El cuidado del ambiente en Costa Rica logró que en 2020, el 59% de nuestro territorio estuviera cubierto de bosque.
Muchos de esos bosques fueron arrasados años atrás para dedicar las tierras a la ganadería, pero un enorme cambio de mentalidad consiguió la recuperación.
Ese logro del país fue reconocido con el Premio Earthshot, que destaca esfuerzos por la preservación y que le entregaron a Costa Rica el príncipe William de Inglaterra y la Royal Foundation.
La ganadería ha sido muy importante en nuestra tierra. Eso queda muy claro si, por ejemplo, le echamos un vistazo a los escudos de los cantones. En 22 encontramos cabezas de ganado, vacas solas o con crías.
A las tierras dedicadas a la ganadería les ha pasado lo contrario que a los bosques, su extensión no crece desde hace más de 20 años, nos dice Jorge Segura Guzmán, coordinador del Programa Nacional de Ganadería del MAG.
“Comerse un bistec tico es motivo de orgullo porque se cuida la biodiversidad, el agua, el clima ya que el sector ganadero captura más gas contaminante del ambiente del que produce”, añade.
El Premio Earthshot parecería alegrar únicamente a los ecologistas, pero no es así. Ganaderos y finqueros también tienen razones para festejar.
Antes la cosa era distinta. Desde mediados de los cuarenta y hasta mediados de los noventa, nuestro país deforestó el 80% de sus bosques. Había una cruda cifra de 8.000 hectáreas arrasadas por año solo en los noventa; éramos uno de los países con más deforestación en Centroamérica.
¿Por qué tal desastre? A partir de la década de los sesenta se cortó bosque para dedicar la tierra a la ganadería ya que Estados Unidos les ofreció a los ganaderos ticos millones de dólares en préstamos para que produjeran carne vacuna.
A finales de los noventa la deforestación se comenzó a frenar. El país se dio cuenta de que estaba pelón de árboles y arrancó uno de los procesos más difíciles entre los humanos, un cambio cultural.
En 1997 empezó el pago por servicios ambientales, es decir, darles plata a los dueños de fincas a cambio de conservar el bosque.
Se comenzó a hablar de seguir con la ganadería, pero pensar en verde. Mantener las reses sin botar el bosque y más bien comenzar a sembrar árboles en las zonas ya arrasadas. Se dijo que era posible una ganadería más eficiente, producir lo mismo (o más) en el mismo espacio (ojalá menos).
Escudos del orgullo
El cantón de Cañas, Guanacaste, es uno de los 22 (de los 83 del país) que tiene en su escudo una vaca.
El alcalde Luis Mendoza asegura que eso los llena de orgullo porque, sin dejar la ganadería, evolucionaron hacia una más responsable y eso también les permite celebrar el premio al medio ambiente dado por Inglaterra.
“Antes de los noventa teníamos una ganadería muy criolla, con sus virtudes y defectos; hoy la ganadería va de la mano con el comercio, o sea, se esmera por ser eficiente para poder competir.
“Doy un ejemplo: la hacienda Solimar, en la zona de Porosal, tiene como nueve mil cabezas de ganado y practica la actividad de la mano de la tecnología y con la recuperación de bosques. Hace muchos años, se abrían grandes extensiones de terreno, se botaban árboles para la ganadería. Eso se acabó, la municipalidad de Cañas tiene un programa de reforestación en el cual les donamos árboles a los finqueros para que reforesten”, dice Mendoza.
Pedro Rojas, alcalde de Sarapiquí, también habló del orgullo de tener una vaca en el escudo cantonal ya que es parte de la actividad económica local.
“El cantón entendió hace muchos años la necesidad de mantener fuerte la ganadería de la mano con la ecología. Las fincas ganaderas del cantón cada día piensan más en verde y conforme avanza el tiempo suben las hectáreas reforestadas”, aseguró.
Don José Miguel Jiménez, alcalde de Río Cuarto (Alajuela), destaca con alegría la vaca en el escudo de la tierra que dirige.
“Tenemos una muy fuerte producción ganadera y va muy de la mano con el MAG para que sea cada día más amigable con el ambiente. Constantemente los ganaderos son capacitados con nuevas técnicas de reforestación para que sepan qué hacer, por ejemplo, cuando en sus fincas hay una naciente de agua.
“Río Cuarto tiene producción de búfalos ya que su manejo es más ecológico, los búfalos ocupan más árboles y eso se hace en el cantón se esté reforestando constantemente. Avanzamos para convertirnos en un cantón verde con reconocimiento internacional porque apostamos también a un turismo en armonía con la naturaleza”, explicó.
El 35% de la leche que consume el país se produce en el cantón de Alvarado, en Cartago.
Juan Martínez, su alcalde, dice que la ganadería es una de las piezas fundamentales de la economía local y que hace cuatros años se vio muy afectada por las erupciones del volcán Turrialba.
Eso obligó a llevarse para otros cantones cientos de cabezas.
“La actividad ganadera ha regresado y con más fuerza, eso sí, siempre de la mano con el respeto a la naturaleza. Tenemos en la municipalidad una política muy firme contra la tala de árboles. Nuestros finqueros son muy ecológicos, entienden que el ganado ocupa sombra, ocupa árboles que fijen los nutrientes. Solo tener potreros no es negocio para nadie”, afirma Martínez.
Luz verde al cambio
Alajuela es la provincia que tiene la mayor cantidad de fincas dedicadas al ganado: 7.933.
El último Censo Nacional Agropecuario que hizo el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), le pone números al tema.
“De las 93.017 fincas agropecuarias que hay en Costa Rica, el 28,5% tienen como actividad principal la producción de ganado vacuno, lo que representa 26.489 fincas; el 24,3% la producción de café y el 21,7% otras actividades como caña de azúcar, aves de corral y palma aceitera, entre otras.
“A nivel nacional los cantones de San Carlos, Pérez Zeledón y Sarapiquí tienen el 21,2% de las fincas con ganadería”, dice el censo.
El ministro de Agricultura y Ganadería, Renato Alvarado, dice que la ganadería de Costa Rica es diferente a cualquier otro tipo de ganadería del mundo.
“Conserva el 18% del territorio nacional como bosques y resguarda más de 20 millones de árboles dispersos en potreros”, afirma.
Bistec con orgullo
Jorge Segura Guzmán, coordinador del Programa Nacional de Ganadería del MAG, aclara con números la realidad de la “ganadería verde” del país.
“El 38% del territorio costarricense está en manos de ganaderos, ese dato habla claramente de la importancia económica y la cantidad de tierra que tiene la ganadería. El 18% de los bosques del país están en manos de ganaderos. Entre todas las fincas ganaderas que hay en el país hay 30 millones de árboles. Estos son números actuales y reales de una ganadería diferente, ecológica y amigable con el ambiente”, comenta Segura.
El coordinador recordó que la ganadería en el país tiene más de 450 años de existir, que entre los años cuarenta y los noventa del siglo pasado la mentalidad era botar bosque para hacerle campo al ganado, pero eso cambió.
“Hoy nuestra ganadería es diferente, le aporta a los bosques, a la ecología, es amiga de la naturaleza. No se parece en nada a la ganadería de Estados Unidos, Colombia o Brasil, por ejemplo. Nunca dejamos de producir carne, de hecho, el país es autosuficiente en carne y leche con espacios menores de terreno que hace veinticinco años”, detalla.
“Desde hace más de veinte años los espacios nacionales de ganadería no crecen, hablamos del 20% del territorio nacional. En el país hay unos 27 mil ganaderos cuidando sus fincas, ¿cuántos guardaparques tiene el país cuidando sus bosques?”, se pregunta.
“Al país vienen ganaderos y representantes de gobiernos como Brasil, Uruguay, Colombia, con el objetivo de aprender cómo lo hacemos porque somos el bicho raro de la ganadería, somos los que hacemos bien nuestra tarea con el medio ambiente sin deforestar, por el contrario, reforestando”, concluyó.