Raúl Jiménez Chew es cirujano dentista, pero con la crisis de coronavirus no le quedó de otra más que vender pan precocido congelado.
Y es que esta profesión ha sido una de las más golpeadas con la pandemia. A esto se suma la gran cantidad de odontólogos que hay y los precios muy bajos que ofrecen las fundaciones.
Jiménez reconoce que el negocio había caído mucho desde hacía poco más de un año. De atender tres o dos pacientes por día pasó a dos por semana y luego hubo una semana que no atendió a nadie en el consultorio que compartía con tres colegas más.
Esta situación, ya de por sí dura, con el coronavirus se agravó y tuvo que salir de ahí porque debía pagar mucho en insumos, alquiler, secretaria y demás.
“Con la pandemia la gente se asustó, ya no iba al dentista y nosotros somos los profesionales más expuestos al contagio”, comentó Jiménez, explicando que la turbina que utilizan con el spray tiene una expansión de metro y medio de distancia a su alrededor.
A raíz de esa decisión perdió sus equipos, debió cambiar el carro por uno más pequeño, le costaba llegar al pago de las cuotas de los préstamos, y viéndose con el agua al cuello se puso a buscar en internet qué podía hacer y se topó una página que hablaba de un pan precocido congelado y un teléfono.
Se puso a contactar al señor y tanto lo molestó que le tuvo que dar pelota, porque la empresa Crujipan en Cartago solo le vende a mayoristas. A pura insistencia empezó a vender el pan anunciándose en redes sociales y cuando se enteraban que es odontólogo muchos clientes le mostraban solidaridad.
El doctor se gana 450 colones por paquete, vende entre 100 y 200 paquetes por semana, unos 360 mil colones al mes.
“Esto me ha permitido llevar algo a la casa, pagar algunas cosas. Al principio me costó muchísimo ir a vender pan, pero lo hice. Para uno como hombre es muy difícil ver a su esposa profesional, ver que llegaban las cuentas y no había con qué. Nosotros no éramos millonarios, pero teníamos un buen estilo de vida, viajábamos, pero ahora eso es impensable. Ahora el pan es la oportunidad que tengo”, comentó don Raúl.
"Ahora me estoy defendiendo, no tengo para pagar todos los recibos, pero pago la mitad con el pancito y estoy muy agradecido”, indicó.
Buen ojo
A Jiménez le llamó la atención dicho pan porque viene 80% cocinado y la presentación es en bollitos de diversos tamaños. Como es congelado, dura hasta tres meses y para tener pan recién hecho se mete en un hornito y está listo en cinco minutos.
Jiménez no puede ocultar que desea ejercer su profesión nuevamente.
“Por necesidad me desprendí, si hubiera tenido que ir a cortar zacate o pintar lo hago. Yo quiero volver a tener mi consultorio, es lo que amo y lo que estudié y me gusta, pero todo está en lo que Dios diga y lo que pasará con esta pandemia”, enfatizó.
Eso sí, si vuelve no dejará de vender pan porque asegura que la lección es tener un plan B y mucha fe, ya que cuando se cierra una puerta, se abre otra.
A él lo pueden contactar al teléfono 6480-1381.
50 en lista
El Colegio de Cirujanos Dentistas reportó más de 50 odontólogos que durante esta pandemia han decidido emprender.
El Colegio publicó la lista completa en su página web https://bit.ly/36I7dN1 con el fin de motivar y difundir estos proyectos.
Uno de estos ellos es el Dr. Sebastián Zúñiga, quien asegura que muchos de sus pacientes eran extranjeros y ante el cierre de fronteras vio muy afectado su trabajo en el consultorio, por lo que decidió dedicarse a una de sus pasiones, la pastelería. Así nació SZ Artisan Patisserie.
“Empecé a hornear como una terapia para bajar la ansiedad ante la situación, luego le comenté a algunos amigos que comenzaron a encargarme pasteles, después publiqué fotos en Instagram y crecieron los clientes, incluso tengo un pedido fijo semanal de una cafetería en barrio Otoya.
“Ante una crisis hay que buscar una estrategia tanto monetaria como para encausar las emociones y de ahí puede salir una oportunidad de oro”, detalló Zúñiga.
Otro digno ejemplo de ingenio es el Saylin Argüello, quien coloca pestañas de forma profesional en su local Lashes by Say.
“Al inicio de esta pandemia, el mismo colegio nos recomendó no atender pacientes a menos que fuera un emergencia, esto hizo que tomara la decisión de cerrar temporalmente la clínica durante casi 2 meses y medio, para acogerme a la cuarentena voluntaria.
“Me siento muy feliz de poder realizar las dos cosas, ya que gracias a la flexibilidad de mi profesión puedo acomodar mi día y realizar ambas actividades. Las dos tienen lo suyo. Amo ser odontóloga, pero también me encanta ser lashista profesional (persona que pone pestañas), ya que siempre he dicho que es como el espacio relax de mis clientas y mío”, comentó.
Por su parte, la doctora Melania Acuña, aprovechó el confinamiento para formalizar su idea de gomitas artesanales para perros Chewy Treats, 100% naturales a base de verduras, frutas, mantequilla de maní, caldo de pollo o de res.