No todos los doctores salvan vidas con medicamentos o cirugías, algunos hacen su parte con humor y amor.
Un ejemplo de eso es la organización sin fines de lucro HospiSonrisas, que tiene un equipo de 49 “doctores payasos” que visitan todos los hospitales del país para llevar esperanza y hacer reír a las personas que están internadas, tanto las que tiene lesiones leves como las que tienen enfermedades graves y hasta terminales.
Sus pacientes son tanto niños como adultos, incluso hasta el personal médico de los lugares que visitan, porque todos en la vida necesitan reírse y curar el alma.
María Cristina Cabezas Vallejos es una ama de casa vecina de barrio Cuba, quien hace poco se graduó de doctora payasa y está que no se cambia por nadie.
“Hace mucho tiempo yo corría y la primera carrera oficial que hice se llamaba ‘Por lo niños de nadie, por los niños de todos’, era del hospital de Niños y cuando terminé me topé un grupo de payasos con gabacha y eso me encantó, pero como estaban vestidos así me imaginé que eran doctores normales que se vestían de personajes.
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“Me di cuenta de que el grupo se llamaba HospiSonrisas y los empecé a seguir en Facebook. Un día me llamó la atención que habían publicado algo sobre inscripciones para formar parte del equipo y me di cuenta de que no era algo para doctores, sino para público en general y dije ‘esta es mi oportunidad, aquí voy’, y llené el formulario”, recordó emocionada.
Gran alegría
Meses después, en noviembre del 2020, llamaron a María Cristina para coordinar una entrevista virtual porque todavía estaba la pandemia. En febrero de 2021 la volvieron a llamar y le dijeron que la habían aceptado.
“Yo pegaba brincos aquí en mi casa, poco después empecé los entrenamientos. Íbamos los miércoles de 7 a 9 de la noche, el lugar de reunión varió mucho, en la pandemia nos reuníamos en una estación de Bomberos que tenía un espacio abierto y grande, luego nos pasaron al auditorio del hospital de Niños que era donde siempre se había reunido el grupo y ahora nos vemos en una casa cultural que está al frente del hotel El Rey, en el centro de San José.
“Nos dan mucha psicología, nos ayudan a enfrentar lo que es la muerte porque vamos a los hospitales a ver pacientes que muchas veces están muy enfermos. El entrenamiento es muy chiva y las personas que ellos escogen para que lo den son profesionales de verdad y aman lo que hacen”, aseguró.
María Cristina dijo que también los capacitan sobre cómo tratar a los niños, ya que son muy cuidadosos con ellos, tratan de alzarlos lo menos posible y también deben acercárseles con mucho cuidado para no asustarlos.
Todos los doctores payasos tienen un nombre artístico relacionado con la medicina, en el caso de ella, es la doctora Amnésica, porque siempre se le olvidan las cosas.
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Experiencias que marcan
Ella se graduó en esa noble labor el 5 de agosto pasado, pero ya lleva años haciendo voluntariado como parte del entrenamiento, así que guarda en su corazón historias valiosas.
“Yo participo en coro del grupo que se llama HospiCoro y en una visita me pasó algo muy duro. Fuimos al hospital de Puntarenas, donde con una paciente de unos 32 años hicimos una conexión muy bonita, ella cantó ese día con nosotros y lo hacía como un ángel y hasta dijo que cuando se recuperara quería entrar a nuestro grupo.
“Al día siguiente a ella la pasaron al hospital México para hacerle una operación a corazón abierto. Ese día nos tocó ir a ese centro médico con el coro y cuando llegamos quisimos saludar a la paciente, pero nos dijeron que estaba en cuidado intensivos. Esa misma noche me llamaron para decirme que ella había muerto, me pegué una llorada tremenda porque me dolió mucho”, relató.
María Cristina dice que siempre le ha gustado servir, ha estado en varios voluntariados, pero este en particular la llena mucho y le ha ayudado en muchos ámbitos de su vida.
Espinita
Mily Palma Flores es vecina de Pavas y trabaja como auxiliar contable y administrativa, pero en su tiempo libre es la doctora Melanina Piel Canela.
Ella cuenta que una vez vio la película de Patch Adams, un médico que se vestía de payaso para atender a sus pacientes y le quedó la espinita porque el testimonio del médico la marcó.
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“En mi trabajo mi jefa y una compañera pertenecían al grupo de doctores payasos y estaban en el HospiCoro, yo creía que para ser doctora payasa había que cantar, pero un días ellas me contaron que no era así, que cualquier persona podía participar en el proceso de selección para formar parte del grupo y quedé flechada.
“En el 2021 entré al HospiCoro y ahí conocí lo que eran las visitas a los hospitales. Me llenaba mucho ver la alegrías de los niños, de los pacientes adultos y del mismo personal porque ellos también necesitan alegría en medio de su labor”, contó.
Capacitación de alto nivel
Mily contó que su capacitación duró dos años y fue de alto nivel. Les enseñaron cómo abarcar a los pacientes, psicología, teatro y también sobre cuidado paliativos.
“Nos enseñan cómo debemos actuar y qué debemos hacer si estamos en un hospital y sucede algo, tenemos claves para inmediatamente salir todos. Nos dicen qué no debemos hacer, en fin, nos explican todo lo necesario para llevar a cabo nuestra labor.
Ella también tiene experiencias que la han marcado y que la impulsan a seguir con la noble labor.
“Una vez llegamos a un hogar de ancianos y nos pusimos a cantar, había una señora que no estaba muy lúcida, se veía como que tenía la mente en otro lado, me acerqué y de repente la señora me agarró la mano, me la apretó y me dijo ‘gracias’”.
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En otra ocasión, Mily llegó donde un paciente a tratar de animarlo y él se emocionó tanto que se le salieron las lágrimas, luego le contó que tenía un mes internado y que ella era la primera visita que recibía.
La doctora Melanina Piel Canela dice que la atención de niños debe ser diferente, ya que algunos se asustan, entonces deben llegar con cuidado.
“Algunos chicos con solo ver la nariz y el payaso se asustan, otros se alegran, los más grandecitos se ponen muy contentos: cantan, bailan, brincan y juegan con nosotros según sus posibilidades. Nosotros llevamos burbujas y juguetes, hacemos magia.
Mily dice que ellos llegan a animar a los pacientes, pero que al final son los pacientes los que les sanan el alma a los doctores payasos.
“Uno trata de ir a alegrar a otras personas y al final termina alegrándose a uno mismo porque en el proceso que vivimos aprendemos también a sanarnos.
“Nosotros no podemos llegar a un hospital tristes o con problemas porque todo se refleja, tenemos que aprender a sanarnos para darle felicidad a las otras personas”, aseguró.