis.
“Podría pasar que el político que tenga las mejores propuestas, las más aterrizadas y la mayor popularidad vaya a una actividad y tenga la mascarilla mal puesta y abrace a alguien y eso lo haga perder la confianza que ya había ganado. Aquí todo cuenta”, aseguró.
Político precavido vale por dos
Roberto Thompson es uno de los políticos que ya oficializó su precandidatura y la peleará en la convención del Partido Liberación Nacional (PLN), que está prevista para junio.
Thompson dice él se aferrará a las redes sociales para hacer política.
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“Todos estamos llamados a ser conscientes y a dar prioridad a la vida de las personas, por eso es fundamental respetar los protocolos sanitarios. Esta campaña será alejada del abrazo y del apretón de manos y debemos ajustarnos a eso como lo han hecho en otros países.
“Hay que hacer cambios y trabajar aún más duro, si antes se hacía una reunión con trescientos líderes comunales, ahora habrá que hacer seis reuniones con cincuenta personas y en lugares abiertos para poder cumplir con los protocolos”, dice Thompson.
Por su parte Pedro Muñoz, precandidato del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), piensa que la pandemia no debería afectar la forma tradicional de hacer política y que el país no puede paralizarse por el covid-19.
“Aun con esta pandemia, yo llevo casi un año recorriendo el país. Con mi mascarilla y el alcohol en mi bolsillo, no he dejado de ir a los pueblos, siempre manteniendo el distanciamiento social y cumpliendo los protocolos”, expresó.
Los votantes son inteligentes y saben que, ahora más que nunca, a ciertos políticos lo más seguro es decirles “de larguito, más bonito”.