Silvia Chacón Barrantes acaba de ser nombrada presidenta del Sistema de Alerta de Tsunamis del Caribe, eso significa que durante dos años será la mamá costarricense de las olas gigantes para una importante zona del mundo.
Doña Silvia estudió Física en la Universidad de Costa Rica y gracias a una beca sacó una maestría en Oceanografía Física en México, donde se enamoró de los secretos del mar. Esta científica también se graduó en canto, en el Conservatorio de Castella.
En el 2014 fundó el Sistema Nacional de Monitoreo de Tsunamis de Costa Rica (Sinamot), o sea, doña Silvia es la tapa de los peroles en el tema de olas gigantes.
Aunque conoce el potencial destructivo de los océanos, asegura que le encanta ir a la playa y compartir con las comunidades las formas de estar alertas y protegidos.
Con ella, quien actualmente trabaja como investigadora en la Universidad Nacional, conversamos sobre su llegada a un puesto que jamás había sido ocupado por un tico.
–¿Cuántos países integran el Sistema de Alerta de Tsunamis del Caribe?
–Son 48 países afiliados, y busca brindar asistencia en la preparación ante tsunamis y así reducir el riesgo. Costa Rica pertenece a esta organismo desde su creación en el 2006.
–¿Es cierto que debemos mantenernos alertas ante un posible tsunami?
–Costa Rica es impactada al menos una vez al año por un tsunami, lo que pasa es que no es de grandes magnitudes, eso nos recuerda que sí debemos estar alertas. No hay que olvidar que en 1991 ya un tsunami mató a dos personas en este país, porque nadie les avisó, no tuvieron tiempo de nada, eso es lo que hay que evitar. Además, hay registros de que en 1906 y 1950 hubo un gran tsunami, pero como nuestras costas no estaban tan pobladas, nadie falleció.
–¿Se espera uno grande?
–Costa Rica es un país chiquitico para todo, también lo será para los tsunamis. No podemos pensar en que habrá uno como el de Japón (en el 2011, tras un terremoto de 9,1 grados), el de Indonesia (en el 2004, después de un terremoto de 9,1 grados) o el de Chile (2010, tras un terremoto de 8,8 grados), que fueron muy destructivos, pero sí hay que pensar que llegaría uno importante.
Si nos llegase un tsunami por una situación que sucede en otra región del planeta, se podría pensar que es posible ser impactados por una ola de hasta 12 metros, pero eso no es tan probable.
–¿Qué tan importante?
En Chile, por ejemplo, la ola superó los diez metros, acá podemos hablar que tendríamos un tsunami con una ola de 5 metros máximo. No sería uno como los que se ven en las películas de Hollywood, pero sí sería importante...hay que estar alertas.
–Si estamos pellizcados, ¿podremos pegar carrera con tiempo si se activa la alerta de tsunami?
–Si se activa para la península de Nicoya por un temblor local, hablamos de que hay unos 10 minutos para activar el protocolo de evacuación y eso realmente puede marcar la gran diferencia. Además, como no sería un supertsunami, no habría que ir a zonas muy altas, con subir a más de 5 metros sobre nivel del mar podría ser suficiente. Si es en el Pacífico Central y Sur, se tendrían unos 30 minutos y si es en el Caribe habría 10 minutos de tiempo.
–¿Si el asunto es porque se socolloneó la tierra en otro lado?
–Por ejemplo, si en Colombia tiembla durísimo y se enciende la alerta de tsunami, se tendrían como mínimo dos horas para evacuar; como todo depende de la magnitud del temblor, su ubicación y profundidad, podríamos tener entre 15 o 20 horas para prepararnos.
–¿Estamos preparados o cuando se encienda la alerta lo mejor que podemos hacer es agarrarnos de los pelos?
–Estamos mejor preparados que hace diez años, mucho mejor que en 1991. Se trabaja en el Pacífico y el Caribe para consolidar rutas de evacuación y puntos de reuniones. Hay una coordinación a nivel de gobierno para activación inmediata de protocolos. Se han dado talleres a comunidades costeras que podrían verse afectadas, hay trabajo adelantado con el ministerio de Educación y el de Salud.
–¿Usted como mamá de los tsunamis es la que grita la alerta en Tiquicia?
–No. Quien lanza la alerta es el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico (que se ubica en Hawái). Pero lo cierto, del caso es que yo tengo que estar siempre lista, siempre disponible, las 24 horas del día y los 7 días de la semana y es lógico, porque yo fundé el Sinamot, ahí trabajamos varios también con responsabilidad de recibir la alerta desde Hawái y anunciársela a las autoridades del país.
–¿Y de tanta vigiladera no le tiene miedillo al mar?
–Para nada, a cada rato voy, me encanta el mar. Precisamente por tanta observación tengo claro que sí existe un tiempo suficiente para evacuar, pero para eso se necesita vigilar siempre, a toda hora. Pero bueno, en el Sinamot somos seis, eso es bueno porque aumenta los ojos para la vigilancia.
–¿En las costas la gente los atiende con seriedad?
–Y mucha. En Guanacaste no se olvidan lo que pasó en el 2012, después del terremoto de Nicoya de 7,6 grados, se lanzó desde Hawái una alerta de tsunami que puso a todos a correr para todos lados y nadie sabía para dónde agarrar. No había preparación de nada, la gente fue evacuada y asustada y después se canceló la alerta, ellos, los guanacastecos recuerdan mucho eso, es así como son muy atentos a los talleres que damos, saben que el saber qué hacer marca la diferencia.