Todo cristiano, independientemente de si es católico, evangélico, o cualquier otra denominación, es consciente del poder de la oración.
Y gracias a ella muchos milagros hemos visto en nuestras casas o comunidades, pero de allí a decir que por mí evité una catástrofe natural, que les ordené a las fallas tectónicas Coco y Caribe que disminuyeran la intensidad de choque entre ellas con tal de que el socollón de Nicoya, de 7,6 grados del 5 de setiembre del 2012, fuera menos violento, por favor, que irresponsabilidad, que charlatanería.
Lo más lamentable aún es que quien rajó con ese poder, superior al de todos los héroes del Salón de la Justicia juntos, fue el pastor Rony Chaves, el “apóstol” que es el “papá espiritual” de Fabricio Alvarado, quien aspira a gobernar el país.
“Le ordenamos a las fallas terrestres ordenarse quietamente sin producir las muertes y el desastre que los vulcanólogos han anunciado hace más de 20 años que ocurriría en Nicoya” escribió Chaves en su “Feis” una semana antes del terremoto.
Ya estamos salvados, este “superhéroe”, que le habla al oído a Fabricio Alvarado, a pura fe disminuiría el déficit fiscal, resolverá los problemas de salud, de seguridad, y hará que los empleados públicos renuncien a sus privilegiadas convenciones colectivas, se eliminen automáticamente las pensiones de lujo y los asfixiantes y discriminatorios pluses salariales. Y hasta podríamos encontrar petróleo.
Lástima que este “apóstol” no pudiera evitar las muertes y desastres ocasionados por el huracán Otto, ni por la devastadora tormenta Nate.
¿Será que solo tiene el poder para hablarle a las fallas tectónicas para que nos traten bien?
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