Hace 515 años los europeos, en especial los españoles, salieron a la conquista de Costa Rica, pero tantos siglos después somos los ticos los que salimos a la caza de los habitantes del Viejo Continente.
Al menos, así nos lo afirmó Isabel Vargas, presidenta de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), quien indicó que los europeos son el tipo de turista al que quieren dirigir sus acciones.
No importa si vienen de España, Alemania, Francia, Suiza o Inglaterra, todos esos visitantes comparten el gusto por viajar con la familia y disfrutar de actividades culturales que les permitan hacerse una idea más clara de cómo somos los ticos.
Esto llama la atención de los empresarios turísticos que buscan hacer que Costa Rica se destaque del resto de los países centroamericanos, que también han enfilado sus baterías en el mercado americano y europeo.
Para mantener a la gallina de los huevos de oro en el sector turismo, Costa Rica tiene sus bellezas naturales que llaman la atención de todo el mundo, pero también se le apuesta a nuestras comidas, costumbres y tradiciones, que son las que realmente reflejan la esencia del país y las que aportan un valor agregado como destino.
Si bien más de 1,3 millones de estadounidenses ingresan a Tiquicia cada año, lo que es un montón de gente, los más de 400 mil europeos que nos visitan no son nada despreciables, sobre todo porque se quedan más tiempo (dos semanas en promedio) y gastan más plata en su estancia.
Cambios a la vista
Eso sí, para lograr conquistar a los europeos, todos los involucrados en el sector turístico deben hacer algunos cambios y aprender otros idiomas (francés, alemán, italiano). En cuanto a las comidas, dejar de ofrecer esos platillos que nada que ver y mandarse por las delicias caseras que caracterizaron la buena mesa de nuestras abuelas, en que todo era natural y hecho con amor.
"A los estadounidenses les ofrecemos una crema de pejibaye de entrada y ni siquiera la tocan, en cambio, a los europeos les gusta probar nuestra comida y preguntar de qué está hecho, cómo es el fruto, en fin, se interesan por conocer más sobre nosotros, nuestra cultura", explicó Vargas.
En cambio, los gringos le meten el diente a una hamburguesa con papas, muy propias de su país.
"Ellos prefieren hospedarse en hoteles todo incluido y disfrutan de actividades más de ambiente festivo, visitar las playas, especialmente guanacastecas; mientras los europeos viajan con sus parejas o hijos, se quedan en hoteles ecoturísticos, disfrutan el turismo rural que les permita interactuar con los habitantes de la comunidad", agregó Vargas.
"El europeo se mueve por todo el país y además les recomiendan a sus amigos y familiares el venir a visitarnos", continuó la presidenta de Canatur.
Los estadounidenses se mandan más a la aventura que es navegar por los rápidos, les gusta sentir la adrenalina al volar de una plataforma a otra de canopy, lanzarse al vacío desde un puente en "bungee" y recorrer los aires en parapente.
Mientras que los turistas del otro lado del charco, disfrutan más las visitas a los museos, el turismo rural, conocer las tradiciones de los pueblos, llevar clases de baile o cocina, ir a misa, visitar fincas donde muestren cómo ordeñar una vaca, hacer queso o simplemente tener contacto con la vida de campo.
Así que la próxima vez que se tope un turista europeo y le entable conversona, recuerde que esa es nuestra apuesta futura y que entre más auténtico sea, mejor, pues le contarán a sus amigos lo pura vida que somos los ticos.