“Me acabo de hacer un amigo (a pesar de estar separados por mamparas), la verdad la estamos pasando de maravilla y bien protegidos contra el virus, que es lo más importante”, con esa frase nos recibió don Freddy (solo el nombre nos dijo), un cliente fijo del bar Milano, cuando los visitamos para ver cómo iba todo después de un año de que se reabrieron los bares en el país.
Don José Alexis Mora, el propietario del lugar, muy amablemente nos recibió y se acordó perfectamente que fuimos su compañía el 9 de octubre del año pasado en la reapertura, de hecho, nos agradeció mucho por siempre estar pendientes de él y su negocio, además, se alegró de que de inmediato estábamos haciendo yunta con la clientela.
“¿Ya pasó un año? Yo siento como que fueron dos o tres. Ha sido muy duro, pero la vamos pasando. Durísimo, no se lo niego, el último año nos ha golpeado a los bares del país, pero aquí estamos detrás de la barra cumpliéndole a los clientes”, asegura don José Alexis.
“Puedo decir que vamos más o menos, sobreviviendo. Económicamente no son los tiempos como antes de la pandemia, ni tiempos parecidos al inicio de la reapertura que fueron los más duros.
“Como yo tengo patente de cantina, tengo horario fijo, no puedo abrir antes de la once de la mañana y hay que cerrar, al menos en estos tiempos, a las 8:30 de la noche para poder alistar todo e irnos corriendo a las casas por la restricción”, agrega el dueño del bar Milano, ubicado en Chepe centro, en avenida 5, entre calles 4 y 6.
Mamparas y restricción
En marzo del 2020, la pandemia obligó a que las autoridades de salud cerraran todos los bares del país, pero el 9 de octubre del año pasado pudieron volver a abrir, eso sí, poniendo divisiones (mamparas) entre los clientes para disminuir los riesgos de contagio, entre otros protocolos sanitarios.
“Fui uno de los primeros bares del país que hizo la inversión en las mamparas y la verdad han sido respetadas por todos los clientes, de hecho, muy seguido las autoridades nos visitan para comprobar que todo está en orden con los protocolos sanitarios.
“Lógicamente, al inicio perdí muchos clientes que odiaban las mamparas, no le gustaban a nadie, pero conforme pasó el tiempo ellos (los clientes) y yo ya nos acostumbramos. Ya nadie se queja”, explicó.
Don José Alexis asegura que su boca de ceviche sigue siendo un éxito, esa sí que solo ha cambiado para mejorar. A pesar de las restricciones vehiculares y los cambios de horarios, nunca le ha faltado el pescado para hacer el cevichito ni la gente que le trae el hielo, han sido puntuales.
“Los cambios de horarios en las restricciones nos afectan mucho, pero por lo menos hemos tenido para comer, no son momentos de hablar de vender para tener muchas ganancias, pero al menos hay arroz y frijoles en la mesa de la casa”, reconoció.
Tranquilos
Hace un año, en la esquina izquierda del fondo del bar, estaba don Miguel Ángel Quirós, quien nos dijo que llegó antes de las 11 de la mañana para que no le quitaran el campo.
Un año después, don Orlando Soto, un guapileño de la pura cepa, era quien ocupaba esa esquina y también, lógicamente, lo encontramos con birrita en mano.
“Siempre vengo a este bar, es mi preferido porque no viene chusma, solo señores mayores y todos nos conocemos. El ambiente es muy agradable y la boca de ceviche es deliciosa, uno no puede irse sin comerse al menos un par de bocas.
“Me encanta que se han preocupado por la higiene, revise todo y se dará cuenta que está bien limpio y las mamparas nos dan tranquilidad, se puede hablar con el vecino sin ningún problema. Este bar se la ha jugado muy bien contra el covid-19″, reconoce don Orlando.
Muy golpeados
José Quesada Arrieta, presidente de la Asociación de Bares y Restaurantes de Costa Rica (Asobarest) cuenta que, después de un estudio profundo que ellos realizaron, el país tenía 11.700 bares, restaurantes y bares-restaurantes, antes del cierre de los negocios en marzo del 2020.
La pandemia golpeó tan duro que más de 3.500 de esos negocios jamás volvieron a abrir. Todos los locales reportaron pérdidas durante el 2020 y este 2021, que van entre el 20 y el 40%.
Los cierres provocaron que, según la Cámara Costarricense de Restaurantes (Cacore), 109 mil personas se quedaran sin trabajito.
Hasta el día de hoy se ha recuperado un 70% (76.300) de esos empleos, pero al menos 32.700 se perdieron por completo ante los cierres definitivos de negocios.
“Las patentes municipales no se usaron casi siete meses y siempre se tuvieron que pagar al 100% e incluso cobraron intereses por los atrasos. Ha sido una situación dura para el gremio de bares y restaurantes debido a que, hasta el día de hoy, con estos horarios, medidas de restricción vehicular y aforo, con costos da para los gastos y en muchas ocasiones ni siquiera para eso.
“Hay muchos locales que siguen atrasados en los pagos municipales, la Caja, Tributación, proveedores, porque al final de cuentas no es lo mismo. El horario que se tiene ahorita, que es hasta las 9 p.m., no le sirve a nuestro gremio porque no somos una zapatería o un gimnasio”, asegura don José.
El representante de Cacore advierte que los echan en un mismo saco y eso los afecta porque el ambiente de ellos es nocturno. Por eso sostuvieron reuniones con diferentes sectores del Gobierno para exponerle el caso y proponer soluciones, pero no los escuchan.