EscucharMaría Isabel Castro es una mujer desamparadeña que trabaja desde hace cinco años como conductora de Uber, trabajo en el que incursionó luego de unos quebrantos de salud y dos años de desempleo.
Por eso recomienda a quien esté sin trabajo que lo intente, aunque sí le gustaría que el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) finalmente los ponga a funcionar en regla.
“Me gustaría que lo legalizaran para poder cotizar para la Caja y poder ser viable para un crédito, situaciones que ahorita están cerradas para nosotros. Yo pagaría encantada si lo hicieran”, afirmó.
Por lo demás, se siente agradecida de poder seguir siendo útil e independiente a sus 51 años.
“Ha habido tiempos difíciles, pero siempre he tenido ganancias, aunque a veces sean pocas. Cuando empezó la pandemia fue difícil porque dejé de trabajar como tres meses, pero luego retomé y esa es la ventaja, que cuando consideré que era peligroso trabajar por la exposición al virus, paré y no tuve los problemas que habría tenido con un patrono por dejar de trabajar”, recordó la conductora.
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Eso sí, dedica las 12 horas diarias que permite Uber a trabajar, por lo que su jornada empieza a las 4:00 de la madrugada y termina a eso de las 4:00 o 5:00 de la tarde, dependiendo de la pausa de almuerzo que haya hecho. Trabaja de jueves a martes, solo descansa los miércoles que es su día de restricción y no se expone a multas.
“Es un poco cansado, pero así logro sacar lo que necesito para mis gastos, tomando en cuenta que el combustible está muy caro y puedo estar un día en Puerto Viejo de Talamanca y otro en la represa de Cachí”, comentó.
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Otras veces, hasta le ha dicho a un persona que ve angustiada porque le salga la plata del viaje al hospital donde lleva a su hijo enfermo que no le pague, y que aproveche esa plata para lo que necesite, pero llega a la casa con la sensación del deber cumplido y haber ayudado a otros.
