Osvaldo Ramos es un joven de 20 años que cursa el cuarto año en el Liceo de Alajuelita.
Él tiene dos hermanos: Keyla, de 22 años y Jeremy, de 17, quien también está en el cole.
Sus papás, doña Cinthya Mujica y don Osvaldo Ramos, son dos ejemplos de trabajo. La mamá, además de hacer el oficio de la casa, cuida a adultos mayores y evangeliza porque lleva a Dios en su corazón, mientras que su esposo es cuida carros y también mete el hombro vendiendo tártaras.
Desde hace dos años Osvaldo hijo empezó a ayudar en su casa a vender lo que puede porque sabe bien que la situación económica del país está muy dura.
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“Unas tártaras las hacemos en mi casa y las otras las compramos por el Mercado Central de San José, a veces mi mamá hace arroz con leche y también salgo a venderlo. Nosotros vivimos en la Guápil, en La Aurora de Alajuelita y yo voy a vender estos productos a Bello Horizonte de Escazú.
El colegial dice que ni el cansancio ni la pereza lo hacen quedarse en la casa, porque sabe que el esfuerzo que hace ahora le dará una gran recompensa después.
Todos los días, después de salir del colegio, Osvaldo llega a la casa, descansa unos minutos, se toma un cafecito que le sirve su mamá y luego agarra las tártaras y se va a vender.
“Me ha pasado que voy saliendo a vender y me topo a mis amigos y me dicen que para qué voy a ir a vender, que mejor me quede jugando con ellos, pero yo tengo muy claro lo que quiero en mi vida y trabajo por eso”, aseguró el empunchado muchacho.
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Metas claras
Osvaldo dice que le gustan mucho los idiomas y su plan es terminar el colegio y ponerse a estudiar en la universidad algo que tenga que ver con eso, para especializarse en distintas lenguas.
“Inglés es la materia más fácil para mi, es que me gusta mucho; matemáticas es la que me cuesta más, pero me esfuerzo bastante porque quiero superarme para ayudar a mis papás y sacarlos adelante, no digo que es mi sueño, más bien ese es mi plan. Todo en la vida cuesta, pero no es imposible”, manifestó.
El joven estudia en el día, entra todos los días a las 7:00 de la mañana y sale a veces a las 11:00 a. m., 12:00 del día o 4 p. m. y después de eso se va a vender las tártaras. También los fines de semana le pone bonito a la venta.
“Me gustaría conseguir algún trabajito en las noches para generar más ingresos, porque mi familia es de escasos recursos, pero me ha costado, espero encontrar uno pronto”.
“Por el momento seguiré vendiendo las tártaras, porque es la forma en la que puedo dar un empujón económico a mi familia. Estoy muy agradecido con todas las personas que me han comprado y también con quienes me han dado palabras de aliento, porque eso también es muy valioso”, expresó.
El alajueliteño aprovechó para mandar un mensaje a los jóvenes que como él quieren salir adelante pero tienen dificultades económicas, les aconseja que se apunten a trabajar y a ayudar a sus papás lo más que puedan porque todas esas bendiciones se devolverán en el futuro con creces.
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Mamá orgullosa
Doña Cinthya Mujica asegura que está muy orgullosa de ver el hombre trabajador y empunchado en el que se ha convertido su muchacho.
“Desde que estaba muy pequeño le enseñé a Osvaldito a trabajar para ganarse las cosas por lo mucho que cuesta la vida, pero sobre todo lo que le he enseñado es a amar a Dios porque si uno no le enseña esas cosas a los muchachos toman rumbos equivocados”.
“Jeremy, mi otro hijo varón también ha sido muy pellizcado con el trabajo; el papá se lo llevaba desde muy joven a cuidar carros. Nosotros siempre hemos sido de escasos recursos, pero con mucho esfuerzo y con la ayuda de Dios ahí vamos saliendo adelante. Nuestra prioridad es el estudio de los muchachos y la comidita”, aseguró la mujer.
Ella sueña con ver a sus hijos convertidos en profesionales de bien y por eso todos los días se esfuerza por guiarlos por el camino correcto.
Si usted quiere ayudar a esta familia con una contribución económica para hacerles más llevadera la situación, puede hacerlo por una transferencia económica de Sinpe móvil al número 7241-0096, a nombre de Osvaldo Ramos (papá).