La catedral de Ciudad Quesada siempre se luce en diciembre poniendo un pasito que es uno de los más grandes del país, porque mide casi 40 metros de largo.
Orlando Corrales Arias, quien es sancarleño de la pura cepa, tiene más de 20 años de hacer este portalote que alegra tanto a la comunidad y a quienes viajan año con año desde diferentes zonas del país solo para ver esta linda obra navideña.
Comenta don Orlando que duran casi toda una semana haciéndolo y deja muy claro que son muchas las personas que ayudan, que él no es el único que le pone bonito aunque sí es quien más años ha estado en el montaje.
“La idea central de ese portal es que sea bien sancarleño, bien maicero. Que recogiera la esencia del ser sancarleño: trabajador, protector de la naturaleza, gente de buen corazón y solidaria, además, gente que cree en Dios.
“Nos enfocamos en que tuviera representación de todo lo verde de un San Carlos privilegiado por la naturaleza. Tiene muchas figuritas, pero no se le quita el protagonismo a quien tiene que tenerlo, el Niñito Jesús, a toda la Sagrada Familia.
“Hay mucha gente que ayuda a traer árboles grandes y bien frondosos y bonitos, también se trajeron palmeras. Eso sí, no es que se le hace daño a la naturaleza para adornar el portal. No. El pueblo ayuda con donaciones”, explica don Orlando.
Para este 2022 se decidió ponerle una muy linda fuente de agua y un juego de luces para representar la bajura sancarleña. El agua que se puso es para representar el lago Arenal que es una joya del cantón. También tiene muchos adornos naturales como piedra, aserrín, madera y ciprés.
“Sabemos en la comunidad que el pasito siempre jala mucho turismo y eso también es uno de los objetivos, que la comunidad se vea beneficiada con la gente que viene a ver el portal porque el que viene ayuda al comercio local.
“Lo que más nos cuesta es la traída de los árboles y lograr poner un pasito tan grande sin afectar las paredes de la catedral por eso necesitamos siempre la ayuda de vecinos que trabajen muy bien la madera”, comenta el sancarleño.
Don Orlando es pensionado. Trabajó muchos años como comerciante y actualmente aprovecha su tiempo en su casa y algunas veces apoyando el turismo de la comunidad sancarleña. Si bien llevó algunos cursos, la gran mayoría del arte de hacer el portal lo aprendió empíricamente.
“Hacer el portal de la Catedral es para mis compañeros y para mí una linda forma de darle gracias a Dios por todas las bendiciones recibidas durante el año. Es un granito de arena muy pequeño para el Niñito”, agregó.
El padre Jesús Benavides Cedeño, vicario parroquial de la parroquia San Carlos Borromeo, anduvo junto con don Orlando pulseando los materiales que los vecinos donan para todo lo que tiene que ver con el portal.
“Don Orlando es muy conocido en Ciudad Quesada y otros lugares de San Carlos por el amor que le pone a todo lo que hace en el ornato de iglesias. Es de un corazón muy generoso. El portal es grande y majestuoso, eso sí con las limitaciones de presupuesto, por eso son fundamentales las donaciones como los árboles, las cañas de bambú, palmas altas.
“Como la Catedral es una de las más grandes del país, todo lo que se hace debe hacerse bien grande para que se note. Es un portal grande, sencillito y muy lleno de amor. Hay hermosura en este punto de recogimiento y reflexión. Está hecho para que la gente pueda disfrutar de las tres escenas: los pastores, los reyes magos y el nacimiento propiamente”, explica el padre Benavides.
Nos contaron en la Catedral que la gran mayoría de piezas del pasito que se usa se trajeron de España.