“Coleccionar juguetes mantiene vivo y saludable el corazón de niño. Se buscan juguetes nuevos que jamás uno haya tenido y siempre deseó, o aquel juguete que cuando uno era niño lo alegró mucho, pero se nos perdió”.
Es una frase que nos confirma Joaquín Brenes Murillo, vecino de Desamparados de Alajuela, quien colecciona juguetes de los sesentas, setentas y ochentas, justo la época en que él fue niño y que con tanto cariño recuerda los juguetes que tuvo.
Buscamos a este coleccionista, y dos más, porque este lunes 9 de setiembre se celebra el Día del Niño, y quisimos ver si los juguetes tienen la capacidad de mantener siempre vivo el niño que todos tenemos dentro.
“Colecciono juguetes de todo tipo; en especial, robots de lata, de cuerda y los de baterías. Con cada robot que consigo se me alegra el niño interno, eso no se puede negar. Hoy día con mis 52 años, uno se apega a los juguetes como cuando tenía 6 y 7 años. La alegría es la misma”, reconoce.
Comenzó a coleccionar en 1995, y acepta que su colección le recuerdan aquellos juguetes que disfrutó siendo pequeñito y hasta los que no le compraron y veía que un vecino sí tenía.
“Además de coleccionador también vendo, eso me permite ir a ferias donde se venden juguetes de antes, y llegan personas que en su mayoría son de 45 años para arriba y, no sé, personalmente veo que es gente que se ve más joven, más alegre porque cuando compran un juguete el rostro se les alegra como a los niños”, explica.
Nos explica Joaquín que desde hace unos 10 años explotó en el país un amor por la colección de juguetes de antaño, algo que ha multiplicado los coleccionistas y los amantes de estos, porque hay quienes compran, pero no venden ni uno.
“Si se analiza bien, uno sigue divirtiéndose con los juguetes como cuando era niño: los acomoda en un lado, los pasa para otro, los limpia, los disfruta, en estos tiempos les saca fotos, les pone baterías y en eso podemos pasar horas.
“Comencé a mediados de los noventas y no conocía a nadie más que coleccionara juguetes viejos, no sabía ni dónde buscar. Comencé para tener aquellos que tuve de niño. Ahora con las redes sociales es muy diferente”, acepta.
“Hay sentimientos de niño que se renuevan con cada juguete nuevo o con aquel que se consigue luego de andarlo buscando por mucho tiempo. En mi caso, me pasó que el niño que mantengo vivo le ayudó al adulto, porque en su momento vendí muchos juguetes para poderme comprar un carro de verdad”, nos contó el coleccionista.
Golpe a la nostalgia
Kevin Espinoza León, de Santo Domingo de Heredia, también colecciona juguetes y nos dice que comenzó a hacerlo porque cada juguete es un “latido de nostalgia; por ejemplo, nunca tuve una patrulla, mis primos sí, yo los veía jugar y quería una, me la prestaban, disfrutaba verlas funcionar, se movían, encendían sus luces, tenian sonidos y colores, era mágico, por eso ahora colecciono patrullas.
“Es un hecho que los juguetes mantienen el corazón joven, logra que salga el niño que uno lleva dentro. Tengo 36 años y cuando veía Mazinger Z o cualquier otra serie en la televisión no sabía que existían juguetes de esas series, ahora los colecciono y me da la nostalgia de mi niñez”, explica.
Ojos de niño
Lenar Ramírez Loría, vecino de Grecia, tiene 46 años, y está seguro que colecciona desde que era niño por eso siente que se ha mantenido con un corazón infantil muy fresco.
“Colecciono y conozco a muchos otros que coleccionan juguetes, si hay algo que admiro de todos, y me incluyo, es que mantenemos muy vivos los ojos de niños, esa capacidad de sorprendermos por ese juguete nuevo que jamás habíamos visto.
“También nos sorprende y alegra como niños cuando logramos conseguir aquel que nunca tuvimos y siempre deseamos. Siento que los niños de ahora a cierta edad pasan al celular y alejan los juguetes, nosotros los coleccionistas seguimos disfrutando como niños con cada juguete”, asegura el griego.