Los lentes de contacto son discos transparentes que se colocan dentro del ojo para mejorar la agudeza visual de aquellas personas que padecen alguna ametropía o defecto refractivo.
Hablamos de defectos refractivos como miopía, hipermetropía, astigmatismo, presbicia y enfermedades de la córnea como queratocono.
La optometrista de Ópticas Münkel Sheyla Thomas, nos explica que “existen varios tipos de lentes de contacto, según la necesidad de cada paciente, por ejemplo, si una persona presenta solo miopía o hipermetropía, podrá utilizar lentes de contacto blandos esféricos.
“Si adicional a la miopía o hipermetropía presenta astigmatismo, deberá usar lentes de contacto tóricos, siempre y cuando la graduación lo permita”, explica la optometrista.
Agrega la especialista: “Cuando el paciente presenta muy altas graduaciones, existen otras alternativas de lentes de contacto: gas permeables, esclerales e híbridos, esto lo valorará el profesional en conjunto con el paciente para definir cuál es el adecuado”.
Los lentes de contacto tienen una forma especial de limpieza según el tipo: si son blandos, no deben tocar agua ya que pueden cambiar su textura y se le adhieren partículas nocivas que pueden ocasionar infecciones oculares; los lentes blandos se mantienen en una solución salina que es ideal para ellos.
Los lentes de contacto duros también tienen su solución ideal para el cuidado y mantenimiento ya que estos suelen usarse por alrededor de un año.