José Alfredo Hernández Brenes nació para ser capitán y lo tiene muy clarito en su memoria, ya que cuando estaba en quinto grado de la escuela de Cabo Blanco, dibujó el ferri entre Puntarenas y Playa Naranjo. Apenas tenía 11 años, pero ya se había fijado una meta: ser el capitán de aquella embarcación que todos los días veía ir y venir.
José, quien es nieto de doña Josefina Fernández e hijo de doña Flor María Brenes, siempre fue un chiquillo muy avispado y empunchado, por lo que trabajó de lleno con el fin de cumplir su sueño.
Hoy, con 31 años, puede rajar, ya que es uno de los tres capitanes que recibió este lunes al ferri San Lucas III, la más grande y moderna embarcación, que dará el servicio entre Puntarenas y playa Naranjo.
“Nací en el Puerto, ver ese ferri todos los días me marcó. Por ahí del 2003 fue cuando, en una de las tantas visitas que le hacíamos a la abuela en Esparza, le dije a ella y a mamá que tenía el sueño de ser el capitán del San Lucas I o el San Lucas II.
“Desde muy pequeño me gustaba ir a ver el ferri, cuando lo veía acercarse a playa Naranjo sentía algo extraño en el pecho, una pasión rara, además sentía un cariño especial por el mar. No sabía bien lo que sentía, pero cada vez que podía me iba a ver el ferri”, recuerda José Alfredo.
Paso a paso
Empujado por la pasión, José comenzó a llegar a dizque ayudar jalando las cadenas cuando el ferri atracaba y así duró un año entero jalando cadenas por puro amor, hasta que un día le dieron la confianza de montarse al ferri para que mientras iba a Puntarenas fuera lavando carros.
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“Me gané la confianza a puro trabajo y sin recibir un colón. Siempre puse mucha atención a las maniobras de atraque, veía con mucho detalle cómo los marineros amarraban el barco para que todo saliera bien.
“Cuando sentí confianza, pedí permiso para aprender a hacer los nudos y amarrar al ferri en cada llegada.
“En el año 2006 me dieron la confianza de ayudar en los amarres en las llegadas, así que cuando salía de estudiar me iba volado al ferri para aprovechar la salida más cercana. Los marineros hasta me compartían sus almuerzos porque sabían que yo no había comido nada para llegar a tiempo.
“Recuerdo que llegaba de noche a la casa. Cansado, sí, pero muy feliz. Siempre tuve ese amor por lo que hacía, sabía que mi futuro estaba ahí”, explicó.
Para las vacaciones del 2007 le llegó una oportunidad de ganar platica, porque agarró el puesto de ayudante de cocina de la soda que había en la terminal de playa Naranjo. No era en el ferri, pero al menos estaba más cerquita.
“Fue una oportunidad que aproveché con alegría y entusiasmo porque me ganaba algo de dinero. Al comenzar el curso lectivo del 2008 volví a clases y dejé el puesto en la soda.
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“Sabía que mi pasión era el ferri, pero también que no podía dejar de estudiar, que debía sacar mi bachillerato”, aseguró.
Los años pasaron y el 20 de enero del 2014, con 22 años, entró a trabajar como marinero con la gente de Coonatramar.
Ese trabajito, lo pulseó solo, ya que se fue a hablar con el gerente de la empresa, Gerardo González, y le explicó su pasión por el ferri y que merecía una oportunidad, la cual se la dieron de inmediato.
Mucha experiencia
Él tenía razón, porque ya tenía más de diez años de experiencia, fue por eso que entró con el puesto de marinero uno, en un viaje a la isla del Coco. Es decir, le dieron la oportunidad, durante una semana, de ser jefe de cubierta, o sea, de ser el segundo al mando del ferri, solo por debajo del capitán.
Solo se necesitaba tiempo, ya que en el 2017 hizo los cursos de navegación del INA de Puntarenas y poco después fue a Panamá para afinar detalles.
Gracias a todo ese esfuerzo, en el 2018 comenzó como capitán de los ferris entre Puntarenas y playa Naranjo, el San Lucas I y II.
San Lucas III
El nuevo ferri San Lucas III que comunicará a Puntarenas con playa Naranjo en la península de Nicoya, llegó al territorio marítimo costarricense este lunes 24 de abril alrededor de las 10 a.m., procedente de Panamá, tras un viaje de 6.600 millas náuticas, es decir, 12.323 kilómetros.
Coonatramar invirtió $6.5 millones (poco más de 3.500 millones de colones), solo el ferri tuvo un costo de $4.5 millones (unos 2.400 millones de colones).
El dinero proviene de la cooperativa, de la Comisión Permanente de Cooperativas de Autogestión (CPCA) y del Instituto Nacional de Fomento Cooperativo (INFOCOOP) que dieron un crédito de 2.000 millones de colones.
El nuevo buque construido en Grecia, Europa en el 2022, zarpó del puerto del Pireo, el pasado 17 de febrero y navegó durante 37 días.
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Con este ferri se espera aumentar en un 25% el servicio. En total, para este 2023 se tiene calculado el traslado de aproximadamente 421 mil personas y 106 mil vehículos. Por cada viaje, la nueva embarcación ofrecerá espacio para 500 personas y 110 vehículos.