Paula Brenes Alvarado, de 23 años, tiene un año de estar esperando que se haga efectiva una referencia que le enviaron a ginecología para evaluarla y determinar cuándo debe ser operada.
Sin embargo, cada vez que se acerca la fecha de la cita médica le llega un mensaje de texto avisándole que ha sido reprogramada para otra fecha, sin mayores explicaciones del porqué. Mientras tanto, el tiempo sigue pasando.
La joven cartaginesa tiene una endometriosis recto vaginal, con tres pelotitas que le producen fuertes dolores en toda el área del vientre y recto, al punto que deben incapacitarla porque no puede ni moverse.
Ante esta situación, Brenes y la Asociacion Nacional Segunda Oportunidad de Vida (Anasovi) interpusieron un recurso de Amparo contra el hospital Max Peralta, el cual fue resuelto a su favor el 18 de marzo del presente año y en el que se le da un plazo de tres meses al centro médico para que la atiendan. A pesar de esto, ya han pasado siete meses y sigue a la espera.
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Según se lee en el recurso presentado, la doctora Krisia Díaz, directora del hospital y Rafael Mora, jefe de Ginecología y Obstetricia del Max Peralta, le respondieron a la Sala Constitucional que la paciente cuenta ya con un diagnóstico crónico, lo que quiere decir que ya ha sido valorada y ha recibido atención.
Agregaron que la cita reclamada es de valoración y en virtud de que se trata de una patología crónica, ha visto reprogramada su atención, debido a que se cuenta con limitaciones de consultorios disponibles, por cuanto se modificaron para atender usuarias con Covid. Por esta razón solicitan que se declare sin lugar el recurso.
Mientras tanto, Paula asegura que debe comprar un medicamento por aparte para tratar de mantener controlados los dolores y el avance de la enfermedad. Asegura que se le dificulta en ocasiones por que cada mes debe destinar ¢30.000.
“El ginecólogo que me vio por aparte la última vez me dijo que la única solución es la cirugía, pero mis recursos económicos no me dan para pagarme una operación por fuera. Por eso necesito que me vean en el hospital y valoren mi condición para ver si, efectivamente, deben operarme. Me parece desconsiderado que me cambien la cita constantemente”, agregó la joven.
Afirma que hay meses en los que tiene días buenos y malos, y en estos últimos debe incapacitarse, lo que también repercute en sus ingresos.
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“Lo mío ya no tiene cura, solo lo mantengo estabilizado con los medicamentos y el doctor Carlos Valdelamar (especialista en endometriosis) me dijo que no podía dejar de tomarlo, porque la enfermedad podría empeorar si lo hago. Aparte que mi salud y mi calidad de vida se están deteriorando”, explicó Paula.
Larga espera
Según lo que le explicó el médico privado, en el hospital deberán empezar de cero con su evaluación; le mandarán unas pastillas por varios meses para ver los resultados y si del todo no funcionan, le recomendarán la operación, por lo que los atrasos en la atención van sumando más tiempo de espera para que llegue la solución definitiva para esta brumosa.
“Una de las consecuencias de mi enfermedad es que yo no menstrúo por las pastillas que tomo, si las dejo de tomar y me viene el periodo, se agrava la enfermedad. El paquete de pastillas me dura todo el mes, sin descanso y cuando se me está terminando me dan más fuerte los dolores; son unos punzonazos insoportables en el recto. No se trata de un cáncer, pero se sabe que si no me lo tratan, podría llegar a desarrollarse”, concluyó la joven.
Mediante la oficina de prensa del Max Peralta dijeron que revisarían el caso para darnos una respuesta, pero al cierre de esta nota no habían respondido.