Desde que tenía tres añitos, Alyssa Carson, quien ahora tiene 17, se enamoró del espacio y decidió que quería ser astronauta. ¿Dónde encontró la inspiración? En un programa de dibujos animados llamado The Backyardigans que pasaban por el canal Nickelodeon, en el que cuatro animalitos de colores viajan por el mundo y el espacio desde el patio de sus casas a pura imaginación. En uno de esos “viajes” mentales fueron a Marte.
“Desde el momento en que vi el capítulo del viaje a Marte, tuve una curiosidad constante por el espacio”, recordó Alyssa. “Marte me fascinó porque era rojo, diferente, nunca nadie había estado ahí y dije: ‘¿por qué no ir?’”.
Aquel gusanillo espacial que la picó a los tres años fue alimentado a los siete cuando el papá la llevó a un campamento espacial para niños enamorados de la astronomía. Ese fue su primer viaje real al mundo de sus sueños: las estrellas, los planetas.
Y no fue paja, en menos de cinco años Alyssa logró convertirse en la primera persona en Estados Unidos en finalizar el programa “Pasaporte para explorar el espacio” de la NASA, porque visitó los 14 centros especializados en el universo, que están en nueve estados de EE.UU.
Enamorada de la NASA
En el 2017 fue la persona más joven del mundo que aceptaron en el proyecto científico PoSSUM, el cual buscará recoger muestras de las nubes y el cielo de Marte.
Al ingresar en un programa tan serio como el PoSSUM, Alyssa fue sometida a muy fuertes entrenamientos de microgravedad, fuerza G y descompresión, además, por fin, a sus 15 años, cumplió otro sueño, usó un traje de astronauta... ¡hecho a la medida!
Le abrieron la puerta
La NASA ya la invitó a formar parte de un grupo de personas que ante un público discute sobre las futuras misiones a Marte, incluso, ya es embajadora del proyecto privado “Mars One” (Marte Uno), en el que están convencidos de poder establecer una ciudad poblada por seres humanos en el planeta rojo en 2030.
A sus 17 años ya domina cuatro idiomas: español, inglés, francés y chino mandarín; se ha perfeccionado en poder construir sus propios cohetes y robots. Ya logró, también, ajustar experiencia en misiones simuladas a Marte, o sea, por computadora.
“Mi historia es capaz de inspirar a niños y adultos, pero, definitivamente, tiene un impacto enorme en los más pequeños. Eso se debe, simplemente, a que un niño realmente escucha a otro niño.
"Lo ve como un igual que tiene su misma edad y con el que se puede identificar más que con un adulto que le dice lo que tiene qué hacer. Me gusta pensar que inspiro a algunos de ellos a perseguir sus propias metas”, explica Alysson.