Cada vez es más común encontrar personas, de cualquier clase social, comprando ropa americana y, al mismo tiempo, desbaratando el mito de que a esas tiendas solo va gente de escasos recursos.
Catalina Roldán, una mujer empunchada y trabajadora, es una de esas clientes frecuentes.
Ella, desde hace unos diez años para acá, decidió no pagar caprichos en ropa y empezó a visitar las tiendas de ropa americana que hay en Santa Ana y Escazú, los cantones por los que se mueve por trabajo y residencia.
“Me gusta comprar en estas tiendas porque la ropa nueva es extremadamente cara y en las americanas se encuentran prendas de buena calidad que se pueden reutilizar. Lo mío va en función de un aspecto económico más que una afición a disminuir la huella de carbono, porque la ropa es una de las que genera mayor impacto ambiental”, explicó la escazuceña.
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Como compradora constante, ya ha ido aprendiendo algunos bolados que comparte con nuestros lectores, para que le saquen mayor provecho a esta experiencia.
Identifique la tienda
El primer consejo es que identifique las tiendas que tienen las mejores pacas, esto es importantísimo, máxime que, dependiendo de la zona, puede encontrarse una tienda de ropa americana cada 100 metros y hasta una a la par de la otra, como en Chepe, en las inmediaciones de Cuesta de Moras y en la avenida Segunda.
Lo segundo que debe tener presente es ir con mucho tiempo para buscar con calma la prenda que más le gusta y mejor le quede.
“Hubo una época en que se pusieron de moda. Había una tendencia y había por todas partes y supongo que por la misma competencia, fueron cerrándose y sobrevivieron las más grandes”, explicó Roldán.
En estas tiendas puede encontrar prendas que van desde los ¢500 en adelante, aunque también, si topa con suerte, puede toparse con promociones de cuatro vestidos en ¢1.000, como nos encontramos en la tienda Ecos de la Avenida, que está diagonal al arco del barrio Chino.
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Cata admite que una vez sí se dio un gustico con un vestido de diseñador que se compró en una tienda que selecciona la ropa con ese fin y pagó ¢12.500, precio que fácilmente le puede costar una blusa normalita en una tienda de ropa nueva.
“También se pueden conseguir bolsos, blazers (sacos de mujer) y en promedio compro blusas y vestidos de entre ¢1.800 y ¢3.500 y lo mejor es que hay variedad para todos los gustos, edades o géneros, pero creo que la ropa de niño se gasta más y creo que no se encuentra ropa muy buena, pero hay tiendas que las escogen muy bien y uno encuentra cosas muy bonitas”, agregó.
Otro bolado de esta compradora es que los jeans de hombre se consiguen en muy buen estado, pero ella nos reveló que en lo que más invierte tiempo ella, es con los vestidos.
“Me imagino que las dueñas originales compraban los vestidos para una ocasión y después los desechan, entonces están muy bien cuidados y en un precio que yo calificaría como risible”.
Hasta aplanchadas
También conversamos con Asbel López, propietario de Ecos de la Avenida, una tienda con tres años en el mercado que es de la tendencia de ofrecer prendas más exclusivas.
“Hay muchos tipos de tiendas de ropa americana, en nuestro caso ofrecemos prendas calidad premium y acá hasta lavamos y aplanchamos la ropa antes de ofrecérsela a nuestros clientes, muchos de ellos funcionarios y hasta una jueza”, reveló López.
Pese a la calidad del producto, los precios de las blusas, por ejemplo, andan entre los ¢500 y los ¢4.000, incluso algunas prendas vienen con la etiqueta de que las dejaron sin haberse estrenado.
Además, la tienda le garantiza que usted no se encontrará a otra persona en la calle vestida igual a usted.
“Para nosotros es superimportante el que la gente recurra a la ropa americana, porque contribuimos a disminuir el impacto ambiental que la industria de la ropa produce. Se le da una oportunidad más a prendas en excelente estado e, incluso, las fábricas paran su producción de ropa nueva y lanzan menos contaminantes al planeta”, agregó el propietario de la tienda.
Sobre el perfil de sus clientes, asegura que tiene de todas las edades, pero los fines de semana son muchos los jóvenes que salen y aprovechan para pasar a comprarse alguna prenda.