Para los católicos el Corpus Christi es un momento muy especial, ya que celebran la eucaristía, es decir, la consagración del pan y el vino en el cuerpo y sangre de Cristo.
Los orígenes de esta celebración religiosa vienen de la Edad Media, según nos comentó el cura párroco de la comunidad de San Rafael Arriba de Desamparados, Jorge González, ya que en 1208 Juliana de Cornillon (santa), sugirió crear la festividad del cuerpo y la sangre de Cristo y en 1264 el papa Urbano IV, instituyó oficialmente la fiesta en la iglesia católica.
LEA MÁS: glesia católica espera que celebración de Pentecostés reviva la fe y la acción de los fieles
El sacerdote asegura que la celebración de este domingo se centra en reconocer la presencia viva y real de Cristo, por medio de su cuerpo y sangre, así como su alma y su divinidad, en la santa eucaristía.
“En la última cena Jesucristo les dijo a sus discípulos que les iba a dejar un alimento de vida para siempre. Recordemos en el evangelio de San Juan donde dice: ‘el pan que yo les voy a dar es mi propia carne’.
“Vivir la eucaristía es vivir una acción de gracias, de hecho ese es el significado de esa palabra en griego, por lo tanto, venir a la eucaristía no solo es podernos encontrarse con Dios, permanecer en Él, sino que venimos a ser agradecidos por todos los bienes que recibimos de su mano”.
Preparación
El religioso dice que los fieles deben revisar su fe para saber cómo se preparan cada vez que van a encontrarse con Dios en la eucaristía.
“El ir a misa nunca debe ser un acto de solo presencia, quienes van como espectadores no están viviendo la fe como debe de ser, cada encuentro con el Dios vivo debe vivirse de forma intensa.
“La palabra misa significa envío y es que precisamente la eucaristía nos envía a dar un testimonio de amor en nuestro día a día”, manifestó.
LEA MÁS: Pastor quiere ayudar a la gente por medio de su libro “Sigamos caminando”
El cura también recordó que así como una persona debe alimentar su cuerpo para no debilitarse y enfermarse, los cristianos deben alimentar su espíritu por el cuerpo y la sangre de Cristo para estar cada vez más cerca de Dios.
“Este alimento nos fortalece para salir al mundo a cumplir con la misión que tenemos como discípulos, nos da la gracia que nos capacita para superar los momentos difíciles que todos debemos enfrentar”.
Promesa de amor
El sacerdote también resaltó que en esta solemnidad los católicos deben recordar que en el evangelio de Mateo, Jesucristo hizo una promesa muy importante: “Voy a estar con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.
“Jesucristo nos prometió su compañía y por eso nadie debe sentirse solo nunca. Él siempre nos acompaña y en la misa está presente en cuerpo y alma y debemos disfrutar ese encuentro tan cercano.
“Además, la misa nos permite reunirnos en comunidad, en la eucaristía todos somos una sola familia, nadie va solo, ni se trata de separarnos por familias, bebemos sentirnos hermanos y así vivir la fe juntos para apoyarnos”, aseguró.