A las 2:50 a.m. de este martes sonó el despertador y sin pensarlo mucho me tiré de la cama.
Quería completar mi esquema de vacunación contra el covid-19 lo antes posible y no me hubiera perdonado el desaprovechar la oportunidad de adelantar la segunda dosis, que originalmente estaba programada para el 21 de septiembre.
Me metí al baño y a las 3:05 a.m. ya estaba vestida con un buzo cómodo, una camiseta, tenis y suéter.
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Me alisté un sándwich para mí y otro para mi hermano, quien decidió acompañarme para que no me fuera a pasar nada. Les puse unas rebanadas de mortadela y de queso amarillo, los tosté un poquito y los eché en una bolsa. Además, alisté dos botellas con agua.
A las 3:24 a.m. eché dos banquitos plásticos al carro y nos fuimos para el mall Zona Centro, en San Rafael Abajo de Desamparados.
A las 3:30 a.m. llegamos y ya había cuatro personas antes que nosotros, un muchacho estaba acostado en la acera bien cobijado. Los otros tres (un viejito y dos señoras) tenían poquito haciendo fila y estaban comentando entre ellos que ayer (lunes) mucha gente había llegado muy temprano.
Las tres personas que llegaron primero no iban a vacunarse, sino a cuidar campos.
Al rato todos nos quedamos en silencio, la madrugada estaba oscura, no se veía la luna por ningún lado, pero por dicha teníamos una lámpara al puro frente.
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Un frío terrible
A las 3:50 de la mañana empezaron a cantar unos gallos que se oían a lo lejos y se escuchaba pasar uno que otro carro por la calle principal, que está a unos 150 metros. Un gato negro con blanco andaba rondando el lugar, era el único movimiento que se veía.
El frío empezó a apretar, tuve que ponerme un paño en la cabeza para calentarme las orejas.
A las 4:10 a.m. llegó la siguiente persona de la fila, una mujer que se alegró al ver que ya había gente porque tenía miedo de quedarse sola.
A las 5 se aclaró el día, pero el frío continuaba. Eran pocos los que habían llegado después de mí, unos tres apenas, no pude evitar pensar que mejor hubiera dormido un par de horas más, pero ya ni modo.
A las 5:30 me dio hambre y me comí el sándwich. Mientras desayunaba empezó a calentar el asunto y a llegar más gente a hacer fila.
A las 7 de la mañana continuaba el frío intenso, nadie se quitaba los abrigos y cada quien se entretenía como podía, algunos que fueron en burbuja hablaban entre ellos y otros jugaban o mensajeaban con el celular.
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Cada vez más cerca
Cuando empezaron a llegar los enfermeros se sentía más cerca la hora de la vacuna, eso terminó de despabilar a los que todavía estaban envueltos en la cobija que se llevaron para hacerle frente al frío.
Faltando 15 minutos para las 8 llegó el carro que llevaba las vacunas, ya para ese momento todos estábamos inquietos, sobre todo los que nos pegamos la madrugadota, porque pasar cuatro horas y media sentada en un banco con semejante frío no es muy agradable que digamos.
A las 8:24 de la mañana, con 24 minutos de retraso, llegó el momento de entrar al centro comercial. Una mujer con traje de enfermera nos señaló el camino y nos dijo que mantuviéramos la distancia en todo momento.
Llegamos a un segundo piso y ahí me revisaron el carnet y me pidieron la cédula, borraron la fecha de vacunación que estaba para el 21 de septiembre y pusieron la de este martes, luego me dijeron que pasara al vacunatorio número dos.
Mientras caminaba, la verdad me sentí muy feliz y afortunada, sé que miles de personas han muerto en todo el mundo porque no tuvieron la oportunidad de vacunarse.
Me atendió una funcionaria de nombre Adriana, superamable, me explicó que aunque la primera dosis que me pusieron fue de AstraZeneca, en este caso me iban a poner la de Pfizer porque la otra estaba agotada.
En todo momento estuve tranquila porque más bien he leído que en países europeos empezaron a poner como segunda dosis la de Pfizer (a los que recibieron primero la de AstraZeneca), y luego de hacer análisis se dieron cuenta que hacer el mix más bien daba una mayor efectividad contra el covid-19.
Adriana me enseñó cómo la preparaba y me dijo que tenía que disolver la vacuna en un suero porque el liquido del frasquito viene muy puro, además, me explicó que de cada vasito sacan seis dosis.
El pinchazo fue cualquier cosa, Adriana me dijo que me levantara la manga de la blusa, me enseñó la jeringa con el líquido, me vacunó y luego me mostró que estaba vacía, ni me dolió.
Luego me recomendó que no me pusiera ningún líquido en el brazo, que tampoco me rascara o frotara y me pidió que me sentara durante 15 minutos para descartar una reacción alérgica, pero todo salió superbién.
A las 9 de la mañana estaba de vuelta en mi casa, lista para ponerme a trabajar y feliz, porque aunque sé que debo seguir cuidándome y respetando todos los protocolos sanitarios, ya en un par de semanas voy a tener defensas que me ayudarían a defenderme mejor del covid en caso de que tuviera que enfrentarme al virus.
El Ministerio de Salud informó este martes que en la semana epidemiológica 34, que abarcó del 22 al 28 de agosto, se sumaron 15.367 casos de covid-19, el promedio de casos diarios es de 2.195. En cuanto a los fallecidos, esa semana sumó 127 muertes, 22 más que la anterior. Este martes 31 de agosto se sumaron 2.581 contagios, 14 fallecimientos y se mantienen 1.180 personas hospitalizadas.