A Costa Rica no le fue muy bien que digamos en el más reciente Índice de Percepción de la Corrupción (IPC).
Y es que, si bien nos fue un poco mejor que en años anteriores, eso no quiere decir que no tengamos una nota que deja mucho qué desear.
Para que se haga una idea de cómo está el arroz. La nota máxima que se puede obtener en este índice es 100. Bueno, Costa Rica obtuvo un 58.
Si estuveramos en el colegio, ni aunque redondeen la nota pasamos.
Antes de continuar, es importante aclarar, ¿qué es el Índice de Percepción de la Corrupción?
En pocas palabras, se trata de un informe elaborado año con año por la organización no gubernamental Transparencia Internacional, que revela el nivel percibido de la corrupción dentro del sector público de distintos países.
Para llegar a los resultados, se toman datos de diferentes fuentes, que van desde encuestas y evaluaciones de expertos, informes de organismos internacionales y hasta estudios de analistas.
¿Para qué sirve?
Pues muy sencillo, por un lado, sirve como una guía para comparar los niveles de corrupción entre países, ayudando a los gobiernos y ciudadanos a exigir mayor transparencia.
Y, por el otro, funcionan como referencia para inversionistas y organismos internacionales, sobre si es buena idea o no hacer negocios con un país.
Así que sacar una buena nota es importantísimo.
Tambaleado
Con esta nota de 58, Costa Rica se deja el puesto número 42, de entre los 180 países evaluados, mejorando por poco la nota de años anteriores.
Para hacer la comparativa, en 2023 obtuvimos una nota de 55, es decir, este 2024 repuntamos tres puntos.
Si lo vemos así por encimita, no suena como una mala noticia, pero haciendo un análisis profundo del informe, vemos que si bien ganamos tres puntos, en cuatro de los siete parámetros que se usan para sacar esa nota, estamos peor.
Los parámetros que mejoraron son: el índice de riesgo (riesgos económicos, políticos, etc), el índice de transformación hacia democracia y el índice que mide los riesgo financieros.
Al otro lado de la moneda, los índices en los que nos fue peor son: Grados y tipos de democracia, Estado de Derecho y Gobernanza, Competitividad y condiciones generales sin cambio.
El lado positivo es que esta nota no se ha ido para abajo en los últimos años, lo negativo es que aún estamos muy lejos de llegar al promedio de las democracias plenas, cuya nota promedio es de 73 puntos.
Media tabla
En La Teja nos sentamos a conversar con Francisco Barahona y Gustavo Araya, dos analistas políticos, para que nos explicaran este resultado y si ver una mejora en esta nota podría significar que los ticos estamos cada vez más acostumbrados a la corrupción.
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“En realidad, tres puntos para arriba, tres puntos para abajo es un poquito más del margen de error. Entonces yo no lo tomaría ni en un sentido ni en otro. O sea, ni hemos mejorado ni estamos peor. Estamos como neutro”, explicó Barahona.
“Si le restamos a esos tres puntos al margen de error, quedamos en 0.1-0.4, entonces no es un cambio representativo”, añadió.
Araya tiene una forma un poco más positiva de verlo, pero igual cree que deberíamos estar mejor.
“¿Nos podemos poner contentos? Sí, pero esto es como un campeonato de fútbol en el que uno dice: ‘Bueno, entré a media tabla y sí, está bien, pero eso significa que no está en la final ni entre los mejores. Aún queda mucho por hacer”.
Ahora, la pregunta del millón: ¿esto signficia que los ticos estamos cada vez más acostumbrados a la corrupción, al punto que ya no asombra?
De los dos expertos, solo Barahona se aventuró a responder y esto fue lo que nos dijo:
“Yo no apostaría por eso”, dijo Barahona. “Sí, la gente ve varios casos de corrupción, pero lo más grave es que no se resuelven.
“Lo que hay más bien es un desánimo, desde mi perspectiva, de la gente. No es que se crea que haya menos corrupción, sino que el combate institucional a la corrupción es débil en Costa Rica, y no solo débil, sino a lo mejor hasta aprovechado por los sectores que cometen esa corrupción”.
Ollas destapadas
En los últimas décadas, varios casos de supuesta corrupción han dado de qué hablar en Costa Rica, acá les dejamos algunos de los más sonados:
- Caso “Cementazo” (2017): Se investigó una supuesta red de tráfico de influencias, corrupción y financiamiento político, relacionado con la importación de cemento chino por parte del empresario Juan Carlos Bolaños.
- Caso “Cochinilla” (2021): Se reveló una presunta red de sobornos y dádivas en la contratación de obra pública, que involucra a altos mandos del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi).
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- Caso “Diamante” (2021): Similar al caso “Cochinilla”, nada más que en este caso están involucrados alcaldes y exalcaldes, así como empresas constructoras, en una supuesta red de corrupción relacionada con contratos de obra pública.
-Caso “Costa Rica Próspera” (2022): Se está investigando la existencia de dos supuestas estructuras paralelas que financiaron la campaña electoral del presidente Rodrigo Chaves, sin haber declarado dinero al Tribunal Supremo de Elecciones.
- Caso “Barrenador” (2024): En este caso se investiga a Marta Esquivel, expresidenta ejecutiva de la Caja y otros altos mandos, por supuestos delitos de tráfico de influencias en la contratación de cooperativas para la administración de Ebais.
Y claro, no se pueden olvidar casos como Alcatel, ICE-Fischel o la misma Trocha.