Después de cinco años las calles de San José vuelven a alegrarse con el Colacho de casi dos metros de alto que se pasea para que niños, jóvenes y adultos se tomen fotos con él, incluso, los más pequeñines hasta le piden los regalos que esperan en Navidad.
Hablamos de don Enrique Hayes Rodríguez, un alegre hondureño que antes de la pandemia era muy común en los diciembres josefinos. Cuando él se viste de Santa y se tira a la calle es casi imposible no volverlo a ver porque mide casi dos metros, para ser exactos, un metro y noventa y dos centímetros, o sea, es un santota bien grandotote.
Caminando por Chepe lo encontramos este martes 17 de diciembre al costado oeste del parque Central. Como siempre, sonriendo mucho, alegrando familias completas y escuchando cuando los pequeñitos piden muñecas y carritos.
En verdad que nos costó tamaño poco hablar con él porque la gente no lo afloja para las fotos. Comenzamos a hablar, pero teníamos que detenernos para que posara con uno, dos y hasta tres chiquitos al mismo tiempo.
LEA MÁS: El tarot pegó 2 de 3 con el Gordo Navideño y esto dicen las cartas para sorteos de consolación
La gente disfruta con este Colacho que por ser tan bonachón de inmediato se gana el cariño de todos a tal punto que una mamá le puso su bebita en los brazos y se alejó para tomarle una foto.
Es mejor sonreír
A don Enrique le encanta venirse para Costa Rica en diciembre porque los ticos, nos asegura, lo tratan de maravilla cuando anda su traje. Al día se toma decenas de fotos con quien se lo pida, a nadie le dice que no.
No cobra un cinco, pero si las personas quieren regalarle algo, él agradece mucho porque con esa platica se ayuda para arrancar el año con su familia hondureña. Si alguien no tiene plata y quiere la foto, con mucho cariño se la toma sin problema.
-¿Por qué se perdió 5 años de Costa Rica?
“Han pasado muchas cosas en mi vida. En el 2019, justo el último año que estuve aquí, viví un capítulo demasiado duro. El 20 de diciembre de ese año salí vestido de Santa y se me olvidó el celular en la casa, cuando volví en la noche tenía 43 llamadas perdidas.
LEA MÁS: Los chanchitos de barro que usamos como alcancías tienen un enemigo a muerte
“Ese día falleció mi mamá. La videollamada que hizo mi familia fue para enseñarme en la noche el ataúd. El golpe fue y es durísimo. Ya no podía hacer nada yo y me quedé hasta el 26 de diciembre cuando volví a Honduras”, nos comenta este Colacho quien nació en el municipio de Utila del departamento de Islas de la Bahía.
Le costó mucho reactivar su vida tras la muerte de su mamá, sobre todo volverse a poner el traje de Santa, ya que para eso se ocupa estar 100% feliz y el dolor no lo dejaba.
“Es mejor sonreírle a la vida. Gracias a Dios logré volver a encontrar la sonrisa que se necesita para ser Santa y así puedo alegrar a los pequeñitos y también a los grandes.
“En el 2020 la pandemia impidió que usara el traje y también en el 2021. En el 2022 y el 2023, por situaciones de la vida, me fui para El Salvador, ahí me trataron demasiado bien, los salvadoreños son muy lindos.
“Me decidí por Costa Rica este 2024 porque no olvido el calor de la gente y aquí me muestran un especial cariño porque no dejo de posar para las fotos. Santa en verdad es muy querido aquí. Costa Rica me alegra el corazón y me sirve para mantenerme feliz, positivo y sonriendo. Tengo que sonreír para que la gente también sonría”, reconoció.
Piden de todo
Nos cuenta que los pequeñitos aprovechan la foto para recordarle los regalos que le pidieron por carta y hasta algunos le advierten que cuidado no les va a llegar ese juguete soñado.
“Los niños son lindísimos, ellos le piden a Santa el carrito o la muñeca. Me preguntan si ya lo tengo empacado o me explican por cuál lado de la casa me tengo que meter para llegar al arbolito navideño.
“Otros se ponen demasiado contentos porque como se portaron bien, están muy seguros que recibirán su regalito soñado. ‘Recuerde que el carrito era verde’, me dicen unos. ‘No se le olvide que la muñeca debe tener el pelo macho’, me comentan algunas chiquitas. Eso es lindo, la inocencia de los niños es la verdadera magia de estos días”, comenta el Colachote.
LEA MÁS: Hay 100 pasitos en el Vaticano ¡Y uno lo hizo una tica!
Podremos disfrutar a este Santa hasta el 25 de diciembre, por aquello de las visitas a Colacho de última hora o porque hay muchos chiquitos a los que les gusta agradecerle los regalitos que recibieron.
Hablamos poquito y a la carrera, pero por más que nos apuramos se le hizo fila y tuvimos que hacernos a un lado. En verdad que este Santa es todo un pegue.