“El 23 de junio de 1563 el conquistador Juan Vásquez de Coronado, después de reunirse con varios naturales y en compañía de los padres fray Pedro de Betanzos, fray Martín de Bonilla y doce soldados, escoge el asiento para la nueva ciudad.
“Procede a correr el arado, para señalar el cuadrante, y nos relata así: ‘Tracé una ciudad en aquel valle, en un asiento junto a dos ríos. Tiene el valle tres leguas y media de largo y media de ancho; tiene muchas tierras para trigo y maíz, tiene el temple de Valladolid, buen suelo y cielo – Nombré a la ciudad Cartago, por llamarse esta provincia este nombre’”.
Así es como confirma la propia municipalidad de Cartago la fecha de fundación de la provincia más antigua del país, la primera ciudad que se fundó, y la primera capital que tuvo la nación, con el nombre oficial de la Gobernación de Nueva Cartago y Costa Rica.
El origen del nombre Cartago es fenicio, se escribe “Qart Hadasht”, lo que significa “Ciudad Nueva”.
Este nombre fue utilizado por los fenicios en diferentes lugares que conquistaron; por ejemplo, le pusieron Cartago a una ciudad al norte de África, en lo que hoy es Túnez, ya que fue fundada por sus emigrantes a finales del siglo IX Antes de Cristo.
Fundación de Cartago
La fundación fue hecha por el conquistador fundacional español Juan Vázquez de Coronado, en la confluencia de los ríos Purires y Coris, en el valle de El Guarco. Esa primera ciudad también fue conocida como “La ciudad del Barro”, porque a cada rato se inundaba.
Conquistador poblador significa que la misión de Juan Vásquez era fundar una ciudad, no tenía como objetivo conquistar por conquistar y en esa ciudad tendría un puesto importante. Murió en 1565 en un naufragio, cuando viajaba de regreso a Costa Rica para asumir como gobernador.
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Cartago fue la primera ciudad capital de Costa Rica durante el periodo virreinal, desde 1563 hasta 1824; o sea, durante 261 años los costarricenses tuvimos como capital a Cartago. Es, además, la ciudad más antigua de nuestra historia.
Don Guillermo Brenes Tencio, graduado en Historia y Estudios Sociales, y conocedor a profundidad de la historia de Cartago, nos recuerda que para que Juan Vásquez de Coronado tomara la decisión de fundarla tomó en cuenta la presencia de mano de obra indígena y buenas condiciones climáticas que permitieran el aumento de la población.
“La fundación significó la presencia, alrededor de una gran plaza, que muchos conocieron como plaza mayor o plaza de armas, del edificio del cabildo (edificio municipal) y la iglesia parroquial.
“El nombre, a la hora de fundarse, fue Santiago de Cartago. Este es el nombre que aparece en los documentos coloniales, porque la iglesia se dedicó a Santiago Apóstol, pero este hecho aparece en muy pocos documentos. Santiago Apóstol es el patrono de Cartago. En 1812, por la fidelidad al rey de España, Fernando VII, a Cartago le otorgaron el tratamiento de Muy Noble y Muy Leal”, nos explica el historiador.
Regreso a casa
Tiempo después, en 1572, de acuerdo con la historia, el conquistador Perafán de Ribera y Gómez trasladó Cartago a un lugar llamado Matarredonda, del cual se dice estaba ubicado en la unión de los ríos Tiribí y Damas, en San José. “La falta de mano de obra indígena y la falta de agua impidieron que los españoles se establecieran en Matarredonda”, asegura don Guillermo.
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Cuando Alonso Anguciana de Gamboa (entre 1574 y 1577) fue gobernador interino de Cartago, ordenó el tercero y definitivo traslado de la ciudad, que es donde está en estos momentos.
“Es importante recordar que los lugares donde actualmente está la municipalidad, las ruinas de lo que iba a ser la parroquia y la plaza mayor, están en los lugares que originalmente designaron los españoles.
“No deja de llamar la atención que, en toda la provincia de Cartago, hoy día, prácticamente no existe ningún monumento de origen colonial y esto tiene que ver con los desastres naturales que han golpeado la zona, como constantes inundaciones y los terremotos que, principalmente, provocó el volcán Irazú en 1656, 1718, 1756, 1822, 1841, y en 1910″, asegura el historiador.
Un escudo ¿por argolla?
“Que a la pequeña e insignificante aldea que era Cartago en 1565 se le otorgara un escudo de armas por parte de quien por entonces era el rey más poderoso del mundo es un hecho cuando menos extraño en la aún incipiente América Colonial, todavía más siendo la provincia más pobre y apartada del Reino de Guatemala”, relató el ingeniero Hugo Marín Brenes.
Esta gran duda fue la que tuvo desde pequeño Marín Brenes, quien es cartaginés de pura cepa y por eso decidió meterse de cabeza, y muy en serio, a investigar todo sobre el escudo cartaginés a partir del 2014, tanto así que escribió un libro completo con este tema, el cual se llama: “El escudo de Cartago. La Muy Noble y Muy Leal ciudad”.
Lo primero que nos confirma el ingeniero investigador es que el escudo se le dio a Juan Vásquez de Coronado (era el alcalde mayor de Cartago) directamente por el rey de España, Felipe II, el 17 de agosto de 1565. Ese hecho, asegura don Hugo, demuestra que Vásquez de Coronado estaba bien conectado con la corte española.
“Realmente, sorprende cómo le dieron un escudo a una aldea. Es que Cartago tenía muy poquitas casas y casi todas eran de paja, la iglesia estaba a medio construir. Ciudades como León en Nicaragua, Santiago de los Caballeros (actualmente se le llama Antigua) en Guatemala, no tenían escudo.
“Además de Vásquez de Coronado, hay otro personaje importante y también con influencias en la corte española, Diego Caro de Mesa (era alguacil mayor de Cartago). Ambos fueron los que influyeron para el otorgamiento del escudo, eso demuestra que tenían buenas influencias”, reconoce el investigador.
Vio el original
Lo duro con el tema del escudo es que Vásquez de Coronado y Caro de Mesa, una vez que lograron su objetivo de recibir un escudo para Cartago, fallecieron tras salir en barco del golfo de Cádiz y naufragar, en octubre de 1565. Por eso esa copia original del escudo nunca llegó a Costa Rica.
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A pesar de que una copia original se perdió, había otra que quedó en España y tenía el blasón (la descripción completa de un escudo de armas de una familia, persona o ciudad) y por eso en 1737 se mandó a pintar ese escudo a Guatemala.
“Estaba decidido a encontrar ese otro documento oficial y original del escudo de Cartago, por eso hice las investigaciones del caso para después viajar, el 8 de enero de 2019, a España al Archivo de la Casa de Alba, ubicado en el Palacio de Liria en Madrid. Logré que me enseñaran ese original de la copia de la cédula de concesión del escudo cartaginés.
“Pude confirmar con mis propios ojos, gracias al director del Archivo, José Manuel Calderón, que esa cédula es de tres páginas completas en las cuales está el dibujo original del escudo; eso sí, no tiene color. El actual escudo de Cartago que todos conocemos es, sin lugar a dudas, el diseño original, es el que firmó el rey Felipe II”, explica el ingeniero.
Lo que firmó el rey Felipe II fue un escudo con las siguientes características: Un escudo partido en dos, en la parte superior un León rampante, puesto en salto, en campo colorado, con una corona en la cabeza, y con tres barras de sangre.
En la parte inferior, un castillo de oro en campo azul. El Blasón tiene seis águilas negras en campo de plata. Y por divisa, una corona grande de oro con un letrero que dice Fide et pace (Por la fe y por la paz).
Don Hugo afirma que el escudo de la ciudad de Cartago es una mezcla de los escudos de armas de Vásquez de Coronado y Caro de Mesa.