Diorveth Alvarado Ortega, de Hatillo 3, se contagió de covid-19 en agosto del año pasado.
Diez meses después su familia vive un calvario debido a las secuelas; afirman en la Caja Costarricense de Seguro Social se pasan la bola de un lado para el otro mientras Diorveth sigue con problemas para caminar y hablar.
Fernando Agüero, el esposo, nos atendió muy amablemente, tal y como lo hizo el pasado diciembre cuando en una nota les presentamos este caso (”Uno siente el frío de la muerte cuando se enferma de covid-19″).
Los buscamos para ver qué tal les había ido desde entonces.
“Para mí es importante aclarar que antes de tener covid-19, mi esposa trotaba casi todas las mañanas, llevaba una vida normal y además no tenía diabetes. Cuando se contagió la pasó muy mal, pero salió adelante, el tema es que quedó postrada en la cama varias semanas, algo pasó, pero los músculos de los pies y de las manos le comenzaron a fallar. No podía levantarse, ni agarrar un lapicero, ni hablar bien”, explica Fernando.
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“Hemos ido avanzando, como familia nos unimos para ayudarle porque la Caja no se define. Realmente consideramos que ella necesita rehabilitación, pero en el Cenare (Centro Nacional de Rehabilitación) nos dicen que no es paciente para rehabilitación porque las secuelas que le quedaron del covid-19 son sicológicas”, añade.
A Diorveth la atienden en el Hospital San Juan de Dios, la mandaron a Neurología y el resultado fue que no le encontraron nada. Después le dijeron que podría tener una parte del corazón inflamada, en otro momento que los problemas podrían ser causados por una falla en la tiroides.
Al verse con problemas para caminar, hablar y agarrar las cosas, Diorveth entró como en una depresión y eso bastó, explica el esposo, para que en el hospital dijeran que tenía una depresión profunda y la remitieron al Hospital Nacional Psiquiátrico.
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De ese centro médico la devolvieron porque consideraron que no era tema de ellos, incluso, afirma el esposo, les insinuaron que Dioverth se hacía la enferma.
“Mi esposa camina porque en la casa le ayudamos con su rehabilitación. Ella necesita rehabilitación profesional, pero en el Cenare no se la quieren dar, dicen que lo que ella tiene no es culpa del covid-19.
“Me pregunto, si ella era normal antes del covid-19 y después quedó en una cama, ¿cómo se atreven a decir que no es consecuencia del covid-19? No entiendo a los doctores”, asegura Fernando.
Pero esta familia no afloja, seguirá luchando para que al menos le hagan a Diorveth una tomografía axial computadorizada, algo que --según el esposo-- no le han hecho hasta ahora.
El doctor Marco Aguilar, siquiatra del Hospital San Juan de Dios, no nos habló del caso de Diorveth porque no hay sistema debido al hackeo que sufrió la CCSS hace varias semanas, pero sí dijo que existen casos documentados en Europa de pacientes que después del covid-19 quedan con algún problema cerebral que afecta las capacidades motoras y del habla.
“Con la pandemia todavía vamos aprendiendo de camino sobre las secuelas, eso es un hecho”, aseguró.
Mientras tanto, Fernando es contundente: “Diez meses después mi esposa no camina bien, no habla bien y no es atendida bien. No entiendo cómo la gente se descuida tanto con el covid-19, todavía no ha pasado y las consecuencias pueden ser muy agresivas. No dejen de usar mascarilla, por favor, háganlo por su familia”.