Kevin Arroliba es cliente frecuente de La Avispa. Asiste al bar todos los jueves, aprovechando su día libre y cuando puede, también va los domingos.
Kevin es nicaragüense y hace cuatro años llegó a Costa Rica para acompañar a su mamá que vive en el país desde hace años y además, para buscar un trabajito.
“Unos amigos me comentaron del lugar y vengo acá desde hace dos años. Me gusta porque así me siento libre y puedo disfrutar de la música en un ambiente tranquilo y seguro, sin miedo", expresó.
Kevin, de 23 años, agregó que en Tiquicia puede caminar tranquilo, a diferencia de su natal Nicaragua.
“Cuando vivía allá no podía salir a la calle porque me trataban de playo, de marica y jamás pensar en frecuentar un bar, era imposible. Acá me podrán ver raro, pero no me ofenden”, dijo este vecino de Desamparados.
Inseguridad
Otra cliente de La Avispa es Verónica Meneses. Ella vive en Moravia y a sus 27 años considera que a veces se siente insegura, pese a que no tiene miedo de mostrarse como es.
“Soy bisexual y no me avergüenzo de quién soy. Sin embargo, en algunos lugares se puede sentir el rechazo por tu inclinación sexual y creo que ya es hora de que en el país se deje de lado el morbo. Todos tenemos derecho a mostrarnos como somos”, expresó.
Verónica va al bar los jueves y los domingos y disfruta la compañía de sus amigos y la música que ponen. Esos días ya están reservados en su agenda.
“Tengo 9 años de venir acá y la verdad es que es un sitio en el que me siento feliz”, expresó.