Chiquita es una zaguatica guapileña que jamás ha recibido un curso de primero auxilios básicos ni ha sido rescatista voluntaria; sin embargo, cuando su dueño, don Jorge Calderón, está en peligro, se comporta como una experta y se las ingenia para avisar que algo anda mal.
El mejor ejemplo de esto se dio a inicios de este mes cuando el señor sufrió un accidente. Don Jorge iba caminando, con ayuda de un bastón, cuando de repente dio un mal paso y se fue en una zanja, no podía hablar por el tremendo golpe que se llevó, también le era imposible levantarse porque tiene la pierna derecha muy hecha leña y no le respondió. El suceso fue en el La Colonia de Guápiles.
La perrita, al ver lo que le pasó a su dueño, se puso como loca y se dedicó a correr en medio de la calle para llamar la atención de alguien, hasta que finalmente lo logró.
Un carro que iba pasando se detuvo porque notó un comportamiento muy extraño en Chiquita. En ese auto iba nada más y nada menos que doña Milagro Múñoz, quien es veterinaria.
“Yo iba con mi esposo para el trabajo y nos dimos cuenta que algo pasaba porque la perrita empezó a cruzar la pista de un lado a otro, incluso arriesgando su vida a que la atropellaran. Yo soy veterinaria y conozco mucho el comportamiento animal y eso me pareció extraño", recordó.
Aviso a tiempo
“Detuvimos el carro e intentamos agarrar a la perrita, pero ella nos llevó hacia donde estaba el señor caído”, explicó doña Milagro quien recuerda que quedó muy sorprendida por la forma en la que Chiquita logró avisar que algo raro estaba sucediendo.
Gracias a la alerta de la zaguatica, tanto la veterinaria como otros vecinos llamaron a la Cruz Roja y eso permitió que don Jorge recibiera la atención que necesitaba porque le dolía demasiado un pie y tenía otros golpes por la caída.
La unidad de la Cruz Roja que llegó era conducida por Jonathan Álvarez y el paramédico fue Allan Elizondo, ellos se encargaron de atender a don Jorge. Ambos notaron que había alguien muy preocupada por la salud del paciente, era Chiquita, que caminaba de un lado a otro moviendo su cola.
Al herido lo trasladaron al hospital de Guápiles, pero un par de minutos antes de cerrar la puerta de la ambulancia, el paciente compartió unos minutos con su rescatista de cuatro patitas quien se encaramó en el vehículo y se recostó en el pecho de don Jorge, como diciéndole: 'tranquilo, todo va a salir bien'.
Doña Milagro, la veterinaria, regresó a buscar a Chiquita porque la notó muy flaquita y sin castrar. Esta semana también irá para colaborar con la alimentación de la perrita y de paso ayudar a este pulseador guapileño.
Después de la caída de estos días, don Jorge ha ido un par de veces al hospital porque le duele mucho el pie. Además, no deja de agradecer las dos salvadas de tanda que le ha pegado su mascota.
“Es como mi hija, la quiero demasiado. Siempre que tengo problemas ella me ayuda, es como una persona, sabe cuando estoy mal, no sé si estaría contando el cuento sin ella”, aseguró el señor.
El primer ladrido
Cuando la perrita se despidió de su dueño, se quedó con doña María Elena Chavarría, una vecina de don Jorge.
“Esa perrita siempre lo acompaña donde sea, es su gran amiga y es muy fiel, nunca lo abandona así esté lloviendo torrencialmente”, aseguró doña María.
Don Jorge vive dentro de un contenedor abandonado en La Colina de Guápiles. Doña María lo conoce muy bien y por eso nos contó que Chiquita ya ha tenido que ser cruzrojista en otras ocasiones.
Hace como dos años, don Jorge tuvo otro accidente, pero dentro de un bosque, en esa ocasión la zaguatica llegó hasta la puerta de la casa de doña María y le “avisó” que algo pasaba, la señora le entendió rápido y se fue detrás de ella.
“Me encontré a don Jorge tirado en el suelo. Se le había atascado un pie en el lodo y se cayó fuertísimo. Fue gracias a la perrita que yo entendí que algo sucedía y por eso me fui detrás de ella. Sinceramente le entendí porque se movía de un lado para otro toda inquieta, entendí que algo malo estaba pasando”, dijo doña María.