Los fieles católicos de todo el mundo verán cambios en las misas a partir de este fin de semana, el primero de la época de Cuaresma.
Este periodo de reflexión inició el miércoles pasado con la imposición de la ceniza y ahora la liturgia de las celebraciones eucarísticas se vuelve más sobria, porque quiere hacer un llamado a la reflexión, al arrepentimiento y al cambio.
El sacerdote German Rodríguez, rector de la catedral Metropolitana, explica cuáles serán los cambios que percibirán los fieles y qué significan.
“La Cuaresma es un tiempo de preparación a la Pascua y tiene el sentido de una llamada a la purificación, a la conversión, a volvernos a Dios. Es un tiempo de gracia y salvación, en el que la Iglesia nos hace un llamado a la oración, a la caridad manifestada en la limosna y también a la penitencia.
“Entre los cambios que se verán durante el tiempo de Cuaresma está el que los ornamentos serán morados, que es un color que nos invita a la reflexión, la interioridad”, manifestó el cura.
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Además, durantes los 40 días del tiempo de Cuaresma, en las eucaristías se omitirán dos cantos.
“No se va a tener el canto del Gloria (al inicio de la celebración), que se reserva para la gran vigilia pascual, ni se va a tener tampoco el canto del Aleluya (antes del evangelio)”.
¿Qué pasa con el saludo de la paz?
Al consultarle al religioso si el saludo de la paz se seguirá haciendo como de costumbre, dijo que eso dependerá de cada cura.
“En este caso la liturgia sugiere que se omita el saludo de la paz, pero es opcional de cada sacerdote. El sentido de que se omita es para que disfrutemos más de ese saludo en la Pascua donde Cristo, con su muerte y resurrección, da sentido a todo, incluso a esa fraternidad que debe caracterizar la vida cristiana”.
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El papa Francisco envió, en el inicio de la Cuaresma, un mensaje a los fieles, en el que hace un llamado a acercarse a los demás, especialmente a los más necesitados.
“Es el tiempo favorable para reavivar nuestras relaciones con Dios y con los demás, para abrirnos en el silencio a la oración y a salir del baluarte de nuestro yo cerrado, para romper las cadenas del individualismo y redescubrir, a través del encuentro y la escucha, quién es el que camina a nuestro lado cada día, y volver a aprender a amarlo como hermano o hermana”, manifestó el líder de la iglesia Católica.
El papa agregó que este tiempo de reflexión debe está acompañado del ayuno, la meditación de la palabra de Dios y la oración, así como las buenas acciones en favor de los demás.
“La limosna no es un gesto rápido para limpiarse la conciencia, sino un tocar con las propias manos y con las propias lágrimas los sufrimientos de los pobres. La oración no es ritualidad, sino diálogo de verdad y amor con el Padre. El ayuno no es un simple sacrificio, sino un gesto fuerte para recordarle a nuestro corazón qué es lo que permanece y qué es lo pasajero”, aseguró en Santo Padre.