Costa Rica luchó ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) para cobrarle a Nicaragua un total de ¢3.752 millones, de los que ¢1.568 millones correspondía al daño ambiental y ¢2.184 millones a lo que se gastó para sanar ese daño ambiental tan grande.
Este viernes se dio a conocer que los nicaragüenses solamente deben pagar ¢216 millones de indemnización, una cifra muy alejada a la solicitada.
El 16 de diciembre del 2015 la Corte Internacional de Justicia de la Organización de Naciones Unidas (ONU), con sede en La Haya, Holanda, resolvió a favor de Costa Rica la demanda que nuestro país presentó contra Nicaragua por invadir y dañar isla Portillos.
La Corte declaró que Nicaragua invadió territorio costarricense y condenó al gobierno de Daniel Ortega a pagar una indemnización por el daño ambiental. El plazo para eso venció este viernes 16 de diciembre.
Sergio Ugalde, embajador de Costa Rica en Holanda, explicó en el 2016 que, al no lograr un acuerdo sobre el pago, se acudió de nuevo a la Corte para que esta fije el monto y el plazo.
¿Qué daño ambiental se cobra?
Del cálculo del daño ambiental se encargó, sin cobrar un cinco, la Fundación Neotrópica.
Bernardo Aguilar González, director ejecutivo de la Fundación, informó de que un 66% del cobro se concentra en la pérdida de árboles (madera en pie), remoción del suelo y el servicio ambiental que el humedal prestaba en la absorción de carbono o regulación de gases del efecto invernadero.
Aguilar se reservó los montos exactos debido a una cláusula de confidencialidad firmada con la Cancillería que le impide revelar datos específicos. No obstante, insistió en que el daño más evidente tuvo que ver con el servicio ambiental que daban los árboles (técnicamente, llamado provisión de madera).
“Los humedales costeros tienen una capacidad más alta que los bosques no anegados para fijar carbono. Eso sube el valor del servicio ambiental pues los humedales costeros capturan entre tres y cinco veces más carbono y eso hace que el valor de las estimaciones suba”, comentó el director de la Fundación Neotrópica.
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Para determinar el costo del servicio ambiental de absorción del carbono, la entidad se basó en una tesis de grado del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), en la que se determinaron datos para el golfo de Nicoya, una zona similar a Portillos.
El experto indicó que la tala de árboles se estimó en uno de los tres caños que Nicaragua abrió en Portillos, el que se denominó como caño Pastora (abierto en el 2010), en alusión al exguerrillero Edén Pastora, quien conducía el dragado del San Juan.
Luego, los datos analizaron en conjunto para estimar la tala en el caño este (abierto en el 2013). No se hizo una estimación del tercer caño, el oeste (también dragado en el 2013), debido a que el ecosistema no resultó tan maltratado como en los otros dos casos.
En el Pastora, comentó Aguilar, los peritos costarricenses determinaron que se talaron 195 árboles, algunos de ellos tenían hasta 268 años de vida.
“Entre las especies que había en ambos caños se contaban ceibos, tabacones, chapernos, gavilanes, sangrillos, jobos y cerillos, especies que son bastante comunes en el humedal, aparte de eso una gran cantidad de yolillo y manglar. En esa zona en particular en el Caribe norte se encuentran parchecitos de manglar aunque no es lo más usual en la costa del Caribe”, comentó.
Los peritos calcularon el valor unitario de los árboles talados e hicieron una estimación global del precio de la madera en pie con base en su volumen total. Por ejemplo, en el caso de los ceibos hubo dos cuyo valor en pie llegó a los 200 mil colones.
Aguilar agregó que, en el caso de la remoción de tierra, el valor se calculó con base en el volumen de metros cúbicos que se estimó en 9.503 metros cúbicos.
También, la indemnización incluye rubros como el servicio ambiental de mitigación de impacto de daños por desastres naturales que ofrecía el humedal. Este se estimó según estudios internacionales en ecosistemas similares con mayor población humana que Portillos.
Daños en detalle
La gran experiencia que tienen en el tema, le permitió al personal de la Fundación Neotrópica calcular el valor del daño ambiental ocasionado por un año, cifra que se proyectó a 50 años, tiempo en el que los peritos estimaron que el ecosistema en Portillos funcionará con regularidad otra vez.
“El país perfectamente pudo haber estimado que el tiempo de recuperación promedio de esas especies de árboles talados puede ser de 115 años. Sin embargo, se optó por usar un punto de referencia de un crecimiento promedio de 5 milímetros por año hasta alcanzar un tamaño lo suficientemente grande como para garantizar que los servicios del ecosistema van a continuar, entonces, se utilizó un rango de 50 años de recuperación. Con base en la estimación del primer año y gracias a la proyección a 50 años, fue que se hizo el cálculo y así llegamos a los ¢1.568 millones”, explicó Aguilar.
Acerca de la fauna de isla Portillos, no se hizo ninguna estimación de eventual pérdida de animales, sino que el daño se calculó con base en el servicio ambiental que prestaba la vegetación y el terreno para la anidación, hábitat y criadero de especies animales.
Bernardo Aguilar reconoció que la estimación de daño ambiental se realizó de forma “conservadora”, pues el país perfectamente pudo fijar en 270 años, que es el tiempo en que crecería uno de los árboles de mayor tamaño que se talaron, la recuperación del daño ambiental.
“No se quería cerrar la posibilidad a que las partes conciliaran. A nosotros se nos pidió que la estimación que hiciéramos, aparte de ser técnicamente apropiada, basándose en las metodologías de punta a nivel internacional, también fuera muy cauta con respecto a no estimar cuestiones para las cuales podríamos tener algún tipo de dificultad para calcular el valor”, agregó Aguilar.
Así, por ejemplo, Costa Rica únicamente hizo mención en su informe a la Corte de La Haya sobre el valor de la calidad de la pérdida de elementos estéticos, culturales y hasta espirituales en el ecosistema de Portillos.
Al final la indemnización no estuvo ni cerca de cubrir lo que el país solicitó. Igual, el daño ya está hecho.